Es alucinante al extremo de miseria y falta de humanidad al que está llegando mucha gente con esto de la pandemia. Les da igual todo y valoran la vida de las personas en función a su edad, enfermedades e incluso su situación personal antes de fallecer.

Es como si la muerte dejara de tener importancia porque el fallecido fuera anciano o tuviera enfermedades, un desprecio absoluto a la vida de los demás como si quien hablara de esa forma estuviera libre de ser viejo algún día o de tener alguna enfermedad grave.

Pero todo esto es mucho más llamativo, todavía, si quien hace el comentario es un investigador o un científico y mucho más si encima está viviendo del dinero de todos ya que, en este caso el protagonista trabaja en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

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Hoy nos hemos encontrado en Twitter con un mensaje de lo más miserable publicado por el investigador del CSIC Javier Sánchez Perona. 

El mensaje publicado por este sujeto es demencial se mire por donde se mire. Atentos porque no tiene desperdicio alguno:

“Los antivacunas se están haciendo eco de varias muertes en Noruega tras recibir la vacuna de Pfizer. Las autoridades han confirmado 13. Todas ellas muy mayores, muy débiles y con enfermedades terminales. #YoMeVacuno”.

Habría que decirle a este sujeto, en primer lugar, que los que estamos en contra de la vacuna del coronavirus no somos, en una inmensa mayoría, “antivacunas”, como él dice. Somos personas a las que nos preocupa, como no puede ser de otra forma, una vacuna de la que no se hace responsable ni siquiera la empresa fabricante al pedir a los gobiernos que les eximan de responsabilidades, en caso de que la vacuna tenga efectos secundarios.

Somos personas que, además, estamos ya vacunados de otras enfermedades y lo hemos hecho incluso con nuestros hijos, pero con vacunas ya probadas durante décadas  y que no han sido fabricadas con la urgencia con la que se ha fabricado esta.

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Pero siendo este calificativo de “antivacunas” grave, es aún peor lo que dice a continuación: “Todas ellas muy mayores, muy débiles y con enfermedades terminales”. Y si son mayores, débiles y con enfermedades terminales, ¿por qué se les ha vacunado? ¿Por qué sus vidas ya no importan?

Siendo investigador y trabajando para el CSIC, nos parece hasta mentira un mensaje como el que ha publicado y que no se le caiga la cara de vergüenza por ello ya que, además de lo miserable del mismo, es una contradicción, se mire por donde se mire.

¿Por qué se vacuna a personas de tanto riesgo? ¿Se les utiliza como cobayas? ¿Por qué todos estos a los que las vidas de los demás les importa tan poco no les colocan la vacuna a sus padres o a cualquier familiar anciano? Gentuza…

Fuente: eldiestro.es.

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