“Usted ignoró los logros de desarrollo urbanístico desde los juegos militares. Eres una pecadora que perturbó la estabilidad y la unidad de Wuhan, y eres la culpable de sabotear el progreso de la ciudad de Wuhan”, dijeron los líderes del hospital central de Wuhan cuando reprendieron a una doctora que envió información a sus colegas al descubrir un coronavirus desconocido en algunos pacientes.
Bajo una presión extrema, la Dra. Ai Fen guardó silencio.
La historia de la Dra. Ai es uno de los muchos ejemplos de cómo el partido comunista chino (PCC) encubrió la información sobre la epidemia de coronavirus que más tarde estalló en Wuhan y que rápidamente se convirtió en una pandemia.
La epidemia y el gran salto adelante
Al principio del brote del coronavirus de Wuhan, todo el “sentido común” establecido en el campo de la medicina fue dejado de lado. Se reconoció desde el principio que el coronavirus es altamente contagioso sin una cura efectiva. Sin embargo, el PCCh encubrió los hechos desde el principio con mentiras e información falsa.
El 31 de diciembre de 2019, un alto dirigente del centro de control y prevención de enfermedades de China (CCDC) afirmó que el coronavirus era “prevenible y controlable”. En enero, la misma afirmación fue repetida por otros funcionarios de salud en Wuhan, incluso días antes de que la ciudad fuese cerrada.
Tales afirmaciones recordaron a la gente las exageradas mentiras y las políticas destructivas del PCCh durante la campaña del gran salto adelante de 1958. En la campaña, los funcionarios del PCCh afirmaron que la producción de grano había alcanzado los miles de kilogramos por acre y que, por lo tanto, las oficinas de ayuda en caso de desastre se habían desmantelado, porque con tanto grano para el consumo, las oficinas de ayuda ya no eran necesarias.
A decir verdad, mucha gente, incluidos los funcionarios del PCCh, provenían de zonas rurales y sabían exactamente cuánto grano podía producir un acre de tierra. Sin embargo, bajo el régimen totalitario del PCCh, aceptaron las mentiras en contra de su conciencia y sentido común, e hicieron la vista gorda a lo que estaba pasando. Como resultado, decenas de millones de personas murieron de hambre en la gran hambruna que se produjo ese mismo año.
La política al mando
Después de que estalló la epidemia de coronavirus, los hospitales de Wuhan no adoptaron ninguna medida especial para aislar a los pacientes con coronavirus de los pacientes habituales, lo que aumentó enormemente la exposición potencial de todos al virus. Esa mala gestión y la falta de equipo de protección adecuado también causaron que miles de miembros del personal médico se infectaran, además de sufrir agotamiento físico y mental.
Para los problemas de salud pública tan importantes como la epidemia, todos los métodos y procedimientos de tratamiento son decididos por los funcionarios del PCCh, mientras que se ignoran las opiniones y consejos de los profesionales médicos. Después de décadas de gobierno del PCCh, la gente ya se ha acostumbrado a usar el término “poner la política al mando”.
Desde la “revolución cultural” hasta la “masacre de Tiananmen del 4 de junio”, desde la persecución a Falun Dafa hasta la represión a los uigures en Xinjiang, el PCCh siempre se ha regido por la “naturaleza del partido” en lugar de la “naturaleza humana”. Para ellos, “mantener la estabilidad” es mucho más importante que seguir el estado de derecho.
Al mismo tiempo, cuando la pandemia aún no ha disminuido, el PCCh ha exigido a las fábricas y empresas que vuelvan a trabajar lo antes posible. Si un empresario no sigue las órdenes, se enfrentará a una enorme multa.
Mientras tanto, un documento interno del PCCh indicaba que había un límite para el número de casos confirmados que debían notificarse en cada zona. Si el número excedía el límite, los funcionarios locales de esa zona serían destituidos de sus cargos. Ese historial “bajo” es favorable para que el PCCh engañe a su pueblo y al mundo, al tiempo que alienta a más personas a volver a trabajar para rescatar la economía en colapso.
La verdadera naturaleza del PCCh
Como se indica en el libro “Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista” publicado en 2004, el PCCh creció acumulando constantemente maldad y perfeccionando sus nueve rasgos heredados, dándoles “características chinas”: “maldad, engaño, incitación, liberar la escoria de la sociedad, espionaje, robo, lucha, eliminación y control”.
Tales rasgos hereditarios han sido evidentes en la forma en que el PCCh maneja la epidemia de coronavirus.
Como se ha señalado anteriormente, el PCCh ha estado limitando la distribución de los equipos de pruebas, así como utilizando otros métodos para controlar estrictamente los casos de infección confirmados y los casos de muerte en todo el país, con el fin de engañar a la gente.
Cuando la comunidad internacional acusó al PCCh de rechazar una investigación de expertos extranjeros, los diplomáticos del PCCh afirmaron abiertamente que el ejército estadounidense podría haber llevado el coronavirus a Wuhan, y exigieron que los Estados Unidos revelaran los hechos. Mientras tanto, el PCCh movilizó a su “50 Cent Army” [ejército de la censura en Internet a quienes se les paga 50 céntimos por correo] para difundir rumores en Internet, en un intento por trasladar la culpa.
Dado que muchos países se enfrentan diariamente a casos de infección, el PCCh “informó” de “cero” casos de nuevas infecciones locales el 18 de marzo, por primera vez en los últimos dos meses, y afirmó que todos los nuevos casos de infección son importados de países extranjeros.
Muchos chinos que viven en el extranjero han sido engañados por la propaganda del PCCh y han creído que es peligroso quedarse en el extranjero con la pandemia en marcha. Se apresuraron a volver a China para buscar protección, pero se dieron cuenta de una realidad diferente.
Las lecciones de la historia nos dicen que no se debe confiar en las promesas del PCCh, porque nunca cumplen lo que prometen. Aquellos que continúan creyendo en el PCCh pagarán un alto precio.
El PCCh siempre ha seguido el camino opuesto a la humanidad. El mundo debería tener la cabeza despejada y no convertirse en su peón o hacerse ilusiones al respecto.
Fuente: Minghui.org.