Son las consecuencias de ver al virus por todas partes, como causante de todas las enfermedades y desgracias que hay en el mundo. La sanidad ya no entiende otra cosa y ha convertido la pandemia en un pandemonium.

A un bebé de Cartagena un mal diagnóstico le ha causado una lesión cerebral. El niño, llamado Hugo Dato, padecía la enfermerdad de Kawasaki y no covid.

Hugo nació el 3 de noviembre de 2019 completamente sano y solo cuatro meses después, en pleno confinamiento en marzo, empezó a tener fiebre, conjuntivitis y eritemas.

Lea también: Las máscaras, el distanciamiento social y el aprendizaje virtual realmente están instalando el COMUNISMO en América.

Tras una primera llamada a su médico, ocurrió algo característico de la pandemia: decidió no atenderle presencialmente ya que podría tratarse de un “contagiado” y, en su lugar, le recetó Apiretal para la fiebre y suero fisiológico para los ojos.

Al ver que la fiebre continuaba, los padres del pequeño le llevaron a un médico privado, que sí le atendió presencialmente, como corresponde. Pero la chapuza no cambió. El médico privado les dijo que los síntomas correspondían a un virus, pero por aquel entonces no había pruebas para determinar si era coronavirus, por lo que le recetó un antibiótico. Pasados 20 días, el niño mejoró en su estado de salud.

Sin embargo, a finales de diciembre, cuando Hugo ya contaba con más de un año de vida, la situación dio un giro radical. Una noche en la que el niño no paraba de vomitar, su corazón dejó de latir, por lo que fue llevado al hospital Santa Lucía, donde consiguieron estabilizarlo, y posteriormente lo trasladaron al hospital Virgen de la Arrixaca en Murcia.

Lea también: OMS habría ofrecido 20 millones de dólares al presidente de Madagascar para poner tóxicos en un remedio para covid

Allí descubrieron que el pequeño Hugo tenía aneurismas “gigantes” en el corazón y que los síntomas que tuvo a los cuatro meses de vida era la enfermedad rara conocida como el síndrome de Kawasaki. “Se podría haber curado con un simple tratamiento, pero no lo detectaron, dieron por hecho que era covid, o un simple virus”, ha lamentado su madre.

La enfermedad le ha dejado graves secuelas en el cerebro del pequeño, que necesita de una sonda nasogástrica. “Puede oír y sentir, pero no consigue conectar con las personas, mirarlos, ni reír ni llorar; no puede sostener su cabeza ni mover brazos y piernas, ni tomar mi biberón como antes”, ha explicado su madre.

Fuente: mpr21.info

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
0 Comentarios
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas