Comentario
La economía de China estaba en graves problemas antes de lanzar su pandemia viral al mundo. Los aranceles de la guerra comercial con EE. UU. habían disminuido las exportaciones, y las cadenas de suministro se estaban desplazando fuera de China. Pero ahora el panorama económico parece más débil de lo que ha sido en décadas. Este puede ser su peor trimestre desde el fin de la Revolución Cultural en 1976, obtendrá una contracción real del PIB en el primer trimestre.
Por supuesto, a pesar de la pandemia, Beijing ha insistido en que cumplirá sus objetivos de crecimiento económico para el 2020. Pero eso no es realista. Ni siquiera es claro que China haya superado la pandemia. Todavía se ve a la gente haciendo fila en los hospitales y los recientes lanzamientos de teléfonos móviles en China Mobile muestran hasta 21 millones de usuarios menos comparado con los de hace tres meses, al inicio de la pandemia.
El futuro cercano podría ser desastroso
Por supuesto, ninguna economía estaba preparada para una pandemia mundial, y todas las naciones continuarán seriamente desafiadas por el brote del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) y sus secuelas. Pero la debilidad inherente a la economía de China la hace excepcionalmente vulnerable tanto al descenso de la pandemia como al cambio en las pautas del comercio mundial que se está produciendo fuera de China. Esta dependencia se ve agravada por el cráter de la demanda interna.
Además, la opresión generalizada del Partido Comunista Chino asfixia la eficiencia y la innovación en la economía. Esto hará más difícil que la economía se adapte rápidamente a los desafíos que plantea esta pandemia y la evolución de la economía mundial.
En consecuencia, los pilares de la economía china —el gasto de los consumidores y el sector inmobiliario, así como las exportaciones y la inversión extranjera directa— se están sacudiendo, incluso desmoronándose, ante los ojos de Beijing. Por ejemplo, las industrias farmacéuticas y de suministros médicos, que son muy rentables, serán rápidamente remplazadas por las de Estados Unidos.
El gasto del consumidor se hundirá en 2020
El pilar fundamental de la economía china es la demanda interna, que representó el 57.8% del crecimiento económico del país en 2019. En el primer trimestre de 2019, el gasto de los consumidores constituyó dos tercios del crecimiento del PIB de China.
Pero no va a ser así en el futuro.
El cierre de la epidemia y el cierre de fábricas debido al movimiento de la cadena de suministro fuera de China deprimirá los ingresos. El gasto del consumidor ha sido golpeado duramente. No es de extrañar que el 64,4% de los chinos digan que se van “contener” más en el gasto a largo plazo, mientras que otro 12,6% dijo que recortaría el gasto.
En conjunto, el 77% de los consumidores adoptan patrones de gasto más conservadores. Es probable que estas cifras empeoren con el esperado aumento de los precios de los alimentos debido a la escasez de carne de cerdo por la peste porcina africana (PPA).
Colapso de los precios de bienes raíces y ganancias
El gasto de los consumidores y el desarrollo inmobiliario fueron los dos mayores impulsores de la economía estadounidense en los últimos cinco años. Ambos están en el agua caliente.
La disminución del gasto del consumidor afecta directamente al mercado inmobiliario de China. Una de las mayores empresas de desarrollo inmobiliario de China, Evergrande Group, anunció que sus ganancias anuales caerán en un 50%. Eso se debe a tendrá que reducir radicalmente los precios de las propiedades residenciales para estimular las compras de los consumidores.
Pero Evergrande no es el único gigante del desarrollo económico que tendrá que lucha por las ventas. Sunac China Holdings, Sinic Holdings y Country Garden también están teniendo que ofrecer a los compradores incentivos especiales, como la cancelación de las compras en 30 días para atraer a los consumidores a hacer un trato.
El reto es que los ingresos de preventa de los apartamentos residenciales alimentan la construcción de nuevos desarrollos. Ese combustible está disminuyendo rápidamente, ya que un número creciente de promotores están en peligro de incumplir su deuda denominada en dólares o ya son insolventes.
En febrero, Bloomberg informó que entre 30 promotores inmobiliarios, las ventas cayeron un 33% año tras año.
Fue el descenso más pronunciado en seis años.
Para las exportaciones, “lo peor está por venir”
Aunque las exportaciones netas representaron solo el 11% del crecimiento económico de China en 2019, el déficit comercial de 7100 millones de dólares en enero y febrero de este año puede ser solo un resultado a corto plazo de la pandemia, y es poco probable que las exportaciones vuelvan a sus niveles robustos anteriores.
Aunque Beijing espera aumentar las exportaciones para ayudar a impulsar la economía, la caída de la demanda mundial hace que este panorama sea dudoso. “Lo peor está por venir para las exportaciones y las cadenas de suministro”, advirtió Larry Hu, economista jefe de China en Macquarie Capital”.
Una disminución del superávit comercial sugiere que el comercio preste menos apoyo al crecimiento económico y que el impacto podría ser mayor de lo que se pensaba. Lo peor vendrá después, a medida que la demanda de exportaciones chinas por parte de otros países disminuya.
Disminución de las inversiones extranjeras
En los dos primeros meses de 2020, la inversión extranjera directa (IED) en China cayó un 8,6% interanual, hasta los 19260 millones de dólares. Esta dramática caída se debe casi en su totalidad a la pandemia.
Aunque impulsada por los acontecimientos, es posible que la Inversión Extranjera Directa (IED) anterior no vuelva a sus niveles preliminares por otras razones. En todo caso, el desplazamiento de la fabricación fuera de China se va a ir acelerando con el brote del virus del PCCh. Esas fábricas y trabajos de la cadena de suministro no volverán a China pronto.
Además, el mundo se está confiando mucho menos en China, a medida que su culpabilidad sobre la pandemia sea cada vez más conocida y comprendida. Beijing sabe que ya no la ven tan favorablemente como lo era en la época pre-pandémica, lo que explica la desesperada campaña de propaganda del PCCh para desviar su culpa.
Un ajuste de cuentas
Es comprensible que la respuesta de Beijing sea bombear cientos de miles de millones de dólares en estímulos a la economía. Desde la perspectiva del Partido, en realidad no hay otra opción. No se puede dar el lujo de relajar su control sobre la economía o sus ciudadanos.
Pero un mayor estímulo puede que no sea tan eficaz como en el pasado, ya que la caída de los precios refleja una débil demanda de los consumidores que refleja una falta de confianza en Beijing. Puede que se enfrente a un futuro de crecimiento del PIB del 2% o incluso menos.
La pandemia ha revelado las múltiples debilidades de la caníbal economía capitalista de China que ya no se pueden encubrir por estadísticas falsas, encubiertas por un estímulo masivo, cebadas por proyectos inmobiliarios improductivos o remendadas por la deuda triangular, la inversión extranjera y el robo de tecnología.
El “Milagro de China” ha terminado. Beijing puede salvar al PCCh o salvar la economía.
Ahora, comienza la cuenta regresiva.
The Epoch Times se refiere al nuevo coronavirus, que causa la enfermedad COVID-19, como el virus del PCCh porque el encubrimiento y la mala gestión del Partido Comunista Chino permitieron que el virus se propagara por toda China y provocara una pandemia mundial.
Fuente: The Epoch Times en español.