Traducido de The Blaze por TierraPura.org

La mascarilla mágica y la mística distancia de dos metros te salvará de un virus respiratorio que se propaga tan rápidamente como un resfriado. O al menos eso nos han dicho durante los últimos seis meses. El problema es que el virus se ha extendido como la pólvora a pesar de que la abrumadora mayoría de la gente se adhiere a estos dos rituales con la fe ferviente de un fundamentalista islámico.

Ahora el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos admite que el virus puede extenderse más allá de los dos metros. Lo que no admiten, pero lo que sin embargo queda claro de su admisión, es que las mascarillas no funcionan.

La idea de que un virus se propague tan fácilmente a partir de gotas grandes y visibles siempre fue dudosa. Sí, es posible estornudar gotitas en la boca de alguien, pero a menos que sea un adulto que sostiene a su bebé que estornuda, esto no es muy común, especialmente con personas que mantienen su distancia.

Lea también: Argentina, nación vendida a globalistas y al régimen chino: las verdaderas razones de la cuarentena interminable

Las partículas arrojadas por el estornudo son muy pesadas y la gravedad las obliga a caer al suelo inmediatamente. Sí, es probable que haya momentos en los que alguien haga un tiro de media cancha con su estornudo y salpique a alguien, pero no hay manera de que esa anomalía pueda explicar toda la propagación.

El lunes el CDC admite lo que siempre hemos sabido: que además de las grandes gotas, hay diminutas partículas atomizadas del virus que se emiten cada vez que una persona respira o habla, más aún si tose o estornuda. Estos viriones son tan pequeños que suelen tener alrededor de 1/20 del tamaño de las bacterias comunes. Como tales, pueden permanecer suspendidos en el aire e infectar a alguien más, principalmente en interiores donde hay poca ventilación y no hay circulación de aire.

Aunque el CDC afirma que esta no es la principal fuente de transmisión (¡necesitan proteger la obligación del uso de las mascarillas!), reconoce que en los espacios cerrados donde un individuo infectado ha estado presente durante un período de tiempo más largo, estas partículas pueden permanecer suspendidas durante un tiempo y viajar más de 2 metros.

Mientras que minimizan esta forma de transmisión como “poco común”, la realidad de los últimos seis meses cuenta una historia diferente. Como he relatado, en ningún lugar donde se haya acatado con total cumplimiento la orden de su uso, las mascarillas han funcionado para detener la propagación. Aquí hay una colección de gráficos de RationalGround.com que muestran el fracaso de las mascarillas para detener la propagación,  que han hecho entrar en pánico a los partidarios de las mascarillas.

Lea también: El régimen chino y la OMS demoran la investigación sobre el origen de la pandemia de coronavirus

Lo que esto demuestra es que la lenta y reticente revelación del CDC sobre la existencia de la transmisión aérea del SARS-CoV-2 es mucho más significativa de lo que están dispuestos a admitir. El lunes, un grupo de investigadores médicos de la Universidad de Harvard, la Universidad de California y la Universidad de Maryland advirtieron de “una necesidad urgente” de educar al público sobre el problema de las partículas microscópicas en suspensión frente a las gotitas y las acciones necesarias para combatir ese modo de transmisión.

En una carta a Science Mag, los investigadores advirtieron que existe una gran distinción entre las tan mencionadas gotitas que son de 100 μm (100 micrómetros) y las partículas microscópicas que suelen ser de 60-140 nanómetros, o en promedio, 0,1 micrómetros. Aunque las gotitas son diminutas, aún son visibles y caen al suelo. Los viriones, que son al menos 1.000 veces más pequeños, sólo son visibles a través de un microscopio electrónico de barrido. La diferencia, según los autores es enorme:

Los virus en gotitas (más grandes que 100 μm) típicamente caen al suelo en segundos a 2 m de la fuente y pueden ser rociados como pequeñas balas de cañón sobre los individuos cercanos. Debido a su limitado alcance de viaje, el distanciamiento físico reduce la exposición a estas gotitas. Los virus en aerosoles (menores de 100 μm) pueden permanecer suspendidos en el aire durante muchos segundos u horas, como el humo, y ser inhalados. Están altamente concentrados cerca de una persona infectada, por lo que pueden infectar más fácilmente a las personas que están cerca. Pero los aerosoles que contienen virus infecciosos también pueden viajar más de 2 m y acumularse en el aire de interiores mal ventilados, lo que conduce a eventos de super propagación.

En otras palabras, debido a que los viriones del coronavirus son aproximadamente 100 nanómetros, 1/10.000 del ancho de un cabello y 1/30 del tamaño de los poros de filtración de las mascarillas quirúrgicas (alrededor de 3,0 micrones o 3.000 nanómetros), las mascarillas quirúrgicas no ayudan. Las mascarillas de algodón son realmente patéticas. El diámetro hidráulico del algodón es de aproximadamente 200 micrones, 1.429 veces el tamaño del aerosol más grande.

Como un amigo mío señaló en Twitter: “Si estuvieras conduciendo por un túnel en una camioneta, siendo el aerosol la camioneta, el túnel sería de 2,9 KILÓMETROS DE ANCHO”.

Considere cómo estos investigadores comparan los aerosoles con la inhalación de humo. Ya sabemos que el gobierno ha advertido durante años que las mascarillas no funcionan contra las partículas de humo. La mayoría de las partículas de humo de madera son de unos 1.000 nanómetros (1 micrón), lo que es 10 veces más grande que los viriones del SARS-CoV-2.

Obviamente, dado que el mandato del uso de la mascarilla es un sacramento, ningún científico respetado puede oponerse abiertamente. Por lo tanto, los autores dicen que sigan usando máscaras. Pero si lees entre líneas, se están burlando del mandato al señalar que la transmisión por gotitas es rara y que los aerosoles en suspensión son la principal forma de transmisión.

Los individuos con COVID-19, muchos de los cuales no tienen síntomas, liberan miles de aerosoles cargados de virus y muchas menos gotitas al respirar y hablar. Por lo tanto, es mucho más probable que uno inhale aerosoles que el ser rociado por una gota, y por lo tanto el eje de la atención debe cambiarse a la protección contra la transmisión aérea.

Entonces, ¿cuál es la solución?

Básicamente no hay otra solución a este problema que la de cancelar la vida tal como la conocemos, al menos en el interior, por el resto de nuestras vidas.

Además de los mandatos existentes sobre el uso de mascarillas, el distanciamiento social y los esfuerzos en materia de higiene, instamos a los funcionarios de salud pública a que añadan una orientación clara sobre la importancia de trasladar las actividades al exterior, mejorar el aire interior utilizando la ventilación y la filtración, y mejorar la protección de los trabajadores de alto riesgo.

La buena noticia es que toda la premisa de entrar en pánico por un virus que tiene una tasa de mortalidad de una gripe pandémica y que se manifiesta más levemente que la gripe, para la mayoría de la gente es absurda.

Tal como el presidente y su principal asesor sobre el coronavirus, Scott Atlas, dijeron esta semana, es hora de enfrentar el miedo de frente. No tenemos otra opción. Las mascarillas y los rituales de dos metros no funcionan. Es hora de que reconozcamos que no hay razón para esconderse de este virus, ni tenemos la capacidad de hacerlo de todos modos.

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
1 Comentario
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas