Disney emprendió una campaña para advertir sobre el supuesto racismo en sus películas clásicas. Pero en su campaña para visibilizar el racismo del pasado oculta su complicidad con una limpieza étnica del presente.
Alrededor de un millón de personas están internadas en campos de trabajo forzado en China. Son perseguidas por su etnia y su fe. Son esterilizadas y sus órganos sustraídos por el régimen comunista. Cayó la tasa de natalidad de los uigur, una minoría túrquica e islámica, un 24 % (en 2019) en la región de Xinjiang, lo cual permite una denuncia por genocidio, pues esto constituye una reducción considerable de la población
Y Disney, en lugar de advertir sobre estos abusos, filmó en la región donde más abusos se cometen su último éxito de taquilla: Mulán.
Ahora que la imagen de China está deteriorada por ser la cuna de la pandemia del coronavirus y no haber advertido al mundo a tiempo sino que censuró e incluso persiguió a médicos y periodistas que intentaron alertar el peligro desde sus inicios, Disney sirve como canal de propaganda favorable.
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Los negocios de Disney en China
En el pasado, Disney tuvo que pagar un precio muy alto por haberse atrevido a cuestionar la persecución étnica/religiosa en China. En 1997, la productora lanzó la película Kundun, donde narraba la historia del Dalai Lama, líder religioso budista exiliado por la imposición atea del régimen comunista chino.
Solo un año después, en octubre de 1998, el entonces director ejecutivo de Disney, Michael Eisner, le dijo al primer ministro Zhu Rongji: «Cometimos un error estúpido al lanzar Kundun. Aquí quiero disculparme, y en el futuro deberíamos evitar este tipo de cosas, que insultan a nuestros amigos».
Los resultados de congraciarse con el régimen comunista y ocultar sus abusos han sido muy favorables para Disney. Como ejemplo está la apertura de Shanghai Disneyland en junio de 2016. Esto fue calificado como la «mayor oportunidad que la compañía ha tenido desde que el propio Walt Disney compró un terreno en Florida Central (donde está situado Disney World)», según el presidente ejecutivo de Disney, Bob Iger.
Mientras en el presente Disney es cómplice de un etnocidio y saca provechosa ventaja económica de ello, busca mostrarse públicamente como portavoz no solo de la lucha contra el racismo sino de buscar rectificar su pasado.
Advertencias de contenido racista en Disney+
La productora incluyó advertencias sobre contenidos racistas en varios de sus clásicos disponibles en su plataforma de streaming Disney+, entre ellos Peter Pan y Artistogatos, para advertir a los espectadores que dichas películas tienen estereotipos peyorativos sobre minorías étnicas.
En la película de dibujos animados de 1953, Peter Pan aparece con una diadema con plumas, representativo de pueblos indígenas de Norteamérica. Esto hoy resulta ofensivo. Lo mismo pasó con La Dama y el Vagabundo, donde un gato siamés imita el acento de una persona del lejano oriente y simula de ojos rasgado en la película animada de 1970. Incluso Dumbo, el elefante, será censurado.
«Este programa incluye representaciones negativas y/o trato incorrecto a personas o culturas», advierte ahora la plataforma.
La búsqueda de la «diversidad»
No solo las películas, también los parques de Disney serán modificados para incluir personajes más «diversos». La atracción «Splash Mountain» se adaptaría a la historia de la primera princesa negra de Disney, Tiana.
Hasta ahora, Disneyland y Disney World albergaba ese juego ambientado en la película de Disney de 1946, «Canción del Sur«.
Dicha película se eliminó de la plataforma Disney+ por peticiones online contra el racismo, dada su representación de una convivencia armoniosa en las plantaciones donde trabajaron los esclavos africanos en el sur de EE.UU., destacada con la alegre melodía titulada Zip-a-Dee-Doo-Dah.
Decía Karl Marx, en la sociedad burguesa el pasado domina el presente, en la sociedad comunista el presente domina el pasado.
Tal es como Disney, alegando luchar contra el racismo, busca borrar el pasado pero en el presente es cómplice de un régimen comunista que mata, esteriliza y persigue a minorías étnicas, de personas de carne y hueso; mientras Disney se preocupa por dibujos animados.
Fuente: Panampost.com