El organismo de la salud de las Naciones Unidas contrató a la empresa Hill + Knowlton Strategies el 30 de junio de 2020, según un documento del Departamento de Justicia de EE. UU. 

El contrato firmado con la empresa de relaciones públicas -que costó 135 mil dólares- tuvo vigencia del 1 de mayo al 15 de junio del corriente y tenía como objetivo llegar a los siguientes grupos de influencers:

Macro Influenciadores -aquellos con grandes seguidores (+ de 1 millón) como las celebridades para una mayor amplificación de los mensajes de la OMS.

Micro Influenciadores -aquellos con seguidores más pequeños pero altamente comprometidos que funcionan como consejeros de confianza y validadores informados.

Héroes ocultos – aquellos sin seguidores significativos pero que sin embargo dan forma y guían las conversaciones, como los expertos en salud que aparecen frecuentemente en los programas de noticias.

La comunidad científica, médica y sanitaria – para asegurarse de que creen y defienden el consejo dado.

Los medios de comunicación – para asegurar que los artículos estén equilibrados en un momento de preocupación que roza el pánico y la incertidumbre.

ONGs – para asegurar que los grupos de pares y las organizaciones de base local respalden el papel de la OMS y su asesoramiento.

El público informado -aquellos que leen todo y usan sus propios canales y redes para validar o invalidar las reclamaciones.

¿Por qué?

Según un artículo de TownHall, luego de que la OMS fuera duramente criticada por el presidente Trump por su mal manejo de la pandemia, y por repetir constantemente la propaganda del régimen comunista chino, e incluso demorar la declaración de emergencia sanitaria a pedido del líder Xi Jinping lo cual se tradujo en muchas más muertes que se podrían haber evitado, la imagen de la OMS se desplomó y de un día para otro, dejó de ser la “autoridad” indiscutida en salud internacional.

Cuando ya en diciembre de 2019 se sabía de la neumonía en Wuhan y hubo algunos informes de casos de los entes sanitarios chinos, la OMS recién a fines de enero declaró al virus PCCh como una pandemia. Para ese entonces, 5 millones de chinos había salido de Wuhan, llevando el virus a todo el país y el mundo. No obstante, la OMS elogió al régimen por su respuesta a la pandemia.

Lea también: Continúan las denuncias sobre genocidio hacia el Partido Comunista Chino

No solo Estados Unidos, otro ejemplo fue el rol de Taiwán, quien alertó a la OMS ya en diciembre sobre la pandemia, pero el organismo hizo caso omiso e incluso ha bloqueado los intentos de Taiwán de participar en las reuniones por la presión del régimen comunista chino. En este punto en particular, la OMS tendría que haber diferenciado, si es que se considera un organismo independiente, el peligro para la salud de la gente y no los intereses políticos de Beijing. 

Taiwán solo registra a la fecha, menos de 10 muertes por virus PCCh.

Las acciones de la OMS y su relación con el régimen chino hicieron que la gente pierda la fe en este organismo, y es una cuestión moral y ética si es correcto o no, que con el financiamiento de los países que forman parte de Naciones Unidas, la OMS haya realizado este gasto para remediar su propia corrupción, en vez de admitir abiertamente que trabaja bajo la influencia del partido comunista chino.

Álvaro Colombres Garmendia

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