El pasado 19 de marzo, Bill Gates fue noticia por su polémica propuesta de un certificado digital para identificar a quienes reciban la vacuna COVID-19 cuando ésta esté fabricada.

Los receptores de la vacunación, según Gates, pueden recibir un “tatuaje de puntos cuánticos”, que es “un poco de tinte que es invisible a simple vista”, pero que se puede ver con luz infrarroja. El tatuaje almacenaría un archivo digital que podría leerse con un escáner o un teléfono inteligente. Este tatuaje de puntos cuánticos ya fue desarrollado en el MIT y fue financiado por Microsoft.

Esta idea viene en sintonía con la propuesta #ID2020, creada en 2016 por un poderoso grupo de globalistas que convergió en la sede de la ONU en Nueva York para lanzar la iniciativa global. La visión de ID2020 es aparentemente defender “los enfoques éticos y de protección de la privacidad para la identificación digital” y proporcionar identificaciones para “más de mil millones de personas en todo el mundo (que) no tienen acceso a ninguna forma de identificación”.

Como si los esfuerzos para identificar a la población de cada uno de los gobiernos nacionales no fuera suficiente, muchos políticos, empresarios y filántropos de todo el mundo ahora buscan crear un ente superior que se encargue definitivamente de erradicar la anonimidad.

Como era de esperarse, esta noticia no fue muy bien recibida por los usuarios de las redes y rápidamente la cuenta de Twitter del proyecto tuvo que salir a justificar sus propuestas.

El trabajo de la ID2020 tiene a todos los financistas que uno se podría imaginar. La Fundación Rockefeller proporcionó el capital inicial para el ambicioso proyecto y cuenta con otros miembros fundadores como la alianza GAVI, Accenture, Microsoft, IDEO.org, entre otros.

Como la Fundación Bill & Melinda Gates controla GAVI, quienes con su donación de 750 millones de dolares establecieron el mencionado proyecto en 1999, ID2020 es operado bajo la guía directa de Bill Gates desde el inicio.

ID2020 busca “aprovechar la inmunización como una oportunidad para establecer la identidad digital” y “proporcionar una identidad digital única para todos en el planeta”. Por supuesto, todo esto se hará, se nos dice, con el máximo respeto por la privacidad personal, la seguridad y la elección privada. Después de todo, “la participación en la economía moderna, la capacidad de comprar y vender , obtener empleo, atención médica, servicios sociales y más son prácticamente imposibles sin una identidad digital”.

Bill Gates ha adoptado como su misión personal la tarea de inscribir a cada persona en el planeta en una base de datos de identificación global y ha elegido a las vacunas como el vehículo a través del cual esto se logrará.

La semana pasada, el sobrino del famoso presidente norteamericano y reconocido abogado, Robert F. Kennedy Jr. escribió un artículo mordaz exponiendo a Bill Gates por todo esto:

“Las vacunas, para Bill Gates, son una filantropía estratégica que alimenta a sus muchos negocios relacionados con las vacunas (incluida la ambición de Microsoft de controlar una empresa global de identificación de vacunas) y le da el control dictatorial de la política de salud global”.

Kennedy continúa:

“En 2010, cuando Gates comprometió 10 mil millones de dolares a la OMS, dijo ‘debemos hacer de esta la década de las vacunas’. Además de utilizar su filantropía para controlar a la OMS, UNICEF, GAVI y PATH, Gates financia una compañía farmacéutica privada que fabrica vacunas y está donando 50 millones de dolares a 12 compañías farmacéuticas para acelerar el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus”.

El 26 de marzo, una semana después de la declaración pública de “microchips” de Gates, Microsoft presentó la Patente WO/2020/060606 que usa “actividad corporal” para autorizar y verificar las transacciones de criptomonedas. Ejemplos de actividad corporal incluyen “ondas cerebrales, frecuencia del pulso o radiación de calor corporal”.

Es interesante que el nombre de la iniciativa sea ID2020. No ID2019, ID2021 o ID2025, dado que se creó en 2016, no este año.

También es curioso que el Dr. Anthony Fauci, líder del Equipo de Coronavirus de la Casa Blanca dijo en 2017, casi proféticamente, “no hay duda de que habrá un desafío para la próxima administración en el ámbito de las enfermedades infecciosas”.

Fauci, ahora uno de los principales líderes de la Casa Blanca, “sirve como miembro del Consejo de Liderazgo para el Plan de Acción Global de Vacunas desarrollado por la Fundación Bill y Melinda Gates, la Organización Mundial de la Salud, UNICEP y el propio NIAID de Fauci, el plan que llama a una ‘Década de Vacunas’ para extenderse lejos y amplio, en todo el mundo”. Además Bill Gates tiene una relación multimillonaria con el Dr. Fauci por emprendimientos en todo el mundo.

Bill Gates ha probado ser uno de los principales contrincantes del ámbito empresarial al gobierno de Donald Trump, buscándolo boicotear en todos los ámbitos e incluso celebrando las medidas de contención del COVID-19 de China y criticando duramente las del máximo mandatario estadounidense. Por lo tanto, la presencia de Fauci en su principal equipo es, como mínimo, cuestionable. Con una pata en el gobierno de Trump y otra en proyectos con Bill Gates, sólo él sabrá para qué equipo juega.

FuenteDerecha Diario.

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