Por Camilo Bello
Biden en campaña mostró su descontento con el partido Comunista chino al llamar matón a Xi Jinping. Sin embargo, en la Casa Blanca el plan de Biden para combatir al régimen genocida chino aún no es claro.
Estados Unidos con Biden-Harris además de volver a la Organización Mundial de la Salud, organización cómplice de Beijing en el mal manejo de la pandemia del Covid-19, también ha comenzado a ceder en otros frentes.
La postura de Estados Unidos ha sido fundamental para la defensa de los valores democráticos teniendo en cuenta el crecimiento del régimen chino. Nacionalismo desde las instituciones, carrera armamentista, diplomacia coercitiva y economía sin libertad, son algunos de los grandes peligros que trae el ascenso chino.
Lea también: ABSURDO: Biden PROHIBIÓ el término VIRUS CHINO a través de una orden ejecutiva
Uno de los medios más fuertes de China para expandirse es su poder blando. Se trata de acciones diplomáticas y económicas que buscan conquistar nuevos mercados y comunidades evadiendo responsabilidades y sanciones debido las violaciones a derechos humanos, delitos de lesa humanidad y prácticas sin transparencia en el manejo de la información.
La hegemonía de la transparencia, democracia y libertad en cabeza de Estados Unidos depende de la perspicacia y contundencia con la que el Gobierno de Biden ejecute políticas ante la amenaza de regímenes autoritarios como el de China.
Lea también: 20 AÑOS DE ENGAÑO: En el 2001 el régimen chino le MINTIÓ AL MUNDO para JUSTIFICAR sus crímenes contra la HUMANIDAD
Por ejemplo, la administración Trump calificó de hipócrita y egoísta a la oficina de derechos humanos y se manifestó en su momento, en contra de la participación de China como miembro del comité, lo que trajo como consecuencia en junio de 2018, la salida de Estados Unidos de esta comisión, enfocándose en las sanciones contra China por la violación a los derechos humanos.
Estados Unidos ante la ONU en la era Biden
Desde el año 2013 China domina la agenda en la Organización de Naciones Unidas (ONU). A pesar de cometer violaciones a los derechos humanos, China hace parte del comité que controla que dichos derechos sean respetados a nivel global.
La Administración Biden-Harris por su parte le apuesta a participar y colaborar en la protección de los derechos humanos con los regímenes que los violan. El presidente ha designado como embajadora de Estados Unidos ante la oficina de las Naciones Unidas a Linda Thomas-Greenfield.
Thomas-Greenfield ha comunicado a la prensa su estrategia en la oficina de la ONU. Pagar las cuotas de Estados Unidos a la organización para la paz, que había sido suspendida por Trump por cuestionar su legitimidad y regresar a los comités donde según Thomas-Greenfield, “Estados Unidos no debe permitir que otras potencias llenen su vacío”, refiriéndose a China.
“En particular, sabemos que China está trabajando en todo el sistema de la ONU para impulsar una agenda autoritaria que se opone a los valores fundamentales de la institución: los valores estadounidenses”
Thomas-Greenfield
A pesar de su estrategia, la nueva embajadora ante la ONU ha sido cuestionada por su participación en actividades del Instituto Confucio.
El Instituto Confucio es una organización del ministerio de educación de China, que ha sido vetado en algunos países por expandir la propaganda del Partido comunista chino y ser una fuente de persecución y vigilancia.
La diplomática elegida por Biden aseguró a los medios de comunicación que el mencionado discurso fue por “estima por la universidad”.
“Sinceramente, desearía no haber aceptado la invitación específica. Y salí de la experiencia francamente alarmada por la forma en que el Instituto Confucio se estaba involucrando con la comunidad negra en Georgia”.
Thomas-Greenfield
Thomas-Greenfield ha expresado que Estados Unidos debe actuar de manera inteligente frente a China y los demás regímenes autoritarios. Sin embargo, analistas coinciden en cuestionar a una diplomática de carrera como Thomas-Greenfield al contratar con el polémico instituto.
Biden sigue el camino de Obama ante el poder blando del Partido Comunista chino
La elección de Thomas-Greenfield enciende las alarmas sobre la postura que la administración Biden-Harris va a tomar frente al poder de China en Naciones Unidas.
La administración Obama-Biden cedió ante las presiones de China en la llamada estrategia de equilibrio de poder. Dicha política no sólo le permitió a Beijing avanzar en materia tecnológica y económica, en donde “China por la paridad del poder adquisitivo (PPP), superó a los Estados Unidos como la economía más grande en 2014”.
Además, en materia de política exterior, Obama-Biden fracasó en una de las más grandes derrotas a Estados Unidos en Asia, en la cual China tomó el control militar de la región Indo Pacífico.
Actualmente, China tiene un camino despejado en la ONU y en el Consejo de Derechos Humanos. Recordemos que el pasado octubre de 2020 a pesar de las denuncias hechas por la delegación de Estados Unidos, el gigante asiático contó con el respaldo de 45 países para seguir siendo miembro de dicho consejo.
El caso de Emma Reilly y las víctimas de China en la ONU
La defensora de Derechos Humanos Emma Reilly, ha estado haciendo una serie de señalamientos sobre cómo el Consejo de Derechos Humanos de la ONU es controlado por China, y los efectos que esta influencia ha traído sobre las víctimas o activistas que denuncian los atropellos de Beijing desde 2013, año en el cual la administración Obama-Biden hacía parte de la misma.
Según Emma Reilly, la oficina de derechos humanos de la ONU transfiere a la delegación de Beijing toda la información de las víctimas o activistas de varios países que testificarán contra el Partido Comunista chino. Información de más de 70 víctimas y activistas provenientes de China, Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido han sido entregados a la delegación de China.
Reilly dijo a la prensa que China había pedido que su oficina entregara los nombres de los disidentes chinos que acudirían al Consejo de derechos humanos de la ONU a partir de 2013. Añadió que “una vez los nombres son entregados al Gobierno chino, tanto los activistas como sus familias son presionados para que no asistan a las reuniones, algunos incluso fueron arrestados y torturados, y en un caso, se informó que una persona murió mientras estaba detenida”.
Las denuncias sobre la oficina de derechos humanos de la ONU vienen desde el 2013, año en que el Gobierno de Estados Unidos era miembro del comité. Emma Reilly dice a la prensa, que este tipo de actuaciones “va en contra de las reglas básicas” del organismo internacional, justamente porque ponen en riesgo a las víctimas, y agrega que “otros gobiernos, suelen hacer el mismo tipo de petición, pero que se les ha rechazado”.
El Senador Ted Cruz ha sido portavoz de estas denuncias en las que señaló a Fox News: “Estados Unidos debería retener absolutamente estos fondos si es cierto que la ONU ayudó activamente al Partido Comunista chino al filtrar las identidades de los disidentes que se pronunciaron contra las violaciones de derechos humanos, o si la ONU ahora está apuntando al denunciante que habló en contra de estas filtraciones”.
Según analistas, si Biden vuelve al camino de Obama en la política exterior, Estados Unidos perderá el compromiso con sus aliados en Asia y dejará el camino libre a China para que se imponga ante los valores democráticos por la vía blanda y el poder militar.
Fuente: elamerican.com