La Organizacion Mundial de la Salud (OMS) ha sido muy criticado por su sumisión al régimen chino. En la foto El Dr. Tedros Adhamon, director general de la OMS (izq) y el líder chino Xi Jinping.

El Partido Comunista Chino (PCCh) realizó en la última década una ofensiva silenciosa sobre los organismos que marcan las reglas del juego internacional en todos los terrenos, la mayoría de ellos dependientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

Es su estrategia de Guerra sin restricciones para convertirse en la potencia hegemónica mundial para 2049, el PCCh se aseguró de ir ‘contaminando’ e infiltrándose en las agencias internacionales en las que los estados confían para la regulación y control de ámbitos tan relevantes como la economía, las telecomunicaciones, los alimentos, el tráfico aéreo, el sistema bancario mundial, el desarrollo industrial, el turismo, la propiedad intelectual o la salud. 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

La dictadura china entró en la Organización Mundial del Comercio en 2001 gracias a la mediación del entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton.

A pesar de la terrible masacre contra los estudiantes en la Plaza de Tiananmen en 1989, occidente pensó que la prosperidad económica conduciría inevitablemente a China a un camino democrático, una tendencia que data de los tiempos del presidente Nixon.

“La visión de Nixon / Kissinger de China fue: ‘abrámonos a este régimen totalitario dictatorial y démosles a probar un sorbo de capitalismo occidental. Llevemos riqueza a su país, en términos de dólares, y eso hará que se abran y se democraticen. Quizás ideológicamente también se conviertan en un actor global responsable’. Para aquellos que se pregunten si eso funcionó, yo creo que se ve que [el PCCh] ha ido justo en la dirección contraria”, explicó en una reciente entrevista Kyle Bass, fundador y director de inversiones de Hayman Capital Management y presidente de la Junta de The Rule of Law Foundation.

“El plan completo, si escuchas el discurso de Xi [Jinping] en el 19º Congreso del Partido, es construir un sistema socialista, que ellos llaman ‘socialismo con características chinas’ o socialismo marxista-leninista. Quieren construir este sistema para demostrar al mundo que este es mejor que el capitalismo occidental”, prosiguió el experto. 

“[El PCCh] no está tratando de converger con occidente. Están tratando de enseñar una lección a occidente”, añadió Bass. 

Desde 1949 los halcones del partido comunista chino han seguido una hoja de ruta muy clara: parasitar a occidente de recursos hasta lograr la posición de fuerza que les permita tomar el control mundial.

Para lograr su objetivo, Pekín utilizó las estratagemas de engaño heredadas de los antiguos estrategas chinos, ocultando sus verdaderas intenciones y fortalezas a la vez que iban parasitando las sociedades occidentales de tecnología y recursos. 

El experto del Instituto Global de Taiwán en Washington, el Instituto Macdonald-Laurier en Canadá y el Programa de Estudios de Taiwán en la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, J. Michael Cole explicó

“Para intensificar sus políticas de guerra y una mezcla de desinformación, cooptación, influencia y chantaje, todas las técnicas del manual que incluye al Departamento de Trabajo del Frente Unido [de China], del Ejército Popular de Liberación, empresarios, sociedad civil, organizaciones culturales, el crimen organizado que el PCCh durante tantos años ha sido tan bueno en utilizar para sus estrategias”.

Una de las más efectivas y silenciosas estrategias fue infiltrarse en los organismos que establecen las reglas del juego internacional y estrangular a occidente con su propio sistema.

Tomando control de la ONU

Así, actualmente la dictadura china tiene agentes en la dirección de 10 de los 15 organismos especializados de la ONU, además de en la Organización Mundial del Comercio.

De estas 10 instituciones los agentes chinos son los máximos responsables en cuatro:

En la Organización de Aviación Civil Internacional, la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Cabe destacar que hasta hace poco más de dos años la OMS estaba liderada por la china Margaret Chen que ocupó el puesto desde 2007 hasta 2017. 

Chan fue relevada en el cargo por el Dr. Tedros Adhanom, cuyos vínculos con el PCCh están siendo muy cuestionados estos días. 

El controvertido etíope ha sido acusado de complicidad con Pekín, de avalar sus cifras falsas de fallecidos y contagiados mientras evitaba criticar cómo el PCCh ocultó el brote del nuevo coronavirus, causando la actual pandemia mundial. 

“Ponemos nuestra confianza en las instituciones globales, ponemos el poder de la toma de decisiones en estas instituciones globales”, asegura Curtis Ellis, director senior de políticas de America First Policies y asesor principal de políticas de la campaña presidencial de 2016 del presidente de los EE. UU., Donald Trump.

“Lo que China hizo, su estrategia fue tomar el control de esas organizaciones y de un solo golpe tomar el control del mundo. Si todo el mundo da poder a esas organizaciones, China no tiene que ‘invadir’ a 50 naciones soberanas o a los Estados Unidos, simplemente tiene que dominar estas organizaciones”, agregó el experto. 

La dictadura china además, expande su influencia a través de la deuda-trampa de la Franja y la Ruta haciendo gala de un músculo financiero colosal.

Sin embargo y paradójicamente, Pekín continúa recibiendo ayudas millonarias de algunos de estos organismos, como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola.

El régimen chino espía a sus competidores, roba propiedad industrial, utiliza mano de obra esclava, devalúa su moneda a capricho, restringe a las empresas occidentales dentro China y las sabotea fuera de sus fronteras.

Mientras tanto subvenciona a sus compañías, en contra de la normas de la Organización Mundial del Comercio y es, además, el mayor contaminante del planeta.

“[El PCCh] se han infiltrado en cada aspecto de nuestro gobierno [EE. UU.], de nuestro sistema regulatorio y te preguntas por qué sus empresas no tienen que someterse a los mismos estándares que nosotros. Es inimaginable para mi”, denuncia Kyle Bass.

Aún así el régimen totalitario de Pekín tiene un papel de máxima relevancia en las instituciones internacionales encargadas de que el resto de países sí respeten la reglas.

¿Qué podemos hacer para contrarrestar esta ofensiva? 

Estos organismos dependientes de las Naciones Unidas fueron creados para la protección de los valores democráticos de libertad y fraternidad entre naciones tras uno de los conflictos armados más sangrientos de nuestra historia reciente.

Cole asegura que las democracias occidentales no deben retirarse de estas instituciones, pues está convencido de que el régimen totalitario chino ocupará ese vacía rápidamente. 

“Lo que yo diría es llamar al concierto de las democracias. Una vez más trabajar juntos, ser muy serios en una reforma de las Naciones Unidas y traerla de vuelta a su mandato original como fue formulado tras la Segunda Guerra Mundial, con los ajustes necesarios. Pero ciertamente no ceder ante el revisionismo de regímenes cuyo sistema de valores es completamente contrario a lo que nosotros creemos”, sugiere Michael Cole.

Fuente: Hablemos de China.

Le recomendamos:

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas