por Deng Changlin

Solo a una pequeña cantidad de iglesias estatales de las Tres Autonomías, que permanecieron cerradas durante más de seis meses debido al coronavirus, se les permitió reabrir sus puertas para promover el patriotismo y elogiar los «logros» del presidente Xi Jinping en la lucha contra la epidemia. Al mismo tiempo, las iglesias domésticas que se niegan a ser controladas por el Partido Comunista Chino (PCCh) son sometidas a una represión cada vez mayor.

El 20 de mayo, más de diez oficiales de policía procedentes de la ciudad a nivel de condado de Pizhou, en la provincia oriental de Jiangsu, irrumpieron en una iglesia doméstica. Registraron la información de identificación de los creyentes, los fotografiaron y luego vaciaron el lugar. Un predicador de aproximadamente 70 años y otros cinco miembros de la congregación fueron detenidos durante la noche.

Seis días después, el predicador recibió una notificación de sanción administrativa procedente de la Agencia de Asuntos Religiosos local por 200 000 yuanes (alrededor de 28 000 dólares). La Agencia también exigió el cierre del lugar.

Según un miembro de la iglesia, durante una redada llevada a cabo por funcionarios del Gobierno local en el mes de enero, todos los carteles relacionados con la fe fueron derribados y una pizarra utilizada durante los sermones fue dañada.

Durante la noche del 29 de junio, funcionarios gubernamentales procedentes de la ciudad a nivel de prefectura de Zaozhuang, en la provincia oriental de Shandong, allanaron una sede de la Iglesia de la Gran Alabanza. Luego de registrar la información personal de los creyentes, llamaron a los oficiales de policía para que dispersaran a la congregación y se llevaran al director del lugar para interrogarlo. El mismo fue puesto en libertad a la 1 de la madrugada del día siguiente.

«Los funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido nos amenazaron con multarnos con 50 000 yuanes [unos 7000 dólares] si volvíamos a reunirnos, y con demoler el hogar del predicador si lo hacíamos luego de haber sido multados», le dijo a Bitter Winter un miembro de la congregación, añadiendo que habían dejado de reunirse.

Los directores de otros siete lugares pertenecientes a la Iglesia de la Gran Alabanza también fueron arrestados esa misma noche.

El 5 de julio, aproximadamente 40 miembros del personal de la Agencia de Asuntos Religiosos y oficiales de policía allanaron una iglesia doméstica emplazada en Zhengzhou, la capital de la provincia central de Henán. Los mismos dispersaron a más de 20 creyentes de edad avanzada que se encontraban celebrando una reunión en ese momento luego de registrar su información personal. Un creyente de 64 años que dirigía a la congregación en la lectura de la Biblia y el director del lugar, de aproximadamente 70 años, fueron detenidos para ser interrogados.

Un miembro de la iglesia le dijo a Bitter Winter que la Agencia de Asuntos Religiosos multó a los dos ancianos con 10 000 yuanes (alrededor de 1400 dólares) de forma individual por «establecer un lugar de reunión en forma privada».

«No hicimos nada ilegal al leer la Biblia juntos», afirmó el creyente con impotencia. El mismo añadió que el creyente detenido pagó la multa, mientras que el director, al no poder pagarla, huyó de su hogar y comenzó a vivir a la fuga.

Cada vez son más las congregaciones que pierden sus lugares de reunión debido a la represión llevada a cabo por el Gobierno. Algunas organizan sus reuniones en secreto en lugares discretos, pero las autoridades se las arreglan para descubrir estos sitios y dispersarlos.

El 7 de junio, varios miembros de una iglesia doméstica estaban celebrando una reunión en el pabellón de un parque situado en una colina en Hangzhou, la capital de la provincia oriental de Zhejiang, y fueron vistos por guardias de seguridad. Los mismos llamaron a la policía, los cuales dispersaron a los creyentes y detuvieron al director de la iglesia.

Un miembro de la congregación le dijo a Bitter Winter que la iglesia había sido clausurada en noviembre del año pasado luego de una redada llevada a cabo por funcionarios gubernamentales. Tras haber perdido su lugar de culto, los creyentes comenzaron a reunirse en el parque.

“Reunirse al aire libre es peligroso ya que podemos ser denunciados a la policía en cualquier momento”, explicó el creyente. «Para estar seguros, tenemos que cambiar los lugares de reunión con frecuencia, yendo de un lugar a otro».

Fuente: es.bitterwinter.org

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