Por José Hermosa

Numerosos grupos invocan la solidaridad con los millones de personas víctimas de trabajos forzados, que el Partido Comunista de China (PCCh) esclaviza en campos de concentración en la provincia de Xinjiang, y piden boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022.

Desde el 2019 un importante grupo musulmán pide a Estados Unidos el boicot, y luego de que el ex secretario de Estado, Mike Pompeo, admitiera oficialmente el genocidio más voces se unen al clamor en defensa de las víctimas, como lo hicieron los líderes de la comunidad judía de Gran Bretaña el 26 de enero según The Times. 

“Dejemos a un lado la cuestión de si es apropiado utilizar el intento nazi de eliminar al pueblo judío de la faz de la tierra como analogía de cualquier otra atrocidad masiva”, escribió la autora británica Melanie Phillips.

Y agregó: “Es indiscutible que los chinos [los del PCCh] son culpables de crímenes contra la humanidad en su represión de los uigures, una comunidad musulmana concentrada en la provincia de Xinjiang”, denunciando la atroz violación a los derechos humanos.

El PCCh “ha cometido un genocidio contra los uigures, predominantemente musulmanes, y otros grupos étnicos y religiosos minoritarios de Xinjiang”, determinó Pompeo el 19 de enero luego de analizar los hechos.

Asimismo, el secretario de Estado entrante, Antony Blinken, respaldó la determinación de Pompeo al confirmar que el PCCh aplica el exterminio de los grupos humanos y religiosos de su territorio, que no se resisten a las terribles prohibiciones a la libertad de conciencia, y de creencias religiosas y culturales.

No obstante, Estados Unidos todavía sigue entrenando a los cientos de atletas que lo representarán en los Juegos Olímpicos de Beijing 2022, lo que sería contradictorio con sus declaraciones contra el genocidio en China, dejando sin castigo a los genocidas y sin justicia real para las víctimas.

“Estados Unidos no debería enviar a sus atletas a participar en ningún evento que tenga lugar en un país que está cometiendo un genocidio. Esta declaración no debería ser controvertida”, escribe el columnista Zachary Faria del Washington Times. 

“Por muy duro que sea para los atletas, no hay excusa para que Estados Unidos consienta a China o a sus cobardes aliados en el Comité Olímpico Internacional”, reiteró Faria llamándolos los “Juegos del Genocidio” de China.

Además de las detenciones masivas y la explotación laboral, el PCCh impone abortos forzados, esterilizaciones y métodos de control de la natalidad involuntarios, a los perseguidos.

También ejecuta la extracción forzada de órganos humanos para su comercio en trasplantes, como suele hacerlo con los practicantes de la antigua disciplina espiritual Falun Dafa o Falun Gong.

Para el autor Nicholas Hanson: “Biden debería transmitir el mensaje al PCCh ahora. Tiene un año para liberar a sus prisioneros musulmanes y vaciar por completo y cerrar definitivamente los campos de concentración, o habrá menos invitados a su fiesta”.

Igualmente cree que el boicot sería efectivo si se logra el apoyo de todos los países aliados, uno de los mayores temores del PCCh.

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