Traducido de The Dan Bongino Show por Tierrapura.org
Cuando obtienes un perro como apoyo político, no debería sorprender a nadie si no funciona bien. En el caso de Joe Biden, adoptó a “Major” durante la campaña presidencial de 2018. Se suponía que la idea era que el animal fuera el “primer perro de rescate” en vivir en la Casa Blanca. Luego, el perro mordió a un guardia de seguridad y Joe Biden envió a sus dos perros de regreso a Wilmington, Delaware. El otro perro tiene 13 años y se llama “Champ”.
Aparentemente, el perro de rescate “Major” mostró “un comportamiento agitado en múltiples ocasiones, incluyendo saltos, ladridos y ’embestidas’ al personal y seguridad” y finalmente pasó de la raya y mordió a alguien. Hasta el momento, no hay información sobre la gravedad de la mordedura.
Por supuesto, Joe Biden ya estaba mentalmente confuso cuando consiguió este perro e incluso cuando te escondes en un sótano durante tu campaña, no tienes mucho tiempo libre para pasar con un animal. Entonces, el perro probablemente nunca fue entrenado muy bien para empezar, empeoró con el tiempo y finalmente se pasó de la raya y mordió a alguien. Por supuesto, si a Biden le importara lo suficiente, fácilmente podría traer un adiestrador de perros para trabajar con el animal.
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De hecho, probablemente hay muchos entrenadores de primer nivel que lo harían gratis, solo para decir que ayudaron al presidente de los Estados Unidos con su perro. Desafortunadamente, el perro de apoyo político no era lo suficientemente importante para eso. Incluso mantener a su otro perro “Champ” en la Casa Blanca no era lo suficientemente importante como para merecer algo de entrenamiento para su perrito. Ese perro tiene 13 años. Eso es viejo para un perro y nunca se sabe cuánto tiempo le queda a un perro a esa edad, pero aún así, se va a Delaware. Joe Biden no solo es un mal presidente, aparentemente también es un mal dueño de perro.
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