(Minghui.org) El New York Times publicó una necrológica el 24 de agosto de 2019, titulada “Sidney Rittenberg, asistente norteamericano seguidor de Mao que evolucionó para asesorar a los capitalistas, falleció a los 98 años de edad”. El mismo artículo también apareció dos días después en la versión china del periódico, que lo reivindicó como el primer estadounidense que se convirtió en miembro del partido comunista chino (PCCh).
“Sidney Rittenberg, un soldado lingüista estadounidense que permaneció en China durante 35 años después de la Segunda Guerra Mundial como asesor y preso político de la revolución comunista, y que más tarde ganó millones como asesor de los capitalistas occidentales que explotaban los florecientes mercados chinos, falleció el sábado en Scottsdale, Ariz. Tenía 98 años”, según el artículo.
Rittenberg fue a China en 1945 y no regresó a los EE. UU. hasta 1979. “No es que él no haya querido regresar antes, pero por varias razones, incluyendo un total de 16 años de prisión, no le había sido posible irse anteriormente con alguna posibilidad de regresar a su vida y su familia en China”, publicó un artículo en marzo de 1979 en The New York Times.
Rittenberg se arrepintió abiertamente por haber apoyado a Mao y de llamarlo “un gran líder histórico y un gran criminal histórico” en una entrevista reflexiva con The Financial Times en 2013. También estaba muy molesto por su papel en la Revolución Cultural.
“Participé en la persecución de gente inocente y buena”, recordó. “Era un acoso institucionalizado y fui un chivo expiatorio, y no podía verlo porque todo lo relacionado con el régimen era bueno para mí y sentía que formaba parte de un movimiento por el progreso humano, la libertad y la felicidad. No sentía lo que le estaba ocurriendo a otras personas. Es un tipo de corrupción, exactamente el tipo de corrupción que arruina todo”.
Siguiendo al PCCh, solo para ser encarcelado dos veces
Rittenberg nació en 1921 y creció en una familia judía en Charleston, Carolina del Sur. Su padre era presidente del Consejo de la Ciudad de Charleston y su abuelo era también un prominente legislador de Carolina del Sur. Su madre provenía de una familia de inmigrantes rusos. Después de graduarse en la Academia Militar Porter de Charleston, rechazó una beca de Princeton y en su lugar estudió en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, especializándose en filosofía.
Influenciado por el partido comunista de EE. UU. (CPUSA), se convirtió en miembro en 1940, un año antes de graduarse de la universidad. Aunque todavía seguía manteniendo la ideología comunista, dejó el CPUSA en 1942 y se unió al ejército que lo envió a una escuela de idiomas en Stanford el mismo año. Con una formación en francés, latín y alemán, también llegó a dominar el chino en 1945.
Licenciado del ejército en 1946, Rittenberg se unió a una agencia de ayuda de las Naciones Unidas en Shanghái donde conoció a algunos comunistas. Desde allí viajó 45 días a Yan’an y comenzó a trabajar para Mao. Poco después, se convirtió en miembro del PCCh y trabajó para la Agencia de Noticias Xinhua. Mantuvo una estrecha relación con los principales dirigentes del PCCh, incluido Mao y sus esposas Jiang Qing, Zhu De, Zhou Enlai y Liu Shaoqi.
Rittenberg fue encarcelado dos veces en China, por espionaje y contrarrevolución. Después de que el PCCh tomara el poder en China en 1949, el líder soviético Joseph Stalin le dijo a Mao que Rittenberg era un agente secreto de los Estados Unidos. Fue encarcelado en confinamiento solitario por seis años sin juicio previo.
Después de ser liberado en 1955, Rittenberg recuperó sus privilegios en el partido. Empezó a trabajar para radio Beijing y se convirtió en director responsable de los programas que atacaban a los EE. UU. También participó en la traducción de Obras selectas de Mao Zedong.
Fue un firme defensor del Gran Salto Adelante en 1958, un movimiento que causó decenas de millones de muertes a causa de la hambruna. Además, participó directamente en la Revolución Cultural entre 1966 y 1976.
La esposa de Mao, Jiang Qing, acusó a Rittenberg de espiar y participar en actividades contrarrevolucionarias. Una vez más, lo mantuvieron en prisión, en confinamiento solitario, por casi diez años en 1968. Su esposa fue enviada a un campo de trabajo forzado para ser reformada (laogai)”.
“Ellos te vigilaban. En cuanto te dormías, golpeaban la puerta para asustarte. Era una tortura mental, en una atmósfera de terror”, recordando el tiempo que pasó en prisión: “Dormía en el suelo desnudo, y no se te permitía apartar la cabeza de la puerta, ni mover las manos”.
Al ser liberado en 1977, Rittenberg perdió la esperanza en el PCCh y regresó a los EE. UU. en 1979. “La ilusión se desvaneció, el partido se convirtió en una mera máquina para ejercer su poder sobre el gobierno y el pueblo”, explicó mientras era entrevistado por The Financial Times en 2012, añadiendo que la corrupción oficial y el arribismo se habían vuelto ” frecuentes” y “sistémicos”.
La búsqueda fanática y el descubrimiento de la realidad
Las elecciones generales de los Estados Unidos en 2020 no es una competición entre dos candidatos, sino una seria batalla entre el bien y el mal, con un lado luchando por mantener un mundo libre y el otro lado ansioso por llevar al país al socialismo e incluso al comunismo.
¿Qué es exactamente el comunismo? Rittenberg lo había descrito en varios discursos y entrevistas. Influenciado por la ideología comunista, se unió al PCCh y trabajó para sus principales líderes. Mientras la guardia roja persiguió abiertamente a millones de personas durante la Revolución Cultural, a través de detenciones, torturas, humillaciones y confiscación de propiedades, la propaganda le devolvió de nuevo el fervor durante sus años de juventud. Participó activamente en la Revolución Cultural.
Rittenberg estuvo involucrado en los ataques y difamaciones contra muchos funcionarios destacados del PCCh, entre ellos Wang Guangmei (esposa del expresidente de China Liu Shaoqi), Lu Dingyi (viceprimer ministro del Consejo de Estado), Zhou Yang (teórico literario cuya obra se convirtió en un catalizador de la Revolución Cultural) y Mei Yi (directora general de la Oficina Central de Radiodifusión). Los discursos y las conferencias de prensa de Rittenberg aparecieron en el periódico de los Guardias Rojos. La firma de su Pequeño Libro Rojo por Mao, junto con su foto de grupo con Mao, también se convirtió en una famosa propaganda durante la Revolución Cultural.
Después de leer un informe exagerado sobre un funcionario austero, Jiao Yulu, Rittenberg se arrepintió de la vida de lujo que llevaba y se consideró que no era un verdadero marxista (como otros comunistas chinos, Rittenberg no conocía los escándalos de Marx de que era un informador, de tratar a su sirvienta como una esclava sexual y de darle su hijo fruto del adulterio a Engels). Sin embargo, cuando Rittenberg se ofreció voluntariamente para un recorte de sueldo y entregó su auto asignado por el partido, la propuesta fue “amablemente” rechazada con una amenaza -el PCCh consideró que hacerlo arruinaría la reputación del partido.
Después de ser liberado de la prisión por segunda vez, Rittenberg se cansó del sistema comunista y decidió regresar a los EE. UU. “Lo que lo provocó fue mi repugnancia por la corrupción que ya era rampante. Todavía no era como es hoy, pero ya estaba muy en evidencia”, dijo en una entrevista publicada en The Atlantic en diciembre de 2013 con el título de “El estadounidense que dio su vida al presidente Mao”.
“Me disgustó el hecho de que Deng Xiaoping, después de presumir ante Robert Novak [periodista de la CNN con el apodo de “Príncipe de las Tinieblas”] sobre el Muro de la Democracia, de cómo el gobierno permitía a la gente poner carteles y expresar su opinión y criticar libremente y así sucesivamente, lo cerró una vez que consolidó su poder”, explicó. Disgustado por el cierre de la actividad democrática y la corrupción, se trasladó a los EE. UU.
Un arrepentimiento que llegó tarde
En el prefacio de sus memorias “The Man Who Stayed Behind“, Rittenberg dijo que él y otros habían “emprendido el camino del comunismo con la esperanza de crear un mundo nuevo y mejor”. “Pero al mismo tiempo quiero mostrar una imagen clara de los males que se produjeron”, escribió, “Los vi. Viví con ellos. En algunos casos, para mi vergüenza y pesar de hoy, participé en ellos”.
“Sin embargo, me había equivocado totalmente al aceptar el partido como la encarnación de la verdad y al darle una lealtad acrítica e incuestionable”, añadió.
Explicó esto con más detalle en una entrevista en 2012. “Definitivamente he perdido la fe en la doctrina central del partido comunista lo que se llama marxismo-leninismo, basado en la dictadura del proletariado. La experiencia me enseñó que la dictadura no puede llevar a más democracia, sino solo a más dictadura”, señaló.
Hablando del movimiento democrático contra el proyecto de ley de extradición en Hong Kong, Rittenberg dijo que lo que pasó allí es una tragedia. El PCCh no permitirá la libertad en Hong Kong porque el régimen pretende controlar a la gente.
El objetivo a largo plazo del PCCh: Infiltrarse en los EE. UU. a través de los grupos de élite
Aunque Rittenberg comprendió que había cometido errores al seguir ciegamente al PCCh, no tenía claro cómo la ideología comunista se había expandido globalmente para erosionar a Occidente. De hecho, fundó Rittenberg & Associates, una firma consultora para las compañías americanas que realizan sus negocios en China. En contraste con el marxismo al que una vez fue leal, “usó sus amplios conocimientos y contactos en China para construir su propio imperio capitalista”. Sus clientes incluían a Microsoft, Intel, Prudential Insurance, Polaroid y Levi Strauss.
La infiltración en lugares a través de la no-violencia no era algo nuevo. Karl Liebknecht, cofundador del Partido Comunista de Alemania, también predijo este modelo. Dijo que el comunismo avanzaría en los países occidentales en nombre de la democracia. Anatoliy Golitsyn, un desertor de la KGB soviética, reveló que todos los gobiernos soviéticos son gobiernos leninistas con una estrategia a largo plazo para controlar el mundo. Para lograr ese objetivo, basándose en la metodología de la dialéctica de Lenin, los principales servicios de inteligencia soviéticos elaboraron y pusieron en marcha un plan entre 1959 y 1961.
“Una de las características del plan, obviamente, era dar la impresión de que el movimiento comunista internacional se estaba desmoronando, que había escisiones, divisiones, disidencia, que… había una ruptura entre la China Roja y la Unión Soviética, todas estas cosas eran ejemplos de esta estrategia de desinformación, y uno de los principales objetivos de la misma sería que Occidente se sintiera más seguro y bajara la guardia”, según “Anatoliy Golitsyn: La clave para comprender la situación actual del mundo” en ” The Contemplative Observer”.
Cayendo en la trampa de “jugar las cartas de China”, los Estados Unidos consideraron a China como un verdadero enemigo de la Unión Soviética y comenzaron a acercarse al PCCh a principios de la década de los setenta y establecieron relaciones diplomáticas formales a finales de ese mismo decenio con miras a la construcción de una China más fuerte.
“Nunca debemos olvidar lo que es realmente el comunismo. El comunismo es mucho más que un sistema económico. Es una filosofía de vida total –ateísta y completamente opuesta a todo lo que apreciamos”, dijo el exsecretario de agricultura de EE. UU. Ezra Taft Benson, “Creemos en un código moral. El comunismo niega el bien o el mal innatos”.
Citando un libro escrito por W. Cleon Skousen, The Naked Communist, Benson dijo: “el comunista ‘se ha convencido a sí mismo de que nada es malo si responde a la llamada de la conveniencia’. Esta es una doctrina muy condenable. La gente que acepta verdaderamente tal filosofía no tiene ni conciencia ni honor. La fuerza, el engaño, las mentiras y las promesas rotas están totalmente justificadas”.
Con la disolución de la Unión Soviética en 1991, la China comunista desempeña ahora un papel principal en el cumplimiento de la estrategia soviética a largo plazo inacabada. El libro de 1999 Unrestricted Warfare (Guerra sin restricciones): El Plan Maestro de China para Destruir América, escrito por dos coroneles del ejército de liberación del PCCh, analizó más a fondo cómo dominar el mundo mediante enfoques totalmente correctos desde el punto de vista político por parte de China, es decir, la guerra por todos los medios.
Di Dongsheng, decano adjunto de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin de China, explicó recientemente que el PCCh se había infiltrado en los Estados Unidos a través de los grupos de élite. “Sabemos que la administración Trump está luchando una guerra comercial con nosotros. Así que, ¿por qué tenemos problemas con Trump, cuando hemos sido capaces de manejar todo tipo de problemas entre China y los Estados Unidos desde 1992 hasta 2016?” Di dijo: “¿Cuál fue la razón? Es porque nosotros tenemos gente en altos niveles. Tenemos a nuestros viejos amigos en el círculo central de poder de los Estados Unidos”. También se jactó: “No hay nada que no podamos arreglar con dinero. Si un fajo de dinero no es suficiente, dos fajos servirán”.
“Pero ahora vemos que Biden ha llegado al poder. Las elites tradicionales, las elites políticas y el establishment tienen una relación muy estrecha con Wall Street”, continuó, añadiendo que los fondos de inversión de Hunter Biden tienen conexiones estrechas con el PCCh: “¿Quién le ayudó a construir los fondos? ¿Entiendes? Hay transacciones involucradas”.
La recuperación de los valores morales
Las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2020 han sido muy agitadas. El equipo de la campaña de Trump y sus seguidores en todos los estados en disputa han encontrado una gran cantidad de pruebas de fraude, muchas de ellas apuntando a la influencia del PCCh en las elecciones. Los comentarios de Di, por otra parte, también apoyaron esta evidencia.
Durante un discurso el 2 de diciembre, Trump dijo que la investigación del fraude es crucial. “No se trata solo de mi campaña, aunque tiene mucho que ver con quién será su próximo presidente. Se trata de restaurar la fe y la confianza en las elecciones estadounidenses. Se trata de nuestra democracia y los derechos sagrados por los que generaciones de americanos han luchado, sangrado y muerto para asegurarlos”, explicó, “Nada es más urgente o más importante”.
“Somos los Estados Unidos de América. Los patriotas han luchado y muerto por la libertad desde 1776. En 2020, los patriotas americanos honrarán los sacrificios de nuestros antepasados y tomarán TODAS las medidas necesarias para asegurar que nuestro país siga siendo libre”, escribió el abogado americano Lin Wood en Twitter el 5 de diciembre: “Como los Padres Fundadores, lo hacemos guiados por Dios Todopoderoso”.
Las elecciones generales son como un teatro donde muchas cosas se desarrollan ante nuestros ojos. También es una prueba para ver, en un momento tan crítico, qué clase de personas somos, desde nuestro corazón hasta nuestras palabras y acciones.
Fuente: Minghui.org