Por Vanessa Vallejo

Lo que vemos por estos días debería asustar a cualquier persona sensata. Y es que, como buenos totalitarios, los izquierdistas -adueñados de las Big Tech- hoy controlan la información de la que dispone la gente y, con eso, la forma en la que la mayoría entiende el mundo. El poder de estas grandes compañías es tal que le entregaron la presidencia de USA a Biden.

Sería estúpido analizar lo que pasa por estos días como un simple asunto de cierre de cuentas conservadoras. El real problema no es que le hayan quitado la cuenta a figuras de la derecha -incluyendo al presidente de USA-, el real problema es que las Big Tech tienen hoy la capacidad de establecer el relato dominante en una sociedad. Un relato manipulado que no corresponde a la realidad y no está basado en hechos.

Plataformas como Youtube, Twitter o Facebook, que algún momento fueron la esperanza y la herramienta de aquellos que eran censurados y atacados por los grandes medios de comunicación, hoy, tomadas por la misma izquierda que acaparó la tv y los periódicos, ocultan la información que perjudica al progresismo, mientras que exaltan y hacen virales aquellos contenidos que los benefician. 

Mientras que hace tan solo unos 5 o 6 años estas plataformas permitían que la gente conociera aquella información que los grandes medios no querían publicar, hoy Facebook, Twitter y Youtube, bloquean y eliminan las cuentas que publican ese material incómodo para la izquierda. Pero han ido mucho más allá e incluso se han puesto por encima de los grandes medios de comunicación, después de todo, ¿qué es hoy en día un canal de tv sin redes sociales?

Los efectos de tal poder están siendo subestimados por muchos que se creen el cuento de que lo que ocurre es simplemente un control, por parte de plataformas como Facebook, a aquellas cuentas que envían “mensajes de odio”. 

Qué habría pasado en las elecciones si las redes sociales, y grandes plataformas como Youtube, le hubieran dado la importancia y el espacio que se merecían logros como el histórico crecimiento de puestos de trabajo logrado por Trump, o como la Operación Warp Speed ​​de la administración Trump que consiguió desarrollar una vacuna contra el coronavirus en meses, y cómo habría cambiado la opinión de la gente si hubiera entendido la importancia de los acuerdos de paz logrados en Medio Oriente por Trump. 

Y aún más importante, qué habría pasado en las elecciones, quién habría sido el presidente y quién se habría quedado con el Senado si las Big Tech no hubieran decidido ocultar en sus redes y plataformas asuntos como que Kamala Harris es la congresista más extrema o las acusaciones contra Biden por conducta sexual inapropiada. Y qué habría pasado si las Big Tech no hubieran ocultado y censurado al NY Post cuando publicó correos electrónicos y documentos del hijo del candidato demócrata a la presidencia, Hunter Biden, que vinculan a Joe Biden con hechos de corrupción. 

Aunque nunca sabremos el efecto real que habría traído disponer de unas redes sociales libres que permitan a la gente conocer toda la información, en vez de estar completamente manipuladas por la izquierda, según una encuesta realizada por el Media Research Center, aproximadamente el 17% de los votantes de Biden dijeron que no habrían votado por él si hubieran conocido su historial tan bien como conocían el del presidente Trump. Además, el 45% de los votantes de Biden dijeron que no sabían sobre los negocios turbios de Hunter Biden.

Las Big Tech tienen hoy en día el poder para establecer el relato dominante en una sociedad, esconden información que no les conviene a sus intereses políticos y amplifican aquella que va en línea con sus ideas izquierdistas. 

Hace 4 años las redes sociales y plataformas como Youtube fueron fundamentales para que Trump pudiera ganar, hoy, cuando las Big Tech se dieron cuenta del poder que tienen y sus CEOs progresistas decidieron actuar, las redes sociales que pasaron de ser espacios donde la gente intercambiaba libremente información a plataformas publicitarias del partido demócrata, fueron determinantes para el triunfo de Biden. 

Ganaron las elecciones jugando sucio. Acá no hubo un debate, acá no hubo una exposición de ideas que permitiera a la gente tomar decisiones con toda la información disponible. La izquierda lo tiene claro, las Big Tech son dueñas de la información, pueden ocultar o exponer lo que quieran, simplemente pueden cancelar el debate y que no se hable de lo que no conviene. 

Seamos claros: hoy la izquierda y las Big Tech -convertidas en una extensión del partido demócrata- son los principales enemigos de la libertad de expresión.

En América deberíamos empezar a hablar de cómo las Big Tech le entregaron la presidencia a Biden.

Fuente: elamerican.com

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