Según dio a conocer un estudio publicado el domingo 19 de abril en el portal especializado en investigaciones en ciencias de la salud, medRxiv, el coronavirus o virus del Partido Comunista Chino ha mutado en al menos 30 versiones genéticas diferentes.

Los resultados a los que llegó un grupo de investigadores de la Universidad de Zhenjiang en Hangzhou, China, demostraron que hasta ahora los funcionarios de la salud han subestimado enormemente la capacidad que tiene el virus para mutar.

El equipo de expertos dirigido por el profesor Li Lanjuan, encontró que diferentes cepas del virus han afectado diferentes partes del mundo, lo cual lleva a que sea más difícil encontrar una cura general.

Según dejó expreso Li en el documento de la investigación, “Sars-CoV-2 ha adquirido mutaciones capaces de cambiar sustancialmente su patogenicidad”.

El estudio se centró en analizar a 11 pacientes elegidos al azar contagiados con diferentes cepas de coronavirus en Hangzhou, donde se han reportado 1.264 casos, luego analizaron la capacidad de dichas cepas para infectar y matar células. Con el análisis fueron detectadas 30 mutaciones del virus de las cuales 19 se habían descubierto previamente.

De acuerdo a lo recogido por el New York Post, algunas de las cepas más agresivas del virus podían generar 270 veces la carga viral que las cepas más débiles. Las cepas más agresivas además mataron las células humanas más rápido.

Por su parte, en un estudio previo que fue publicado el 3 de marzo en la revista National Science Review, un equipo de investigadores chinos analizó el genoma de 103 pacientes con coronavirus y en los resultados se encontró dos tipos de cepas del virus a las que se les clasificó como tipo ‘S’ y tipo ‘L’.

Según el estudio, la cepa tipo ‘L’, fue considerada como la más agresiva, que así mismo fue encontrada en un 70% de la muestra analizada. También se descubrió que la prevalencia de la misma disminuyó después de principios de enero.

Los expertos señalaron que actualmente el tipo más común y más antiguo de cepa es el ‘S’, pues según indican, el tipo ‘L’ terminó reduciendo su capacidad de propagación debido a las medidas de aislamiento implementadas en distintos países.

No obstante, Nathan Grubaugh, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Yale, catalogó las conclusiones como “pura especulación”, argumentando que las mutaciones a las que hicieron referencia los autores del estudio eran particularmente pequeñas, del orden de un par de nucleótidos, componentes básicos de los genes, pero el SARS-Cov2 tiene aproximadamente 30.000 nucleótidos, informó Live Science.

Por lo tanto, Grubaugh insistió en que aquellos pequeños cambios estudiados, los cuales apuntan a la existencia de diferentes cepas es “inexacto”. Respecto a la muestra de 103 pacientes afirmó que “es una muestra muy pequeña de la población total de virus”.

Al respecto, Richard Neher, biólogo y físico de la Universidad de Basilea en Suiza, escribió por Twitter que los hallazgos de los investigadores chinos sobre la mutación doble de las cepas del virus probablemente se debía a un “artefacto estadístico”.

Con esto el científico quiso señalar que probablemente tal efecto estadístico se debía a un muestreo temprano del grupo ‘L’ en Wuhan, lo que resultaría en una tasa de mortalidad aparentemente “más alta”.

Neher también señaló que cuando hay un brote local de rápido crecimiento, los científicos se apresuran a tomar muestras de los genomas del virus de los pacientes, dando como resultado una representación excesiva de las varias variantes del virus.

Por su parte los autores del artículo reconocieron que los datos en su estudio son “todavía muy limitados” y que era necesario hacer seguimiento a un conjunto de datos más extensos para comprender mejor la manera como se da la evolución del virus.

El pasado 18 de febrero Grabaugh publicó un comentario en la revista Nature Microbiology indicando que era una condición normal el que un virus mutase cuando se presentaban brotes de enfermedades.

“No deberíamos preocuparnos cuando un virus muta durante los brotes de enfermedades”, dijo el especialista quien afirmó además que “las mutaciones son una parte natural del ciclo de vida del virus y rara vez tienen un impacto dramático en los brotes”.

De acuerdo con Live Science, los virus cuya estructura genética se compone de ARN en vez de ADN, así como el SARS-Cov2, mutan constantemente y no tienen los mecanismos para corregir tales errores.

Por su parte, el proyecto colaborativo Nextstrain, en el que participan laboratorios de todo el mundo a través del análisis de secuencias genéticas estudiadas en pacientes infectados, ha indicado que el virus ha venido mutando cada 15 día en promedio conforme evoluciona la pandemia en el mundo.

Como indica un artículo de la National Geographic, los cambios genéticos que está presentando el virus ha aportado información a los investigadores para descubrir la manera como se ha difundido en diferentes países.

“Estas mutaciones son completamente favorables y útiles como pieza del rompecabezas para descubrir cómo se está propagando el virus”, señaló Trevor Bedford, biólogo computacional del Centro de Investigación del Cáncer, Fred Hutchinson en Seatle.

Fuente: BLes.com

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