“Yo he pasado la Covid-19, y la prefiero mil veces a la vacuna. Me acojoné de verdad”. Así se pronuncia el policía de 38 años que sufrió un trombo pulmonar tras recibir la primera dosis de AstraZeneca. El agente, que solicita a EL ESPAÑOL preservar su identidad, asegura que va a rechazar la segunda dosis: “Desde luego que no me la voy a poner”.
Las Agencia Europea del Medicamento (EMA) concluyó este mismo jueves que la fórmula de AstraZeneca es “segura y eficaz”. Concluyó que la vacuna “no está asociada con un aumento en el riesgo general de eventos tromboembólicos en quienes la reciben”. Pero el policía en cuestión, uno de los tres que han sufrido patologías en la Comunidad Valenciana tras la primera inyección, tiene una opinión bien distinta.
“A mí me ha dado el trombo por la vacuna, me digan lo que me digan. Yo le he dicho a mi familia que no se la ponga, al menos la de AstraZeneca”, manifiesta a este diario.
Los problemas de este Policía Nacional destinado en Valencia comenzaron la noche del pasado 3 de marzo, el mismo día que se vacunó. Acudía pese a haber pasado ya el virus, que superó “con dolores livianos de cabeza y musculares, también fiebre y malestar general, como un resfriado fuerte”.
La vacuna fue “muchísimo peor”, según explica. “Me vacunaron a las 14.00 horas, y a las 2.00 de la madrugada, justo doce horas después, empecé a encontrarme mal, pero mal de verdad. Era un fuerte dolor de cabeza, náuseas y escalofríos, unos temblores muy fuertes. No podía ni coger el móvil”, subraya.
Este agente de Seguridad Ciudadana cuenta que evitó acudir a urgencias porque le habían advertido de que podría sufrir efectos adversos. “Mejoré a medida que pasaban las horas, pero la semana siguiente no estaba, no era yo”, relata.
Aquel malestar se complicó el pasado viernes 12. “De repente empecé a sentir una fuerte presión en la pierna derecha, a la altura del gemelo. Ahí me empecé a mosquear. Y esa misma noche me dio fiebre, llegué a 39 grados. Al día siguiente apenas podía caminar”, recuerda.
De la pierna al pulmón
Le tocaba trabajar, y acudió a su puesto. Pero sus propios compañeros, al comprobar que padecía una gran cojera, lo llevaron a urgencias. “Al principio creyeron que era algo muscular, pero me hicieron una ecografía para descartar y ahí salió el trombo de la pierna”, explica el agente.
Le recetaron Clexane (Heparina, un anticoagulante). Y lo enviaron a casa por tratarse de un trombo “de cintura para abajo”. “Me dijeron que de cintura para arriba es cuando era peligroso”, rememora con enfado, porque sus problemas no cesaron.
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Volvió a tener fiebre y se seguía encontrando muy mal. Ante tal circunstancia, volvió a urgencias y le hicieron un primer tac pulmonar en el que no detectaron nada. Pero el malestar persistía y le hicieron un segundo días después, ya el pasado lunes 15 de marzo, en el que ya le diagnosticaron un “tromboembolismo pulmonar”.
“Ahí me asusté muchísimo, se me pasó de todo por la cabeza. Pensé que si de la pierna había pasado al pecho podía subir también a la cabeza y me podía dar un jamacuco”, describe.
Ya con este diagnóstico, y tras pasar una noche ingresado en el hospital, pasó a manos de un médico hematólogo con el que empezó a mejorar.
“No se explicaba que me hubieran dado el alta, me dijo que había sido muy peligroso a mi edad”, cuenta. Le recetó “una sobredosis de Sintrom” (Acenocumarol, otro anticoagulante). “Este mismo jueves me ha visto el neumólogo y me ha dicho que ya está todo bien, por fin estoy más tranquilo”, agrega aliviado.
Los médicos “te lo reconocen”
- ¿Entonces usted ve relación causa efecto entre la vacuna y el trombo? ¿Qué le decían los médicos?
“Yo le preguntaba a los médicos y no se querían mojar. Pero te lo reconocen. A título personal te dicen que todo apunta a que sí. Yo estoy convencido. Antes de la vacuna estaba perfecto, no tomaba ni Paracetamol. Soy deportista, y siempre he estado muy sano. Tuve que buscar en Internet lo que era un trombo”, destaca.
- ¿No se pondrá entonces la segunda dosis?
“Desde luego que no me la voy a poner, no estoy dispuesto a volver a pasar por esto. No van a poder obligarme. Sin la vacuna no me habrían dado trombos en la vida. Si pudiera volver atrás no me la pondría, y a mi familia le he dicho que no se la ponga, al menos la de AztraZeneca”, concluye.
Fuente: El Español