Con más de 950.000 casos confirmados y casi 47.000 muertes, Brasil es hoy uno de los países más afectados por el virus PCCh. Los países más afectados por el virus tienen un punto en común: sus estrechos lazos con el régimen comunista chino. Lo mismo ocurre con Brasil.

La estrecha relación entre Brasil y el Partido Comunista chino (PCCh) es amplia: en 2012, Brasil se convirtió en el primer país de Latinoamérica en establecer una asociación estratégica integral con el régimen chino. En julio de 2014, el líder del PCCh Xi Jinping, propuso construir una “comunidad de destino” entre China y Brasil; en 2016, Huawei, una empresa multinacional china de redes y equipos de telecomunicaciones y el Ministerio de Educación de Brasil firmaron un acuerdo para ampliar el alcance de los proyectos de cooperación con las principales universidades de tecnología de Brasil.

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La comunidad internacional desconfía y sospecha de que Huawei es una agencia de inteligencia espía del PCCh. El vicepresidente brasileño Mourão ignoró la advertencia y aún así se reunió con el presidente de Huawei, Ren Zhengfei, exclusivamente durante su visita a Beijing. En junio del año pasado, Mourão declaró oficialmente que Brasil no tiene planes de restringir el Huawei.

Otro ejemplo es el Instituto Confucio, que tiene 16 puntos de enseñanza de chino en 13 ciudades del Brasil. El Instituto Confucio también es considerado una agencia de espionaje del Partido Comunista de China. El instituto se presenta como una escuela de enseñanza de la cultura tradicional china para encubrir la verdadera intención: transmitir la cultura e ideología del Partido Comunista chino y exportar el lavado de cerebro al mundo.

Siendo la nación más grande de Sudamérica, la economía brasileña depende en gran medida de las exportaciones, China ha sido su mayor socio comercial y su mayor mercado de exportación en la última década, más de un cuarto de las exportaciones brasileñas van a China. La compañía minera brasileña Vale es la mayor productora de mineral de hierro del planeta, siendo China su comprador número uno.

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La concentración del comercio de materias primas conduce a una minería voraz. En una declaración, Marins, jefe del Bosque Nacional de Carajás ya había declarado que la minería voraz no sólo es muy depredadora para el ecosistema sino también depredadora económicamente para la nación y desastrosa a largo plazo.

En enero de 2019, la presa de la minera Vale en Brumadinho se derrumbó. La ola de barro mató a 249 personas. En 2015, otra presa en Mariana ya había corrido la misma suerte.

Junto al mineral de hierro, otro interés para China es el elemento metálico niobio de Brasil.

El metal blanco brillante es muy buscado y el niobio se utiliza ampliamente en los motores a reacción que propulsan los aviones militares. La compañía brasileña CBMM produce el 80% del suministro mundial de niobio y China posee el 15% de la compañía.

El PCCh también tiene otros activos importantes en Brasil: en 2017 una empresa estatal china compró una de las mayores distribuidoras de energía del país sudamericano, la empresa CPFL Energia. Esta compañía suministra electricidad a 10 millones de clientes. En 2016, China se hizo cargo de dos de las mayores plantas hidroeléctricas de Brasil y, con el negocio, la empresa china se convirtió en uno de los mayores productores de energía del país. EL PCCh también adquirió el control (90%) de la tercera terminal de contenedores más grande del Brasil, el Puerto de Paranaguá, en Paraná.

En 2018, uno de los principales proveedores de agua de la región de San Pablo fue adquirido por la empresa constructora china CGGC. El presidente Bolsonaro advirtió en 2018 que “los chinos no están comprando en Brasil, están comprando Brasil”.

El gobernador de San Pablo, João Doria, abrió una oficina en Shanghai en agosto de 2019 y, como parte de la política de privatización de su estado, dijo que cerró el año con el compromiso de las empresas chinas de invertir 24.600 millones de dólares en el estado para el año 2022, en disputas sobre concesiones de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos. “Los chinos serán muy agresivos y estarán muy presentes”, dijo Doria.

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La dependencia económica de China llega con un punto de inflexión

El hijo del presidente Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro, enfureció a Beijing con un tweet culpando a China de la pandemia del virus PCCh. Escribió: “Otra dictadura prefirió esconder algo serio que exponerlo, pero eso hubiese salvado innumerables vidas. Es culpa de China y la libertad sería la solución”. La embajada china respondió que el hijo del presidente contrajo un “virus mental” durante su entonces reciente viaje a los Estados Unidos. En el principal periódico del país, el régimen chino amenazó: “si algún país insiste en ser el enemigo de China, seremos su enemigo más cualificado”. Muchas autoridades brasileñas criticaron a Eduardo por poner en peligro las relaciones con China. El Senado brasileño envió una carta disculpándose y elogiando a China diciendo que su gestión de la crisis por el coronavirus era un ejemplo para el mundo.

El PCCh está atacando los órganos vitales del mundo libre. Según el editorial del Epoch Times titulado “Cómo el Espectro del Comunismo está gobernando nuestro mundo”, el PCCh es el representante de los malos espíritus comunistas en el mundo. Ha venido a destruir a la humanidad. Las ambiciones malvadas son expandir el PCCh globalmente a través de la política, la economía, la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología, a través de varios canales, exportar la corrupción, la deuda, el mal y la autocracia más allá de los países vecinos, esparcir las toxinas comunistas por todo el mundo, coaccionar a la gente para que traicione las tradiciones y a los dioses, y finalmente lograr el propósito de destruir a la gente.

Desde que el Partido Comunista Chino llegó al poder en 1949, han surgido incesantemente movimientos como la Campaña Tres-Anti, la Campaña Cinco-Anti, la Revolución Cultural, la masacre de estudiantes del 4 de junio, la persecución de Falun Gong y la extracción de órganos de seres humanos vivos. El PCCh destruyó la cultura y la moral tradicional de China; más de 80 millones de chinos fueron asesinados. El pecado cometido por el PCCh es demasiado grande y pronto será condenado. La revelación de la Biblia predice el fin del Partido Comunista chino.

La gente de todos los países del mundo sólo puede evitar el desastre si reconoce el mal del PCCh y se mantiene alejada de la tentación. Al mismo tiempo, cuando realmente volvamos a Dios y busquemos el perdón y la protección del cielo, podremos tener un futuro brillante.

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