¿Hay alguien que a estas alturas de la película todavía piense que no están sucediendo cosas demasiado raras alrededor de todo el mundo, extrañas casualidades cada vez más difíciles de creer?

Y es que si se dedican a realizar un poco de investigación “casera” se darán cuenta de las extrañas casualidades que se están produciendo y que carecen de sentido si nos basamos en la forma oficial de difundir esas noticias justo en un momento en el que muchos de los líderes mundiales más serviles con el globalismo están dimitiendo o, simplemente, “desapareciendo” de las primeras planas de la información.

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Veamos, solamente en el día de ayer fallecieron dos personas muy relevantes y pertenecientes a la élite financiera mundial. En primer lugar un miembro de una de las familias más poderosas del mundo: Benjamin de Rothschild, banquero y presidente del grupo financiero Edmond de Rothschild, quien falleció, oficialmente, a causa de un infarto.

Casualmente, también ayer, nos enteramos del suicidio en Nueva York del magnate Donald Tober. Tober, de 89 años, era director ejecutivo y copropietario de Sugar Foods, que convirtió el edulcorante artificial Sweet’N Low en un producto básico y casi omnipresente en la alimentación de los estadounidenses, se lanzó al vació desde la ventana de su lujoso apartamento en Park Avenue en Manhattan la madrugada del viernes. El suicidio se ha justificado por la enfermedad de Parkinson que padecía.

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Pero por si esto no fuera suficiente, ayer mismo fallecía a los 66 años de edad el empresario australiano y manager de la mítica banda INXS, Christopher Mark, presuntamente a causa de un linfoma.

Y ahora más muertes tremendamente llamativas, según informa la web ‘Aci Prensa‘ en la última semana, la que va del 8 al 15 de enero, han fallecido nueve obispos católicos de tres continentes debido, presuntamente, al coronavirus. Nueve obispos por la misma enfermedad parecen demasiados para que sea casualidad.

El 13 de enero fallecieron cuatro obispos: El Obispo de Glasgow (Escocia), Mons. Philip Tartaglia, que tenía 70 años; el Obispo de Monze (Zambia), Mons. Moses Hamungole, quien murió a la edad de 53 años; el Obispo de Fano (Italia), Mons. Mario Cecchini, de 87 años; y el Arzobispo emérito de Río de Janeiro (Brasil) Cardenal Eusébio Oscar Scheid, de 88 años.

El 11 de enero moría en Santa Marta, Colombia, Luis Adriano Piedrahita Sandoval, de 74 años, a causa, presuntamente, de las complicaciones provocadas por el COVID-19. El obispo de Trujillo (Venezuela) Mons. Cástor Oswaldo Azuaje, de 69 años, se convirtió en el primer obispo de Venezuela en morir después de contraer el virus el 8 de enero.

El Obispo de la Eparquía greco-católica de Cluj-Gherla (Rumania), Mons. Florentin Crihalmeanu, murió el 12 de enero a los 61 años. El Obispo emérito de Zielona Góra-Gorzów (Polonia), Mons. Adam Dyczkowski, murió el 10 de enero a la edad de 88 años y el arzobispo italiano, Mons. Oscar Rizzato, murió a la edad de 91 años el 11 de enero.

Demasiado casual que mueran tantas personas relevantes en la misma semana y con lo que está sucediendo en todo el mundo, ¿no? Ahí lo dejamos.

Fuente: eldiestro.es,

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