Por José Hermosa

 La revisión realizada por científicos de universidades suecas a un estudio de universidades británicas, encontró que las cuarentenas y los cierres de la movilidad social en las ciudades no son efectivos para detener la propagación del virus PCCh (Partido Comunista de China).

Así lo demuestran el líder de la revisión, Kristian Soltesz, y sus asociados, al catalogar la aplicación de cuarentenas y de órdenes de permanencia en el hogar llamadas Intervenciones No Farmacéuticas (NPI por la sigla en inglés).

La “conclusión de que todos los NPI, aparte del bloqueo, han sido de baja eficacia, se debe tratar con cautela en lo que respecta a las decisiones de formulación de políticas”, sostiene Soltesz.

Por otro lado, un equipo de científicos de la Universidad de Stanford es más categórico aún al controvertir los resultados presentados en el Reino Unido.

“En resumen, no encontramos pruebas sólidas que apoyen un papel de las NPI más restrictivas en el control de COVID a principios de 2020”, según la publicación de Outkick del 15 de enero.

“No cuestionamos el papel de todas las intervenciones de salud pública, o de las comunicaciones coordinadas sobre la epidemia, pero no encontramos un beneficio adicional de los pedidos de permanencia en casa y los cierres de negocios”, agrega.

De esta manera Soltesz y sus asociados desmienten los resultados divulgados por el estudio realizado por los científicos Seth Flaxman y otros del Departamento de Matemáticas, Imperial College London, Londres, Reino Unido, publicado en Nature el 8 de junio.

“Los datos sobre las muertes no son lo suficientemente descriptivos como para respaldar las conclusiones de Flaxman y otros, que se basaron en los resultados de la simulación obtenidos mediante un modelo excesivamente flexible”, concluyeron los revisores del estudio previo.

Flaxman y su equipo, autores del estudio inicial revisado en universidades de Suecia y en Stanford, afirmaron que los cierres tuvieron “un gran efecto” al evitar la propagación del virus PCCh y por tanto consideraban benéfico continuar con esas medidas.

“Nuestros resultados muestran que las principales intervenciones no farmacéuticas, y los cierres en particular, han tenido un gran efecto en la reducción de la transmisión. Se debe considerar la posibilidad de continuar con la intervención para mantener la transmisión del SARS-CoV-2 [virus PCCh] bajo control”, concluyeron los investigadores.

Flaxman y sus asociados se basaron en los datos de mortalidad reunidos entre enero y principios de mayo de 2020, llegaron a la conclusión de que solo uno de ellos, el cierre, había sido eficaz en 10 de los 11 países europeos estudiados.

Los países considerados fueron Alemania, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Irán, Italia, Países Bajos y Suecia.

El estudio de Flaxman, ahora considerado errado, apoyaba la afirmación del Partido Comunista de China (PCCh), del 19 de marzo, según la cual su modelo de cierre había sido exitoso dado que habían desaparecido los casos de virus originados en el país.

El PCCh encerró a muchos millones de personas, declarando que solo habían muerto 4.634, luego de la aparición del virus PCCh, en la ciudad de Wuhan, Hebei, China.

De acuerdo con los estudios que revisaron los resultados de Flaxman  estos se derrumban por completo, lo mismo que la propaganda del PCCh sobre el pretendido éxito de sus cuarentenas.

Es de notar que con base en evidencias indirectas varias fuentes creen que los muertos por virus PCCh fueron muchísimo más numerosos que los citados por el régimen.

Los cierres y cuarentenas, que tanto daño causan todavía en muchos países, podría ser atribuido a una estrategia propagandística del PCCh, a fin de aventajar a sus competidores globales, advierte el investigador y abogado Michael P. Senger.

Para Senger, la estrategia del PCCh buscaba destruir las economías de los países competidores, y enumera una serie de hechos en apoyo de su teoría, según Summit News del 28 de septiembre. 

Senger hace notar que la tasa de mortalidad que causa el virus PCCh es relativamente baja y describe que el PCCh dispuso de ejércitos de cuentas de Twitter, manejadas por bots, impulsando los primeros cierres en países como Italia. 

Además, criticaba continuamente a los países que se oponían al modelo de cierres que impuso en Wuhan, el primer lugar en China que reportó la enfermedad. 

Simultáneamente publicó una serie de vídeos que mostraban, a través de los medios sociales, los dramáticos colapsos de chinos en las calles, algunos de los cuales parecían sobreactuados.

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