Por Carlos Esteban

“Hace casi que Jill y yo rendimos homenaje al agente de policía del Capitolio Brian Sicknick, a quien se honraba en la Rotunda tras perder la vida defendiendo el Capitolio de una muchedumbre sediciosa y violenta el 6 de enero de 2021”, empieza la nota de prensa oficial emitida por la Casa Blanca tras el fallido ‘impeachment’ contra el ciudadano particular Donald Trump. “Aunque la votación final no llevó a una condena, lo esencial de los cargos presentados no se discuten”.

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Bueno, Joe, en realidad, sí. Y no es que lo discutan esos feroces votantes de Trump en oscuros blogs a punto de recibir la implacable censura de las tecnológicas, sino la ‘biblia’ diaria del buen progresista americano, el New York Times.

Ya hemos contado aquí cómo describió la Dama Gris la terrible y heroica muerte del oficial Scknick, con el cráneo destrozado por el extintor que esgrimía un trumpista anónimo, el arquetipo, probablemente, de todos los votantes de Donald Trump, y, en consecuencia, toda la prensa nacional e internacional de algún peso.

Solo que, como también hemos contado, era un invento de cabo a rabo, salido de la nada o, mejor, del deseo, y así se encargó de desmontarlo un atrabiliario portal alternativo de noticias, Revolver, amplificado por la figura más seguida de la televisión norteamericana, Tucker Carlson, en la Fox.

Sea como fuere, y sin que sirva de precedente, el New York Times se la ha tenido que envainar. Publica ahora: “Fuentes de la policía dijeron inicialmente que Sicknick fue golpeado con un extintor, pero semanas más tarde esas mismas fuentes y los investigadores diferían sobre si había recibido dichos golpes. Expertos médicos han asegurado que no murió a raíz de una contusión, según declaraciones de las autoridades policiales”.

Oh, vaya.

Apesta a voladura del Maine, un casus belli fabricado de la nada para justificar las purgas. De entrada, sorprende la circunstancia extrañísima de que, a estas alturas, un mes y pico después de hechos tan graves, todavía no haya un informe oficial de la autopsia de Sicknick, ni siquiera después de que se desmontara la versión común en los medios.

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No sabemos, pues, de qué murió Sicknick, solo sabemos que no fue golpeado con un extintor por salvajes trumpistas sedientos de sangre y que, de hecho, se confesó en buena forma en un mensaje de texto enviado a su hermano horas después de concluido el asalto.

Aunque el New York Times, al dar como autorizada la primera versión, citaba fuentes de la policía del Capitolio, hay razones sobradas para sospechar que el ‘soplo’ vino más bien del cuartel general demócrata. Lo indudable es que esta monumental ‘fake news’ no podía dejar de tener una influencia crucial en el proceso de impeachment del expresidente.

Pero, ya ven, el propio presidente Biden, oficialmente respalda la versión desmontada, lo que nos hace temer que, de aquí a unos años, la trágica muerte del agente Brian Sicknick a manos de una horda de trumpistas blandiendo extintores letales mientras protegía heroicamente el sacrosanto recinto del templo de la democracia, pasará a los libros de historia y al folclore popular. No descarten canciones y series.

Pero lo esencial en todo esto es que las noticias falsas han dado un paso de gigante al que deberíamos acostumbrarnos. Cuando el presidente de Estados Unidos mantiene una ficción que el propio diario del régimen tiene que retirar, y la hace, por así decir, oficial, ya podemos estar seguros de que la distinción entre mentira y verdad no va a tener la menor importancia en el nuevo régimen.

Fuente: gaceta.es

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