Sabrina Martin Rondon
Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”: esta frase atribuida al jefe de campaña de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, hoy se hace más vigente que nunca; pues grandes medios de comunicación, periodistas influyentes y las Big Tech han decidido consecuentemente difundir falsedades para influir en la opinión pública e intentar cambiar el destino de los Estados Unidos.
Glenn Greenwald, reconocido periodista que renunció a The Intercept por censura del medio a una nota relacionada con Joe Biden, realizó una extensa publicación donde demostró cómo los medios más influyentes de América se convirtieron en instrumento de manipulación. Los calificó de ser un “manual engañoso”.
Greenwald se refirió a las afirmaciones sobre la supuesta participación rusa en la adquisición de la computadora portátil de Hunter Biden, y desmintió el alegato que constantemente usan los grandes medios de que toda información incómoda sería resultado de la “desinformación rusa”.
Semanas previas a las elecciones, The New York Post publicó una serie de artículos sobre negocios de la familia Biden en Ucrania, China y otros lugares, y ante la revelación lo que hicieron las principales redes sociales fue bloquear cualquier enlace a la publicación para evitar su difusión; la excusa para aplicar la censura fue que los datos publicados eran “desinformación rusa”.
De acuerdo con Greenwald esa afirmación de “desinformación rusa” fue inventada por un grupo de varias docenas de exfuncionarios de la CIA y otros agentes de la comunidad de inteligencia liderados por el director de la CIA de Obama, John Brennan.
El periodista recuerda que pese a que agentes del estado admitieron que no había evidencia de participación rusa, los grandes medios de comunicación decidieron ratificarlo como un hecho.
“El hecho de que esos materiales fueran “desinformación rusa” se volvió tan reflexivamente aceptado por los medios estadounidenses que se convirtió en la principal excusa para ignorar e incluso censurar los informes, y también le dio a la campaña de Biden una excusa fácil para evitar responder cualquier pregunta sobre el contenido de los documentos revelados”, señala Greenwald.
Los grandes medios, periodistas y el eco a una mentira
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional desclasificó un breve informe de 12 páginas titulado “Amenazas extranjeras para las elecciones estadounidenses de 2020”; el documento establece que “Putin autorizó… operaciones de influencia destinadas a denigrar la candidatura del presidente Biden y al Partido Demócrata, apoyar al expresidente Trump, socavar la confianza pública en el proceso electoral y exacerbar las divisiones sociopolíticas en Estados Unidos”.
El informe no menciona los materiales de la computadora portátil (pc) Hunter Biden ni aludió a ellos, y sin embargo grandes medios y periodistas afirmaron, sin pruebas, que el informe de Inteligencia Nacional también demuestra que los materiales del computador del hijo de Biden fueron supuestamente diseñados por Rusia.
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Algunos periodistas reconocidos que hicieron eco a la mentira fueron Patrick Tucker, editor de la revista Defense One, Chris Hayes presentador de MSNBC, Ben Collins de NBC News, Asha Rangappa de CNN, SV Daté corresponsal de HuffPost, entre otros.
Hayes, fue uno de los únicos periodistas que tras difundir esta falsedad, luego se retractó rápidamente, mientras que Tucker, Rangappa de CNN y Collins de NBC News eliminaron sus tuits silenciosamente sin decir nada a las miles o decenas de miles de personas a las que engañaron.
De la mentira a la verdad sin importar las consecuencias
Lo sucedido con el caso de la supuesta “desinformación rusa” también recuerda a la rectificación que hizo el Washington Post luego de que el daño ya estuviera hecho.
El pasado 9 de enero, el Post citó originalmente a Trump diciendo que el entonces presidente había instado a un investigador electoral de Georgia a que “encontrara el fraude” en el estado. Sin embargo, una cinta de audio recién aparecida reveló que Trump no usó esas palabras, lo que llevó a una corrección colocada en la parte superior de su artículo original.
El mea culpa del Post desató una tormenta de críticas, dado que “informó” sobre cosas que Trump nunca dijo mostrándolo como citas directas. Lo que a su vez plantea otra gran pregunta, ¿por qué tantos otros medios “confirman” y difunden constantemente la mentira?
Fuente: El American