Bill Gates juega a ser Dios, un trabajo muy difícil para un ser humano, y a su vez, un juego muy peligroso, puesto que a diferencia de las simulaciones creadas por código donde puede manejar el mundo, sus experimentos pueden afectar, para bien, pero también para mal, a millones de seres humanos. El multimillonario empresario y filántropo pareciera ver a los hombres como su proyecto personal de programación donde determina y configura mediante códigos patrones conductuales, junto al manejo de enfermedades e inmunidades.

Hoy, cuando el coronavirus azota el planeta entero, cuando el descarado encubrimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a los crímenes del Partido Comunista de China permitió la propagación del virus a todo el mundo y, sobre todo, cuando el Gobierno de su país (Estados Unidos) anunció que cortaría los fondos de dicha organización, Gates no solo salió a defenderla, sino que también fue a su rescate, incrementando la donación anual de su fundación sobre la OMS a 250 millones de dólares, y recientemente pidiéndole al mundo que no se hable de China “It´s not the time to talk about China, China did a lot of things right at the beginning”. Además enfatizó que hablar de China era una «distracción» y que acusarlos y cuparlos era «incorrecto».

Desde hace tiempo la relación de Bill Gates con China es cuando menos sospechosa. Ya en el año 2006 el coqueteo entre las partes era notorio, en ese momento el diario oficial estatal del Partido Comunista de China, People’s Daily, nombraba al empresario como uno de los extranjeros más influyentes en China, junto a nombres como Karl Marx, Nikita Khrushchev, entre otros.

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Bill Gates, China y las plantas nucleares

En el año 2009 Gates habría hecho su primer viaje oficial a China para trabajar en reactores de onda viajera. En esa ocasión fue al Instituto Atómico de Energía y a la Corporación Nacional Nuclear de China (CNNC), para aprender qué tan lejos había ido China en este tipo de tecnologías. Desde entonces comenzó una travesía para construir plantas nucleares en el gigante asiático dominado por el Partido Comunista.

En el año 2010, Gates repite la visita al gigante asiático, esta vez viaja en compañía del otro multimillonario, Warren Buffet. El viaje habría tenido una duración de tres días y medio, y habría servido para tratar temas «filantrópicos», pues es bien conocido que desde 1994 se creó la Fundación Bill Gates, que más adelante sería renombrada como «Fundación Bill y Melinda Gates«, la cual, desde entonces, ha tenido fines benéficos y ha apoyado campañas de vacunación y erradicación de enfermedades como la malaria y el polio en países pobres.

Ya para 2012, Gates había fundado Terrapower, empresa que empezó a colaborar con científicos chinos para la creación de reactores de cuarta generación (4G), desde entonces Gates inició una serie de negociaciones con el Gobierno totalitario de China para la creación de un reactor nuclear en ese país. «La investigación sobre el reactor 4G en los próximos cinco años podría superar los $1 mil millones de dólares», dijo Gates para aquella época.

«La idea es que sea de muy bajo costo, muy seguro y generar muy poco desperdicio», afirmó Gates durante una charla en el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China en la que confirmó el vínculo con Terrapower.

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En ese momento el multimillonario también señaló que las conversaciones entre Terrapower y la CNNC aún estaban en una «etapa inicial». La compañía también habría hablado con otras naciones nucleares como India y Rusia sobre su investigación 4G.

Terrapower lleva años trabajando en un diseño para lo que se conoce como un reactor de onda viajera. Esto utiliza uranio empobrecido como fuente de energía y se cree que produce menos desechos nucleares que otros diseños.

Desde entonces, lo halagos de Gates a diferentes miembros del Partido Comunista de China han sido notorios y repetitivos, así como algunas críticas al sistema económico de su propio país.

Ya en el 2013, en su blog personal escribía elogios para Xi Jinping: «Este último fin de semana asistí al Foro Bo’ao para Asia en la isla de Hainan en China. Bo’ao es una especie de Davos para Asia, una conferencia anual que atrae a líderes gubernamentales y empresariales. Había asistido una vez antes, en 2007, pero estaba particularmente feliz de ir este año porque el nuevo presidente de China, Xi Jinping, asistiría».

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Luego, también elogió a la primera dama: «Pero lo más destacado del domingo fue mi reunión con la primera dama de China, Madame Peng Liyuan. Fue amable de su parte hacer algo de tiempo para mí y ponernos al día. Madame Peng es una vieja amiga de la fundación, ya que hemos trabajado con ella durante varios años en la prevención del VIH/SIDA y en la tuberculosis y el tabaco. Es embajadora de buena voluntad para el VIH y la tuberculosis para la OMS, y embajadora para el control del tabaco en el Ministerio de Salud de China».

En el año 2015, Xi Jinping visitó la ciudad de Seattle, hogar del empresario, para sellar el acuerdo nuclear, todo parecía bien encaminado.

Las conexiones entre la fundación Gates con los programas de vacunación

A partir de este punto ya es importante comenzar a notar cómo los esfuerzos de Gates con China van en dos direcciones. La primera de ellas es en cuanto a la energía nuclear, y la segunda con su agenda personal para la salud a nivel mundial, y las influencias que ha ido ejerciendo sobre la OMS. En ese sentido, la Fundación Bill and Melinda Gates tiene en su website la siguiente descripción sobre su agencia en China:

«China ha logrado un éxito notable al abordar la inequidad en salud y la pobreza en las últimas décadas. Sus reformas internas, el aumento del compromiso global y la capacidad emergente de innovación solo sirven para reforzar el potencial de China como catalizador para el desarrollo en todo el mundo».

En el año 2014 el diario más importante de la India, The Economic Times, sacó un reportaje exhaustivo sobre el conflicto de interés entre un par de compañías farmacéuticas y la fundación Gates titulado: Controversial vaccine studies: Why is Bill & Melinda Gates Foundation under fire from critics in India?«. El reportaje indica que la fundación financió dos entidades que desempeñaron un papel clave en un programa de inmunización en este país.

En 2009, varias escuelas para niños en el distrito de Khammam en Telangana se convirtieron en sitios para estudios de observación para una vacuna contra el cáncer de cuello uterino que se administró a miles de niñas de entre 9 y 15 años. Meses después, muchas niñas comenzaron a enfermarse y en 2010 cinco de ellas murieron. Se reportaron dos muertes más en Vadodara, Gujarat, donde aproximadamente 14 000 niñas también fueron vacunadas con otra marca de vacuna contra el VPH, Cervarix, fabricada por GSK.

Un comité de investigación encontró que el consentimiento para llevar a cabo estos estudios, en muchos casos, fue tomado de guardianes del albergue, lo cual fue una violación flagrante de las normas. En muchos otros casos, las impresiones de huellas digitales de sus padres fueron usados como muestra de consentimiento, pero muchos no sabían leer o escribir, y no sabían a qué estaban accediendo, mucho menos las niñas.

Todo esto desencadenó una serie de protestas en India «No es ético cuando las personas que defienden la causa de las vacunas son las mismas que también están invirtiendo en el desarrollo de las mismas”, dijo Rukmini Rao, uno de los activistas que presentó una petición judicial ante la Corte Suprema en relación con los estudios de vacuna contra el VPH.

En un artículo de opinión publicado en Deccan Herald, titulado Nuevas vacunas: ¿filantropía o negocio de la Fundación Gates?, el doctor Gopal Dabade, de All India Drug Action Network, dijo que GAVI (la Fundación Gates ha invertido al menos 2,5 mil millones de dólares en la GAVI Alliance, que trabaja para mejorar el acceso a las vacunas en los países pobres) había comprometido una subvención de 165 millones de dólares para la introducción gradual de Pentavalent en India y proporciona un subsidio de Rs 145 por inyección durante cinco años, luego de lo cual el Gobierno tendrá que pagar el costo total de las vacunas.

En el año 2015 Gates grabó un video para la plataforma TED, titulado Bill Gates: ¿La próxima epidemia? No estamos listos. Durante su charla describe la necesidad de implementar un sistema enorme de protección contra una futura epidemia de características muy similares al coronavirus actual.

Ese mismo año, en el 2015, la doctora Linsey McGoey, profesora de la Universidad de Essex, publicó el libro No Such Thing as a Free Gift: The Gates Foundation and the Price of Philanthropy, que fue reseñado en el siguiente artículo de The Guardianen el que, entre otras cosas, señala que la fundación es un programa de relaciones publicas y que los filántropos usan las donaciones como un «autoimpuesto» que a su vez los exime de pagar otros impuestos.

Las relaciones de Gates con Xi Jinping y la OMS

Ya para el año 2017, Bill Gates concedió una entrevista para el diario estatal del Partido Comunista de China en la que decía estar «impresionado» con lo duro que trabaja Xi Jinping:

«Nuestra fundación está creando un moderno centro de desarrollo de medicamentos en Beijing, que es totalmente de vanguardia. Vamos a hacer algunas nuevas drogas fantásticas. Y China ya tiene muchas drogas interesantes, particularmente para cosas como la malaria. Pero aquí vamos a descubrir nuevas drogas de última generación. Estoy impresionado con lo duro que trabaja el presidente Xi».

Ese mismo año, en una lectura en la Universidad de Pekin, el empresario habló del escepticismo de muchos países sobre los «beneficios de la globalización» y a su vez afirmó que China era el mejor lugar para los jovenes ambiciosos. Esto abre paso a una gran pregunta: es China, un país totalitario dominado por una tiranía comunista, ¿un mejor lugar de desarrollo para jóvenes que Dinamarca, Alemania, Suiza o el propio Estados Unidos?

A la par, en el 2017 se desarrollan nuevas elecciones para elegir al nuevo director general de la OMS, la cual por cierto había sido duramente criticada por el financiamiento de actores privados, lo que podría comprometer sus intereses, como es el caso de la fundación Gates. Para estas elecciones hay tres candidatos: Sania Nishtar, una cardiológa de Pakistan; David Nabarro, médico y antiguo enviado especial de las Naciones Unidas para el Ébola; y por último, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien fuera ministro de Salud y de Relaciones Exteriores de la tiranía marxista de Etiopia.

Un artículo de Políticopublicado en el 2017, antes de las elecciones para elegir al nuevo director de la OMS, indica que un diplomático francés sugirió que Gates apoyaba a Tedros, y que incluso financió programas de salud en su país cuando este era ministro de Salud; lo cuál no deja de ser sospechoso, dado que Tedros tenía encima acusaciones de haber ocultado brotes de cólera en su país durante su período como encargado de la Salud. Finalmente, y a pesar de todo esto, el candidato de Gates, de la unión africana y también de China, sería el ganador de la contienda.

Guerra comercial entre China y Estados Unidos

Gates llevaba años negociando con China sus acuerdos para crear una planta nuclear en su país, relación que se había aderezado con halagos durante mucho tiempo, los permisos para iniciar estas negociaciones se dieron durante el periodo de la administración Obama.

Con la llegada de Trump a la Casa Blanca cambió la dinámica de negociación con China. Empezó una guerra comercial, en parte porque Trump acusa a China de espiar y robar propiedad intelectual tecnológica de los Estados Unidos y lucrarse con ella de forma ilegal. Todo esto inició con un intercambio diplomático que terminó en una disputa bilateral de aranceles, donde las importaciones y exportaciones entre ambos países comenzaron a verse entorpecidas, y lo que a su vez perjudicó y anuló las negociaciones de Gates de montar su planta nuclear en territorio enemigo.

La respuesta de Gates: relaciones públicas. Bill, que en el pasado fue acusado de monopolio en su país, y que recibió ataques muy fuertes de la prensa, comprendió que las relaciones públicas eran indispensables para cualquier billonario. A partir de esto se creó la Fundación Bill Gates, que más adelante lideraría con su esposa para «ayudar al mundo» y, por supuesto, para sanear su imagen. Entonces el filántropo se animó a publicar un documental en Netflix sobre «su vida personal», con tres capítulos, donde más allá de lo que uno espera ver, asoma de forma muy puntual anécdotas de su vida diaria, pero constantemente está es mostrando cómo la Fundación Gates ha luchado contra las enfermedades mortales en África y otras partes, e incluso por lograr facilitar energías más limpias, hasta llegar al último episodio cuando directamente habla de sus negocios en China, como la guerra con Trump lo entorpeció todo, y lo frustrado que estaba por esto.

La crisis de salud mundial

Los negocios y afinidades de Gates con el Partido Comunista de China han ido por varias direcciones: han sido socios en el ámbito energético, pero también han tomado el mismo camino en el apartado de la salud.

A finales del 2019 el médico chino Li Wenliang trató de alertar al mundo sobre el brote de un nuevo virus mortal, tras lo cuál fue apresado por las autoridades, silenciado y murió a los pocos días. El Partido Comunista de China restó importancia a la enfermedad, y se sirvió de la OMS para difundir sus mentiras. En enero del 2020 en la cuenta de Twitter de la organización dirigida por Tedros Adhanon (el candidato apoyado por Gates y China) se anunció que el coronavirus (SARS-CoV-2) no se transmitía entre humanos, esto automáticamente bajó las defensas de las naciones del mundo, permitiendo el tráfico aéreo y marítimo de ciudadanos chinos a países de Ociddente, en pocos días el virus estaba en todo el mundo.

Con el paso de las semanas fueron surgiendo investigaciones que revelaron el mal manejo de la crisis de salud y el ocultamiento de información sustancial que pudo haber salvado vidas, tanto por parte de las autoridades en China como por parte de la OMS. Quedó expuesto además el silenciamiento de la organización a Taiwán por orden de China, que era una de las naciones que mejor había manejando la crisis de salud. Ante esto, la respuesta del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue suspender de forma indefinida los fondos a la OMS por haber encubierto las mentiras del Partido Comunista de China. Días después Bill Gates se pronunció a favor de la OMS, aun cuando la incompetencia, o incluso la colaboración con el gigante asiático, ocasionó la tragedia mundial:

Gates no solo respondió en su cuenta de Twitter a la decisión de Trump, sino que horas después anunció que su fundación incrementaría los recursos para la OMS, casi un desafío directo al presidente Trump.

Desde entonces no han parado de aparecer reportajes sobre los intentos de China por silenciar las críticas en la gestión del coronavirus, la persecución a sus ciudadanos e incluso los conflictos diplomáticos generados con terceros países, como Australia, al cuál le advirtió que de seguir investigando los origenes del virus boicoteara su comercio. Ya incluso, con toda la crisis avanzada, cientos de miles de muertos, millones de empleos perdidos, las economías de Occidente paralizadas, altos funcionarios de la propia OMS, como el doctor Gauden Galea le han pedido a China que los deje investigar los orígenes del virus, moción que ha sido rechazada por el Partido Comunista de ese país.

Aun así, Gates ha salido en defensa del Gobierno de Xi Jinping y ha críticado arduamente al propio Gobierno de su país. Cuando fue consultado sobre el coronavirus y China en una entrevista respondió lo siguiente: «China hizo muchas cosas bien al principio, como cualquier país donde aparece un virus por primera vez». «Ellos pueden mirar hacia atrás y decir que se perdieron algunas cosas. Sabes, algunos países respondieron muy rápido e hicieron sus pruebas en el lugar, y evitaron el increíble dolor económico. Es triste que incluso los Estados Unidos, que esperarías que hicieran esto bien, lo hicieron particularmente mal. Pero no es hora de hablar de eso».

Si yo tuviese a Bill Gates al frente le preguntaría: ¿China lo hizo bien al principio? ¿Lo hizo bien cuando silenció y desapareció a los médicos que alertaban del coronavirus? ¿Lo hizo bien cuándo le dijo a la OMS que el virus no se contagiaba entre humanos y que por ende no era peligroso? ¿Lo hizo bien cuando permitió a sus ciudadanos viajar por el mundo para propagar el virus? ¿Qué parte hizo tan bien China y tan mal Estados Unidos? No lo termino de entender.

A todo esto, debemos agregar que el propio presidente de China y el Partido Comunista escribieron una carta agradeciéndole a Bill Gates por su «generoso apoyo» para combatir el virus, que fue publicada por los medios oficiales del gigante asiático.

Y para cerrar con broche de oro, Gates tuiteo hace un par de días que sencillamente no había de otra, sino crear inmunidad para el coronavirs, evidentemente, por una vacuna diseñada por su fundación:

Bill Gates, ¿genio incomprendido o billonario irresponsable?

Si algo no se puede negar de Gates es que es un genio, un sujeto que creó su propia fortuna a punta de sudor, esfuerzo y lágrimas, con un intelecto super dotado, nada de lo que tiene es regalado. Solo él con su fortuna pudiese cubrir el gasto público anual de países como Uruguay o Costa Rica sin cobrar impuestos. De hecho, su fortuna de 110 000 millones de dólares se equipara a la de estas dos naciones juntas. Sin embargo, habiendo analizado sus actuaciones de los últimos años hay muchas preguntas que hacerle al empresario y filántropo.

Para empezar, sería prudente consultar ¿por qué favorece a un gobierno comunista y totalitario por encima del Gobierno liberal de su país? ¿Acaso cree Gates que si hubiera nacido en China hubiese podido crear Microsoft en los años 70 y ser el billonario que es hoy en día? ¿No sabe Gates que en el año en que fundó su gran empresa todavía en China mandaba Mao Zedong y la gente moría de hambre por millones debido al comunismo? De haber nacido en China lo más seguro es que hoy Bill Gates fuera un burócrata del gobierno con un sueldo mensual, no sería billonario, sus invenciones no hubiesen proliferado, y de haberlo hecho habrían sido propiedad del Estado, entonces, ¿por qué hoy defiende a China y su sistema por encima de su país? ¿Por qué ese énfasis en resaltar a la nación asiática cómo el “mejor país para los jóvenes” dónde ni siquiera tienen libertad para usar Facebook?

A estas alturas sigue siendo aventurado hacer conjeturas sobre la creación del coronavirus. No sería para nada justo argumentar que esto pueda ser la creación de Gates, no sería justo y tampoco tiene bases, pero algo sí es cierto y comprobable: que el Partido Comunista de China fue responsable de la propagación del virus, junto a la OMS, y que hoy el filántropo ha decidido apoyarlos e impulsar así sus jornadas de vacunación.

Bill Gates pareciera estar jugando a ser Dios con la raza humana, con sus proyectos de inmunización y erradicación de enfermedades que han colisionado con los intereses económicos de sus aliados, y las iniciativas de crear plantas nucleares en territorio enemigo. Todo parece estar yendo demasiado lejos, hasta llegar al punto de que Gates apoya gobiernos totalitarios y financiar proyectos con los enemigos de Occidente con tal de llevarlos adelante.

Que nadie dude que Bill Gates es un sujeto brillante, pero ya parece haber cruzado la delgada línea entre genio incomprendido a billonario irresponsable.

Fuente: Panam Post

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