El 11 de junio de 1987, cincuenta mil manifestantes se reunieron en Berlín Occidental para protestar contra la visita del presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan. Era los años de la guerra fría entre occidente supuestamente capitalista, libre y próspero y el bloque comunista liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas ( URSS).
Al término de la Segunda Guerra Mundial, en 1949, Alemania derrotada, fue dividida entre los países aliados y Rusia. Alemania comunista fue bautizada como República Democrática Alemana o Alemania Oriental, y la otra, República Federal Alemana, también llamada Alemania Occidental. Alemania dividida tuvo dos equipos de fútbol y, competían entre sí.
Sin embargo, Alemania Democrática no tuvo el éxito futbolístico de Alemania Federal, solo clasifico a un mundial, el de 1974.
Dentro de Alemania Democrática se situaba Berlín Occidental, en los primeros años después del fin de la guerra, los alemanes podían moverse entre el lado occidental y oriental libremente, mientras observaban que la opresión del régimen comunista y la libertad se extinguían.
Miles de alemanes de la parte oriental cruzaban a occidente y no regresaban, era una situación preocupante para el comunismo, así que decidieron construir un muro alrededor de Berlín para evitar la fuga de sus ciudadanos hacia occidente. El paraíso comunista se había alcanzado.
El 12 de junio de 1987, los manifestantes contra la visita de Reagan habían sido controlados por la policía, y en la icónica puerta de Brandemburgo, Reagan hizo un llamado histórico al entonces líder de la URSS, Mikhail Gorbachev, le dijo: “Señor Gorbachev destruya este muro”.
Un muy buen amigo mío, compañero universitario y georgiano (de la República de Georgia, país de Stalin), me comentó en una tertulia quince años atrás, que el entendió que algo andaba mal en la URSS cuando cambió una botella de vodka por una ametralladora Kalashnikov.
En 1989, mientras el comunismo se derrumbaba y éramos testigos de su fracaso, Perú se había convertido en un país inviable, con el estado infiltrado por el comunismo y dos grupos terroristas desatando violencia en la mitad del país. Alan García, presidente en ese entonces era un socialista que no se atrevió a realizar reformas para cambiar el modelo comunista dejado por Velasco Alvarado. Antes, Fernando Belaunde tampoco se atrevió.
El 9 de noviembre de 1989, miles de personas de Alemania oriental se juntaron en la puerta de Brandemburgo y con martillos y combas empezaron a destruir el muro, los guardias no dispararon, recuerdo verlos sonriendo fumando cigarrillos mientras los manifestantes golpeaban la pared y cruzaban a occidente, era una fiesta que significó la caída del imperio comunista soviético.
Lea también: La profecía ‘secreta’ que vaticina el colapso del régimen comunista chino
Se escribieron muchos libros, y los politólogos exclamaban el “fin de las ideologías,” y la desaparición para siempre del comunismo. Estaban equivocados. El comunismo, que ya había fracasado, empezó su transformación en la década del cincuenta. Primero cambiando su nombre a socialismo, y mimetizándose en otras causas como el medio ambiente, minorías, feminismo, libertad sexual y grupos católicos. Toda causa que pudiese ahondar las diferencias entre los ciudadanos fue tomada por el neo marxismo.
Inmediatamente después de la caída del muro de Berlín, en 1990, se formó el Foro de Sao Paolo organizado por el Partido de los Trabajadores de Brasil, que llevó a Lula da Silva a la Presidencia de su país. Lula está preso en la cárcel por corrupto, y fue el jefe del Foro de Sao Paolo, que junto a empresas brasileñas se dedicó a corromper muchísimos políticos latinoamericanos. Trabajaban como la mafia, con área política en planilla.
Los miembros del Foro son partidos políticos, guerrilleros, terroristas, católicos, feministas, y cualquier otro que pueda atacar la civilización tal cual la conocemos, con el objetivo de producir miseria. Grupos ambientalistas, derechos humanos, animalistas y anti familia son miembros del Foro también.
El 25 de Setiembre de 2018, en la asamblea general de la Naciones Unidas, después de treinta y dos años del memorable discurso de Reagan en Berlín, un presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, vuelve a alertar al mundo sobre el peligro del socialismo y hace un llamado al mundo a rescatar Venezuela. Trump puso al mundo en alerta, la amenaza está viva y muy fuerte inclusive en los Estados Unidos.
Fuente: Panam Post