Andrés Vacca

La fundación proveedora de abortos, Planned Parenthood, trabajará en forma conjunta con la administración Biden en su polémica labor de promoción y prácticas abortistas, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Como parte de las políticas progresistas de la nueva administración, la fundación espera comenzar a cobrar partidas millonarias de dinero por parte del gobierno federal que habían sido suspendidas durante la era Trump.

Planned Parenthood espera recuperar decenas de millones de dólares en fondos federales, a medida que la administración Biden avanza para revertir las políticas de Trump en favor de la vida, que cortaron su acceso a los dólares de los contribuyentes.

Solo durante el 2019, la organización perdió 60 millones de dólares después que el presidente Trump separara a la fundación del Programa de Planificación Familiar, como lo hizo con toda organización que participe en la promoción o prácticas abortivas, según lo reportado por Washington Free Beacon

Alexis McGill Johnson, presidente del Planned Parenthood Action Fund, dijo que la fundación está ansiosa por su “asociación” con la nueva administración.

El presidente Biden, además de comprometerse a refinanciar a Planned Parenthood con fondos de los contribuyentes, mostró su afinidad con el movimiento abortista al incorporar en su administración a aliados de Planned Parenthood y políticos que han sido beneficiados por la agrupación.

Acorde con información reportada por AP NewsAndrea Palm, recientemente nombrada como subsecretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos, fue criticada cuando trabajaba para el Departamento de Salud de Wisconsin por contratar a un exempleado de Planned Parenthood para ayudar a dar forma a la política de salud estatal.

La nueva Secretaria del Tesoro, Janet Yellen también fue miembro de Planned Parenthood. Y Jen O’Malley Dillon, subdirectora de personal de Biden, cofundó una empresa de marketing que trabajaba frecuentemente con Planned Parenthood como uno de sus principales clientes.

Los activistas en favor de la vida lamentaron el compromiso de la nueva administración de impulsar un mayor acceso al aborto. “El aborto no es atención médica. Es desgarrador, pero no sorprendente que el día en que conmemoramos la pérdida de más de 60 millones de estadounidenses debido al aborto, la nueva administración ya se esté inclinando agresivamente hacia el extremismo del aborto”, dijo la presidenta de March for Life, Jeanne Mancini en su cuenta de Twitter. “Hacerlo genera más divisiones en un momento en que nuestro país necesita unidad y sanación”.

Según Worldometer, una organización que está dirigida por un equipo internacional de desarrolladores, investigadores y voluntarios con el objetivo de hacer estadísticas mundiales, en el 2020 el aborto fue otra vez la causa número uno de muertes a nivel mundial con 42,7 millones de seres humanos por nacer que fueron asesinados por medio del aborto. 

La fundación Planned Parenthood, por ser la asociación número uno en desarrollar prácticas abortivas, tiene gran responsabilidad en estas estadísticas. Y lamentablemente pareciera que ahora sumará la complicidad del gobierno estadounidense, con todo el poder que eso significa, para continuar con sus prácticas en sintonía con la agenda de exterminio impulsada por la izquierda a nivel mundial.

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