La imposición de la ideología de género y de su variante más radical, la teoría queer, está provocando situaciones totalitarias en países democráticos.

Detenido por referirse a su hija de 14 años por su sexo biológico

Un ejemplo es lo que le ha ocurrido a Robert Hoogland, de Surrey, en la Columbia Británica, Canadá. Según informaba anteayer el Daily Wire. Hoogland tiene una hija de 14 años que se autopercibe como un niño. El pasado martes, este ciudadano canadiense fue detenido y llevado a prisión por orden del Fiscal General de la Columbia Británica, bajo la acusación de desacato por el mero hecho de referirse a su hija con los pronombres “she” y “her” (ella).

Un tribunal consideró «violencia familiar» usar pronombres femeninos con la niña

En febrero de 2019, el Tribunal Supremo de la Columbia Británica ordenó que la niña recibiera inyecciones de testosterona sin obtener el consentimiento de los padres, señala el Daily Wire. Además de pasar por encima de su patria potestad y adoptar esa gravísima decisión sobre una menor de 14 años, el tribunal también declaró que si sus padres se referían a ella usando pronombres femeninos o se dirigían a ella por su nombre de nacimiento, serían considerados culpables de “violencia familiar”, según señaló entonces The Federalist.

El colegio de la niña fue el que inició este proceso

El Daily Wire señala que cuando la niña estaba en séptimo grado (un curso cuyos alumnos están entre los 12 y los 13 años), su escuela la instó a ver al psicólogo Wallace Wong, quien le recomendó que comenzase a tomar hormonas de sexo cruzado a los 13 años. Hoogland alegó entonces el historial de problemas de salud mental de su hija y se negó a dar permiso para que fuese sometida a esa terapia hormonal. Entonces, los médicos del BC Children’s Hospital decidieron que la niña debería recibir inyecciones de testosterona, pasando por encima de la decisión de los padres.

Con 14 años no puedes votar, beber alcohol, conducir ni casarte… ¿pero sí cambiar de sexo?

The Federalist también señaló que la última vez que ese padre concedió una entrevista a ese diario, fue condenado por “violencia familiar” por el Tribunal Supremo de la Columbia Británica por sus “expresiones de rechazo a la identidad de género” de su hija, por el mero hecho de llamarla por su nombre de nacimiento o tratarla según su sexo biológico. Además, fue puesto bajo amenaza de arresto inmediato si lo atrapaban refiriéndose a su hija como una niña nuevamente. Una situación puramente grotesca que demuestra a qué extremos de pérdida de libertades están llegando algunas democracias en aras de la ideología de género y de le teoría queer, que desvinculan el sexo de la biología.

Preocupado por los posibles efectos de la terapia hormonal, Hoogland se opuso, pero uno de los médicos le informó que el consentimiento de la niña era suficiente para que comenzase a recibir las inyecciones de testosterona. Hoogland respondió entonces solicitando una orden judicial para detener el tratamiento, pero el juez Gregory Bowden falló en febrero de 2019 que la niña tenía “derecho exclusivo a dar su consentimiento para el tratamiento médico para la disforia de género” (parajójicamente, Canadá acepta que un menor de edad tome esa decisión irreversible a una edad en la que ni siquiera tiene derecho a votar, a conducir un coche, a beber alcohol o a contraer matrimonio).

Un tribunal de apelaciones incluso prohibió al padre hablar con los medios

El juez Bowden advirtió a los padres de la niña: “Intentar persuadirla para que abandone el tratamiento por disforia de género, dirigirse a ella por su nombre de nacimiento; referirse a ella como una niña o con pronombres femeninos, ya sea a él directamente o a terceros; se considerará violencia familiar según la s. 38 de la Ley de derecho de familia”.

Hoogland reaccionó entonces con estas palabras: “El gobierno se ha apoderado de mis derechos de paternidad”, y denunció que están usando a su hija “como si fuera un conejillo de indias en un experimento”, y se preguntó si el BC Children’s Hospital “estará allí en 5 años” cuando ella rechace su identidad masculina, algo muy frecuente en los casos de disforia de género entre adolescentes. En enero de 2020, el Tribunal de Apelación de la Columbia Británica fue un paso más allá y prohibió a Hoogland hablar con los medios de comunicación, un atentado directo a su derecho a la libertad de expresión. Eso indica en qué clase de país se está convirtiendo Canadá bajo la dictadura ideológica del progresismo.

El juez Bowden advirtió a los padres de la niña: “Intentar persuadirla para que abandone el tratamiento por disforia de género, dirigirse a ella por su nombre de nacimiento; referirse a ella como una niña o con pronombres femeninos, ya sea a él directamente o a terceros; se considerará violencia familiar según la s. 38 de la Ley de derecho de familia”.

Hoogland reaccionó entonces con estas palabras: “El gobierno se ha apoderado de mis derechos de paternidad”, y denunció que están usando a su hija “como si fuera un conejillo de indias en un experimento”, y se preguntó si el BC Children’s Hospital “estará allí en 5 años” cuando ella rechace su identidad masculina, algo muy frecuente en los casos de disforia de género entre adolescentes. En enero de 2020, el Tribunal de Apelación de la Columbia Británica fue un paso más allá y prohibió a Hoogland hablar con los medios de comunicación, un atentado directo a su derecho a la libertad de expresión. Eso indica en qué clase de país se está convirtiendo Canadá bajo la dictadura ideológica del progresismo.

La amenaza que se cierne sobre España con la Ley Trans de Podemos

No está de más que tengamos en cuenta estos precedentes ahora que el partido de ultraizquierda Podemos pretende implantar en España una Ley Trans, algo en lo que han mostrado discrepancias incluso sus socios de gobierno del PSOE, además de colectivos feministas que consideran que esa ley supondría la desaparición de la condición de mujer a efectos legalesdando lugar a peligrosas consecuencias, como por ejemplo que un varón condenado por violación podrá pedir ser llevado a una prisión de mujeres simplemente diciendo que se autopercibe como mujer, o que un alumno varón pueda reclamar el derecho a usar los baños y duchas reservados para las chicas con el mismo argumento.

A eso hay que añadir los recortes que se pueden hacer en el derecho a la libertad de expresión con la excusa de que los transexuales no se sientan ofendidos por ninguna clase de opinión. Recordemos que hace cuatro años colectivos LGTB y sus partidos afines lanzaron una caza de brujas contra una asociación por limitarse a afirmar una obviedad biológica como es que niños y niñas tienen atributos sexuales distintos. A eso hay que añadir el grave daño que se puede provocar a menores de edad al permitirles tomar una decisión irreversible como es la de hormonarse e incluso operarse para tener atributos sexuales distintos a los de su sexo biológico. Este punto está provocando duras críticas incluso desde una parte considerable del movimiento feminista.

Fuente: outno.net

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