Por José Hermosa
Una poderosa coalición financiada por la Fundación Rockefeller prepara la identificación para quienes se vacunen contra el virus PCCh (Partido Comunista de China), y ya negociaron con diversos gobiernos pretendiendo que las pruebas se hagan obligatorias.
La organización participante The Commons Project, sugiere que el proceso será gradual pero inevitable, ofreciendo a cambio el retorno a “la vida normal”, de acuerdo con Summit News del 15 de enero.
“Los individuos van a tener que producir registros de vacunación para muchos aspectos de la vuelta a la vida normal”, declaró imperativamente Paul Meyer, CEO de esa organización.
El grupo se llama Iniciativa de Credenciales de Vacunación (VCI, por la sigla en inglés), y en él participan Microsoft, Salesforce, Oracle y Mayo Clinic, un proveedor de salud estadounidense, además cuenta con el respaldo del globalista Foro Económico Mundial.
Quienes sean vacunados serán identificados con un código QR que puede portarse en el teléfono móvil, o en un impreso, con la supuesta protección de sus datos personales. Este código sería obligatorio para viajar, trabajar, estudiar, etc.
De hecho, ya está siendo implementado por todas las aerolíneas registradas ante las tres principales asociaciones del ramo existentes.
Por su parte el sitio web de la Fundación Rockefeller se prepara para etiquetar a la máxima cantidad de personas, enfocando la operación masiva como si fuera un tipo de guerra.
“La coordinación de un programa tan masivo debería ser tratado como un esfuerzo en tiempos de guerra”, se lee en su sitio web y, por supuesto, contará con su respectivo ejército.
Para este caso la Fundación planea “lanzar un Cuerpo de Salud Comunitaria de Covid para probar y rastrear contactos”, según Summit News.
El rastreo de miles de millones de personas en todo el planeta requeriría un sistema informático diseñado especialmente y una poderosa conexión a la Internet, para lo cual resulta muy oportuna la potente y polémica red 5G, que ya se distribuye por la mayoría de países.
Daría la impresión de que será necesario un monitoreo permanente de cada individuo en el mundo, y tal vez a lo largo de toda su vida para mayor efectividad en los procesos de vacunación.
Las multinacionales pretenden “personalizar todos los aspectos del ciclo de vida de la gestión de la vacunación e integrarse estrechamente con las ofertas de otros miembros de la coalición, lo que nos ayudará a todos a volver a la vida pública”, según el vicepresidente ejecutivo de Salesforce, Bill Patterson.
Se da por sentado que quienes no obtengan el pasaporte del virus PCCh no podrán viajar ni participar en eventos sociales, entre otras actividades.
Este planteamiento de identificación global con base en el estado de salud y en si acepta o no tomar la prueba o la vacuna, genera preocupaciones relativas a los derechos humanos.
Para el jefe de protección de datos de la UE, Wojciech Wiewiórowski, es”extrema” la propuesta de un pasaporte de inmunidad y además dijo que era alarmante y “repugnante”, informó Summit News.
Por su parte el director del grupo británico de defensa de los derechos humanos Liberty, Grey Collier, señaló las eventuales discriminaciones que podrían surgir con el manejo de este tipo de identificaciones.
“Todos deberíamos ser capaces de vivir nuestras vidas libres de interferencias innecesarias, pero las tarjetas de inmunidad corren el riesgo de crear un sistema de dos niveles en el que algunos de nosotros tenemos acceso a las libertades y al apoyo mientras que otros son excluidos”, señaló.
Agregando por otro lado: “Esto podría dar lugar a que las personas que no tienen una tarjeta se vean potencialmente bloqueadas de los servicios públicos esenciales, el trabajo o la vivienda – afectando con mayor crudeza a los más marginados”.