Yonko Grozev, presidente de la sección del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos encargada de revisar el caso de un hombre al que la justicia británica ha condenado a morir de hambre y sed contra el criterio de parte de sus familiares, rechazó «sumariamente, sin dar ninguna explicación» proteger su vida. «Su decisión es definitiva y no se publica en el sitio web de la Corte. El archivo, no. 55987/20, será destruido pronto», alerta el presidente del Centro Europeo para la Ley y la Justicia Gregor Puppink.

El búlgaro Yonko Grozev fue directivo de la Open Society de George Soros hasta el año 2015, cuando se incorporó al Tribunal de Estrasburgo y no es el único caso. Al menos 22 de los 100 jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos están en la órbita del magnate multimillonario, según un informe elaborado por el Centro Europeo para la Ley y la Justicia en el que se desvelaba este encaste de la «ganadería Soros» de jueces europeos.

Al conocer tal circunstancia, la familia trató de presentar ante el presidente del TEDH Robert Spano una acción de reprobación del juez Grozev, ya que la Open Society y otras organizaciones vinculadas a la fortuna de Soros han sido especialmente beligerantes en la promoción de la eutanasia.

El reglamento del Tribunal de Estrasburgo establece que ningún juez podrá participar en la consideración de un caso si, entre otras razones, “su independencia o imparcialidad puede ser legítimamente cuestionada” y define la imparcialidad como la ausencia de parcialidad o prejuicio por parte de los jueces de tal forma que «incluso las apariencias pueden ser importantes» al respecto. Sin embargo, la petición fue rechazada.

El presidente del Centro Europeo para la Ley y la Justicia considera que de esta decisión se pueden extraer varias lecciones. La primera de ellas es que «las personas en coma no tienen nada que esperar de la Corte y que nos estamos acostumbrando a su eutanasia».

Pero Puppink también considra que este caso ejemplifica a la perfección cómo es de perjucidial «reclutar activistas, en lugar de jueces profesionales, para servir en el Tribunal, porque siempre serán, y con razón, sospechosos de parcialidad».

En ocasiones, de forma grosera, puesto que el juez Grozev, según el informe del Centro Europeo para la Ley y la Justicia se encontró en una situación de conflicto de intereses en al menos ocho ocasiones. La más llamativa, tal vez, cuando en noviembre de 2020 juzgó un caso presentado por la ONG que él mismo había fundado y dirigido hasta 2013.

Fuente: actuall.com

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