Por Emmanuel Alejandro Rondón

Cerrando el año fui a una capilla; tenía mucho tiempo sin ir a misa —aunque esta fue una celebración de palabra—, fue una pequeña, con todas las medidas de prevención sanitaria: tapabocas, un lavamanos en la entrada y alcohol. Siempre es reconfortante asistir a la iglesia, en varios momentos, pude ver los rostros de los participantes, estaban particularmente felices, pero hubo una persona que emanaba aún más alegría que el resto: el celebrante.

Sí, no era un padre, sino un celebrante. Y no era la primera vez que este señor venía a la pequeña capilla de la comunidad a celebrar la palabra. Al ver el desprendimiento de fe del celebrante, en algún momento de la celebración, me vino a la mente la estafa de las “actividades esenciales” y cómo a muchos ciudadanos se les privó de realizar su trabajo durante buena parte del año.

Este 2020 los gobiernos del mundo utilizaron la consigna “actividades esenciales” para priorizar unas actividades por encima de otras; esto con el fin de imponer confinamientos para frenar la curva de contagios. Por mi parte estoy de acuerdo con cuarentenas cortas como mecanismo de defensa o recurso para frenar un exacerbado aumento de casos positivos, pero lo que ocurrió este año fue absurdo, hay encierros que aún no acabaron y la verdad es que, en algunos casos, fueron hasta inservibles.

Véase el caso de Argentina, de los países más afectados por el coronavirus a nivel sanitario y económico y el que impuso el confinamiento más radical en todo el mundo. O mírese las comparaciones entre New York / California —estados demócratas que impusieron los encierros— y Texas / Florida —estados republicanos menos restrictivos—, las cifras de contagios y muertes por COVID-19 son similares. Solamente que en los primeros la economía está gravemente afectada y en los segundos se podrá salir de la crisis con menores inconvenientes.

Para este 2021 es menester entender cómo los gobiernos impulsaron e impusieron sus medidas. ¿Cuáles fueron los argumentos de las administraciones para cerrar la economía y dejar a millones de negocios y ciudadanos en quiebra o desempleados? Bueno, una de las frases más repetidas fue la de solo se pueden llevar adelante las “actividades esenciales”.

Fuente: elamerican.com

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