Traducido de The Jerusalem Post por Tierrapura.org

Los esfuerzos de China por influir en la opinión pública en Internet durante la pandemia de coronavirus salieron a la luz gracias a las directivas secretas del gobierno y a otros documentos descubiertos y revisados por The New York Times y ProPublica.

No es ningún secreto que China controla rígidamente el contenido de Internet, sin embargo los documentos descubiertos, que fueron compartidos por el Times y ProPublica revelan cuánto esfuerzo en la sombra implica mantener el control del partido en Internet. El Times y ProPublica verificaron la legitimidad de muchos de los documentos, algunos de los cuales habían sido adquiridos de forma independiente por China Digital Times, un sitio web que se ocupa de los controles de Internet en China.

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El Times informó de que los documentos incluyen más de 3.200 directivas y otros 1.800 archivos de la Administración del Ciberespacio de China (CAC), el organismo regulador de Internet del país, ubicado en la ciudad oriental de Hangzhou. También se incluyeron los archivos y códigos de Urun Big Data Services, una empresa china que produce software que el régimen utiliza para rastrear las conversaciones en línea y supervisar a los trolls en Internet.

Los documentos revelan que la censura de China sobre la información acerca del brote comenzó a principios de enero, antes de que el coronavirus fuera identificado de manera decisiva, según el Times. Unas semanas más tarde, las autoridades gubernamentales se opusieron a todo lo que sugería que China había respondido mal al virus, incluyendo la muerte el 7 de febrero del doctor chino Li Wenliang, quien originalmente alertó a las autoridades sobre el nuevo brote viral.

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Antes de la muerte del médico, la CAC fue capaz de mantener bajo control la información negativa sobre el virus a través de sus muchos recursos, como la burocracia, la tecnología única creada por contratistas privados, la vigilancia persistente de los medios de comunicación en la web y las plataformas de redes sociales, los trolls de Internet pagos que fueron dirigidos a inundar las redes sociales con propaganda partidista, y las fuerzas de seguridad organizadas dispuestas a silenciar las opiniones contrarias, informó el Times. Evidentemente, el régimen chino tiene mucho dinero con el que trabajar.

A fin de controlar la narrativa del coronavirus, la CAC ordenó a los sitios web de noticias que solo utilizaran material del partido y que restaran importancia a los paralelismos del virus con el brote de SRAS de China en 2002, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba tomando nota de las similitudes; en cambio, se les ordenó que hicieran hincapié en la labor realizada por heroicos trabajadores médicos en Wuhan, además de las importantes contribuciones hechas por los miembros del Partido Comunista contra el virus, según el Times.

El Times también informó de que los documentos se dirigían a evitar palabras como “incurable”, “fatal” y “encierro” para “evitar causar pánico en la sociedad”, y que no se debían promover noticias “negativas”. Una directiva decía que se evitara “dar la falsa impresión de que nuestra lucha contra la epidemia depende de las donaciones extranjeras”, y que los medios de comunicación debían restar importancia a los informes sobre donaciones y compras de suministros médicos en el extranjero.

En lugar de producir contenidos que el régimen consideraba que inducían a la ansiedad, el CAC dijo a las delegaciones locales que aportaran ideas “divertidas para la familia” con el fin de “aliviar las ansiedades de los usuarios de la web”, según el Times.

Sin embargo, después de la muerte de Wenliang, una avalancha de tensión se apoderó del CAC, y la agencia perdió el control de su meticulosa narrativa por un breve momento. Los esfuerzos de la agencia para dirigir los medios de comunicación en sus reportajes se filtraron a Weibo, una popular plataforma parecida a Twitter; en respuesta, miles de personas abrumaron la cuenta de Weibo de Li con comentarios, informó el Times.

A la agencia no le quedó más remedio que permitir expresiones de dolor en ese momento; sin embrago, días después de la muerte del médico, un gran número de conmemoraciones en la plataforma comenzaron a desaparecer, y la policía detuvo a varias personas que formaban grupos para archivar las publicaciones eliminadas, según el Times. A finales de febrero, el brote de conmoción que siguió a la muerte del doctor comenzó a desvanecerse, y el flujo de la información se volvió tranquilizar una vez más.

El Times también informó que los agentes de propaganda produjeron informes que aseguraban que la gente no veía nada más que el mensaje tranquilizador del Partido Comunista: que el régimen tenía el virus completamente bajo control. Los investigadores han estimado que cientos de miles de personas en China trabajan a tiempo parcial para publicar comentarios y compartir contenidos que refuerzan la ideología del Partido, muchos de los cuales son empleados de nivel bajo en los organismos gubernamentales y en las instituciones del Partido. Según el Times, las universidades también han reclutado a estudiantes y profesores para que asuman el trabajo.

WeChat, la versión china de WhatsApp, también desempeñó un papel importante en la censura de la información sobre el coronavirus al principio de la pandemia. Wired informó que para marzo, WeChat bloqueó las menciones a grupos internacionales, como la OMS y la Cruz Roja, además de censurar las referencias a brotes en otros países. Wired añadió que la mayoría de las palabras bloqueadas relacionadas con las relaciones internacionales se referían a los Estados Unidos.

No está claro si el flujo libre  de información desde China habría impedido que el brote se convirtiera en la pandemia mundial actual.

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