Cuando el polvo de la radiación invisible caía como gotas de lluvia el 1 de mayo de 1986 en Ucrania, los niños pasaban por delante del puesto de revisión, donde los líderes soviéticos generalmente se sentaban, pero ahora solo había filas de sillas vacías a la vista.

Apenas unos días antes, el 26 de abril, la central nuclear de Chernóbil, situada en Ucrania, explotó, liberando una radiación nuclear 400 veces mayor que la de la bomba atómica de Hiroshima lanzada durante la Segunda Guerra Mundial. Fue una de las catástrofes más graves de la historia de la humanidad. Decenas de miles de personas se infectaron con sustancias radiactivas durante mucho tiempo y la tierra quedó igualmente contaminada. Chernóbil se convirtió en una ciudad desierta de la noche a la mañana.

En lugar de salvar vidas, lo primero que hicieron los oficiales soviéticos fue ocultar información. Las primeras noticias sobre el desastre vinieron de los medios de comunicación extranjeros. Sin embargo, la Unión Soviética se negó a admitir que había radiación nuclear por miedo a los disturbios del pueblo. No se distribuyeron máscaras protectoras, y los libros sobre radiación fueron retirados de las bibliotecas. Todas las llamadas telefónicas a Chernóbil fueron cortadas.

Los funcionarios locales trasladaron a sus familias fuera de Ucrania y evacuaron rápidamente a sus hijos mientras mantenían a la población en la oscuridad, sin ninguna medida de protección.

El desfile en Ucrania se llevó a cabo siguiendo las órdenes de arriba. Dijeron a la gente que quitara el césped contaminado por la radiación con palas, sin ningún equipo de protección y no se les explicó por qué debían hacerlo.

No se permitió a los médicos escribir “síndrome de radiación aguda” en los informes médicos. El agua y el aire fueron declarados seguros en esa área.

Tras el colapso de la Unión Soviética, el informe de una conferencia en Ucrania describió la falsa información como “casi diabólica”. El hecho es que, en ese momento, el reactor nuclear que explotó estaba abierto y liberaba continuamente sustancias radiactivas, y sin embargo, no se le permitió al personal evacuar el lugar, sin órdenes de arriba.

“Este (la Unión Soviética) es un país autoritario, no un país del pueblo. El país siempre estuvo en primer lugar, y la vida de la gente se consideraba tan liviana como una pluma, casi sin valor.

El director del Instituto Soviético de Energía Nuclear de entonces afirmó: “Este (la Unión Soviética) es un país autoritario, no un país del pueblo. El país siempre estuvo en primer lugar, y la vida de la gente se consideraba tan liviana como una pluma, casi sin valor. El miedo de la gente a sus líderes superiores es mucho más grande que el miedo a los átomos (radiación)”.

El desastre de Chernóbil tuvo un gran impacto en la Unión Soviética. La gente comenzó a darse cuenta de los problemas fundamentales del sistema, que no podían solucionar. Los funcionarios del gobierno trataron de eludir sus responsabilidades o de culpar a una sección en particular, pero nadie quiso ser clavado en el pilar histórico de la vergüenza.

El exsecretario del partido comunista de la unión soviética, Gorbachov, expresó más tarde que el desastre de Chernóbil fue un gran clavo que se puso en el gigantesco ataúd de la unión soviética. Unos años más tarde, en la víspera de Navidad de 1991, la unión soviética se derrumbó.

Algunos comentarios afirmaban que la mentira se había convertido en la lengua materna de la unión soviética, incluso en una forma de vida, bajo la gran presión del partido comunista de la unión soviética (PCUS).

Desde la producción anual de cereales “récord” hasta la masacre de Katyn, desde los campos de concentración del Gulag hasta la gran purga, el sistema en sí mismo era un agujero negro, y la toxicidad de las mentiras rivalizaba con la de las sustancias radiactivas.

La unión soviética fue uno de los regímenes más represivos de la historia de la humanidad. Aunque el PCUS fue desmantelado, sus toxinas comunistas continuaron fermentando en el partido comunista chino (PCCh).

¿Qué tan similares son las mentiras dichas por el PCCh a las mentiras dichas del PCUS? La producción de cereales fue exagerada con informes de más de 5,000 kg por hectárea. El gobierno afirmó que “no hubo disparos” el 4 de junio de 1989. El brote de SARS fue encubierto. El PCCh utilizó más de cien métodos de tortura en su persecución a los practicantes de Falun Dafa, (también llamado Falun Gong), y la brutalidad de la persecución es mucho peor que la de los campos de concentración soviéticos de Gulag.

El actual coronavirus de Wuhan pasó de ser “controlable” a ser una “emergencia de salud pública” de interés mundial, de “no transmisión de persona a persona” a decenas de miles de casos confirmados. Cuando toda la nación se movilizó para resistir la “epidemia”, los suministros de emergencia no pudieron distribuirse a tiempo debido a la mala coordinación.

Una madre de 90 años de edad de Wuhan esperó sola en un hospital durante cinco días y noches, tratando de que su hijo de 65 años de edad, un paciente con coronavirus confirmado, fuera admitido en el hospital para recibir tratamiento. Ella subsistió solo comiendo fideos instantáneos.

Se han visto muchas escenas desgarradoras y mucha gente murió por falta de cuidados y tratamiento adecuados. La gente ahora se pregunta: ¿Es un desastre natural o una tragedia provocada por el hombre? ¿Cómo puede un sistema nacional tener tantas brechas que no se pueden reparar? ¿Por qué el PCCh sigue ocultando la verdad?

Después de la Segunda Guerra Mundial, el pueblo alemán comenzó a abrir los ojos; en la era de Jruschov, los soviéticos también entraron en razón al adorar ciegamente a Stalin.

Ya es hora que el pueblo chino se dé cuenta de las mentiras que dice el PCCh, y también es hora de que la comunidad internacional vea a través de la naturaleza perversa del PCCh porque se han perdido ya demasiadas vidas inocentes.

Fuente: Minghui.org

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