Traducido de News Punch por TierraPura.org

La sorprendente confesión proviene de un documento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 2015 titulado “Transformando nuestro mundo: Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

Americanthinker.com informó: En los años 60, siendo un universitario informado pero ingenuo, caminaba por el campus de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, con el presidente del Departamento de Química, el Prof. Charles C. Price. Me dijo que era el presidente del Movimiento de los Federalistas Mundiales, y me preguntó si yo sabía lo que era esa organización. Cuando le dije que no, me contestó que creían en un gobierno mundial que surgiría de las Naciones Unidas.

Me quedé perplejo porque nunca antes había oído a nadie sugerir esa idea. Para mí, las Naciones Unidas era una organización benévola dedicada a presionar a la comunidad mundial en dirección a la paz, y poner en marcha programas de caridad para ayudar a los pueblos empobrecidos del mundo. Me imaginé a la ONU como una especie de United Way (una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos) a escala mundial.

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¿Cómo surgiría la visión del Prof. Price de un nuevo gobierno mundial? Aunque había un hilo socialista en su documento fundador, las Naciones Unidas se formaron sobre la base de una visión de los derechos humanos presentada en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” (DUDH) que situaba el concepto de derechos en la vanguardia del progreso del organismo mundial. Y los derechos son el pilar para elevar la libertad humana y la dignidad del individuo.

El documento de la DUDH siguió a muchos documentos asombrosos que presentaban los derechos como el concepto central del mundo posfeudal: la Declaración (o Carta) de Derechos inglesa de 1689, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos con su importante y contundente afirmación de los derechos naturales inalienables, la poderosa Carta de Derechos de los Estados Unidos promulgada en 1791, y la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789). 

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La palabra “derechos” aparece en casi todas las frases del documento de la ONU de 1869 páginas. El documento está literalmente obsesionado con los derechos, y uno debe asumir que también están obsesionados con los éxitos de los derechos como se manifiestan en el Reino Unido, los EE.UU. y Francia. Sin embargo, hay algunas desviaciones del uso de los derechos que todos conocemos.

En el artículo 3, en lugar de los derechos inalienables de “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad” que se encuentran en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la ONU declara el derecho de todos a “la vida, la libertad y la seguridad de la persona”. ¿Insinúan que la seguridad traerá la felicidad? ¿O que la felicidad es un valor demasiado efímero y occidental? Tal vez la mayor parte del mundo necesite objetivos de supervivencia más mundanos.

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Vemos una repetición de artículos de nuestra Declaración de Derechos como la condena de castigos crueles e inusuales (Artículo 5), el debido proceso (Artículos 6,7,8,9, 10, 11, 14, 17), el registro y la confiscación ilegal (Artículo 12), y la libertad de expresión y de reunión (Artículos 19,20). Pero hay nuevos derechos introducidos que, ya en 1945, señalaban el camino hacia la intervención de la ONU en la vida cotidiana de las personas en todo el mundo.

A lo largo del documento, se afirma el derecho a la alimentación, el vestido, la atención médica, los servicios sociales, las prestaciones por desempleo y discapacidad, el cuidado de los niños y la educación gratuita, además del derecho al “pleno desarrollo de la personalidad” (imagínense, la ONU dice que tengo derecho a ser yo) y el “derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad… y a disfrutar de las artes” (cada uno de nosotros tiene derecho a disfrutar de una pintura o una película). Sin embargo, no declaran el derecho a aparecer en “Tonight Show” o en “Saturday Night Live”, por lo que hubo límites en su generosidad. 

En 2015, setenta años después de su documento original basado en los derechos, la ONU dio un paso gigantesco hacia el gobierno mundial que solo se insinuó en su primer documento. Publicaron uno titulado “Transformando nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Este documento tiene 91 secciones numeradas del programa de la ONU para el gobierno mundial. La DUDH solo se menciona una vez en todo el documento en el artículo 19. A diferencia del “documento madre” original que tenía menos de 1900 palabras, este documento tiene 14.883 palabras. Los 91 artículos tratan temas bajo los cinco encabezados de Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y Asociación. Además, el documento proporciona 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para mejorar la vida en el planeta. 

¿Qué significa el término “sostenible”? La definición más citada proviene de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU: “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Las ideas e ideales anteriores de derechos, libertad, igualdad y justicia están subsumidos bajo la expresión “satisfacción de las necesidades” y un ambientalismo explícito que hace hincapié en la prevención del agotamiento de los escasos recursos del planeta.

Por supuesto, el punto de partida es el axioma marxista de que la sociedad debe organizarse en torno a la idea de que “cada uno según su capacidad y cada uno según sus necesidades”. Por lo tanto, el marxismo está implícito en la sostenibilidad, pero está matizado por su alianza con ajustes y objetivos aparentemente científicos relacionados con el ambientalismo. Una jerga técnica está soldada a la intencionalidad marxista para producir un sentido de adecuación y progreso moderno. 

Todo el documento “Transformando nuestro mundo” se proyecta en una corriente de conciencia de tópicos piadosos para un futuro utópico. Es un sueño utópico enorme. Cinco de los 17 artículos se refieren al medio ambiente. Hay objetivos para las ciudades, para las mujeres, para los pobres, e incluso para la vida bajo el agua. Absolutamente ninguna esfera de la actividad humana está exenta del control de la ONU. La palabra clave, por supuesto, ya no es “derechos”, excepto la referencia oblicua en el artículo 19. De hecho, este escritor no vio la palabra “derechos” ni una sola vez en este documento aunque esa palabra apareciera en prácticamente todas las frases del documento original de la ONU. 

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Los “un-mundo” de los años 50 y principios de los 60 están ahora “en el asiento del conductor” de la ONU, y han hecho su movida. La superposición del discurso marxista sobre “satisfacer las necesidades” ha pasado al centro del escenario. La ONU se ha asignado a sí misma un marco de tiempo para avanzar en su plan de hegemonía planetaria. 

Esta transformación proyectada que detalla (aunque sin detalles) un nuevo orden mundial de responsabilidad ambiental y una reducción significativa de la pobreza y el hambre, nunca habla de la dimensión práctica de las vastas manipulaciones de las personas por parte de líderes cínicos y burócratas ignorantes que mantienen sus posiciones a través del terrorismo y soborno. Nunca hablan de incompetencia y corrupción, hermanos gemelos en la familia de la venalidad. El documento retrata un mundo honesto donde todos los que están en el poder quieren ayudar a la humanidad a pesar de la evidencia diaria del egoísmo, la corrupción, las intenciones asesinas, las manipulaciones diabólicas, los robos, las inmoralidades personales, los odios y la depravación total de muchos líderes gubernamentales en todos los países del mundo, y también entre los líderes empresariales. ¿No es la Agenda para el Desarrollo Sostenible en sí misma una de esas manipulaciones diabólicas?

El ideal de sostenibilidad no está unido a una visión cristiana del mundo; en cambio, la libertad individual está sumergida en una mentalidad colectivista científicamente determinada con decisiones finales en manos de los diabólicos y omniscientes Grandes Hermanos. La relevancia del individuo es minimizada. Está siendo propuesta por una ONU que ya no es pro-occidental, un organismo mucho más grande que el que existía en 1945. ¿Lo aceptará, o es hora, más que nunca, de empezar a repensar nuestra pertenencia a ese organismo insostenible?

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