Los demócratas se han identificado a sí mismos como el partido de los desfavorecidos. Sus consignas y programas están titulados para captar la atención de las minorías, los indigentes, los pobres. Y en gran medida, la gente vota por ellos pensando que está apoyando a los más necesitados.
Biden y Harris hicieron campaña como una dupla por la igualdad y la equidad. Su principal tema fue la lucha contra la desigualdad, por un “campo de juego nivelado”, contra un multimillonario en la Casa Blanca que no se preocupa por los desfavorecidos. Sin embargo, la plataforma Biden-Harris tendrá exactamente el efecto opuesto en la población.
Elección de Escuelas (o School Choice)
Si hay algo fundamental para la movilidad social, y específicamente para que los niños puedan salir adelante sin importar la situación económica en la que hayan nacido, es la educación. Permitir que los niños de familias pobres puedan acceder a educación de calidad es fundamental para romper los círculos de pobreza. Biden y Harris dificultan la elección de escuelas, cerrando el camino más fácil y rápido para que los niños de familias pobres puedan tener buena educación.
School Choice es dar subsidios a los estudiantes en vez de a instituciones educativas que en muchas ocasiones no ofrecen un buen servicio. School Choice es que las familias puedan escoger las mejores escuelas para sus hijos y que el Estado subsidie esa decisión en vez de obligar a los niños a ir a escuelas con bajo rendimiento académico.
Si Biden y Harris quisieran realmente ayudar a los más pobres, a los inmigrantes, a latinos y negros, permitir que las familias escojan la escuela donde será educado su niño —subsidiando la demanda y no la oferta— sería una prioridad. El sistema tradicional de dar dinero a escuelas sin importar sus resultados, y simplemente atar a los niños de familias más pobres a una mala educación, es perpetuar la pobreza de generación en generación.
Alivio de la deuda estudiantil
En este momento aproximadamente 44 millones de habitantes deben un total de $1.6 trillones en préstamos estudiantiles; el 92% de este tipo de préstamos son de propiedad federal, lo que significa que entran en cualquier disposición oficial gubernamental. Uno de cada cinco adultos que tiene préstamo estudiantil está atrasado en los pagos. Y como ya lo hemos expuesto en otras publicaciones, por cuenta de la financiación gubernamental a la educación, las matrículas universitarias suben alocadamente año tras año.
El ofrecimiento de la fórmula Biden-Harris para contribuir a la “solución” de este problema es: dos años de universidad sin cobro y el perdón de deudas estudiantiles de hasta 10 mil dólares. Pero el asunto aún está en negociación. Por ejemplo, el senador de Nueva York, Charles Schumer, pidió a Biden condonar deudas de préstamos estudiantiles por hasta $50,000 y otros demócratas incluso sugieren que se perdone el total de la deuda a los millones de deudores.
¿Acaso nadie se pregunta de dónde saldrá ese dinero para condonar los préstamos? Lo que hay detrás de la propuesta demócrata de liberar a millones de estudiantes universitarios de gran parte de sus deudas no es solo aterrador sino, además, totalmente injusto.
Tanto los impuestos como la inflación, al final del día afectan en mayor medida no a los más pudientes sino a clases medias y bajas, por la vía que sea que se escoja financiar esa condonación de deudas universitarias lo que hay detrás no es más que una transferencia masiva de riqueza desde los menos favorecidos a las clases altas con educación universitaria.
Una vez más, la propuesta de los demócratas no está del lado de los más necesitados, todo lo contrario.
Desfinanciamiento de la Policía
Aunque es evidente, parece que los demócratas no se dan cuenta de que los más afectados con el desfinanciamiento de la Policía son aquellos a los que supuestamente quieren dar protección: clases bajas, inmigrantes, negros, gente sin educación, etcétera.
Los adinerados, grandes empresarios, políticos, gente importante, y en general las clases altas que viven en barrios seguros de USA, que se mueven en sus vehículos, que tienen casas seguras y ponen a sus niños a estudiar en buenos colegios no son los que más necesitan a la policía. De hecho, ¡ellos pueden pagar vigilancia privada!
Sin embargo, ¿qué hacen las familias pobres en los barrios deprimidos si se reduce el personal de policía? ¿A quién van a llamar cuando sean víctimas de un delito?
“Defund the Police” es, de nuevo, una idea que venden de manera agradable pero que en el fondo es echarse la soga al cuello. Definitivamente la gente más necesitada no quiere barrios con menos policía.
Salario mínimo
Cuán fácil y agradable es para un político decirle a la gente que se aumentará el salario mínimo federal a $15 la hora. Pero cuán difícil se hace la vida para aquel joven que luego de este tipo de medidas se queda desempleado.
Es una lástima que la economía sea tan contraintuitiva. Y es que, contrario a lo que muchos creen, es una ciencia. Aunque los demócratas no lo entiendan, los aumentos del salario mínimo que se realizan por ley —no como consecuencia de un aumento en la productividad— provocan desempleo y/o aumentos en los precios de los productos.
Si aumentar el salario mínimo mediante ley fuera tan bueno, entonces, ¿por qué $15 y no $50 la hora? ¿Por qué no sacar a todos de la pobreza decretando un salario mínimo mucho mejor?
Subir el salario mínimo por ley perjudica a quienes son despedidos porque las empresas no tienen cómo pagar el aumento de salario mínimo exigido; perjudica a los compradores que verán aumentar los precios de los productos; pero, además, condena a la informalidad y en muchos casos a la pobreza a los más necesitados.
No se le paga a un empleado más de lo que aporta al proceso productivo. Esas personas cuyo aporte al proceso de una empresa es menor que el salario mínimo son despedidas. En la mayoría de los casos hablamos de personas “vulnerables”, aquellas personas que no han estudiado, que no tienen experiencia pero necesitan trabajar (madres solteras, ancianos, jóvenes, inmigrantes), todos esos a los que los demócratas dicen defender son los que se quedan sin trabajo por cuenta de un elevado salario mínimo impuesto por un político que no tiene ni idea de economía.
Afortunadamente latinos, negros y minorías en general, comenzaron a ver en esta última elección el plan propuesto por Biden-Harris como lo que es: un caballo de Troya, de las élites, por las élites, para las élites.
Como dijo un pensador sabio hace muchos años: puedes engañar a todas las personas algunas veces y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo.
Fuente: El American