Mohammad Anwar emigró en 2014 desde su Pakistán natal a Estados Unidos en busca de una vida mejor para su familia, hijos y nietos. A sus 66 años trabajaba como repartidor para UberEats en la capital Washington cuando dos adolescentes trataron de secuestrar su vehículo, lo dejaron fuera de juego con un taser, provocando su muerte y un aparatoso accidente que llevó a la muerte de Anwar, que agonizó en la acera, en presencia de la Guardia Nacional, mientras las adolescentes trataban de escapar.
No, no es que vaya a dedicarme desde ahora a la crónica de sucesos -para la que no estoy realmente dotado, por otra parte-, ni que vaya a registrar en estas páginas cada crimen callejero más o menos dramático que se produzca en las calles de Norteamérica: sería una labor imposible, sobre todo en la Administración Biden.
Pero la trágica muerte de Anwar contiene, como en una cápsula, la alegoría de muchos de los males que afectan hoy a Estados Unidos y, por extensión, a todo nuestro mundo. Empezando por el modo en que los medios están informando del asunto. Transcribo el tuit de CNN: “La policía dijo que las chicas, de 13 y 15 años, asaltaron al conductor de Uber Eats con un taser para hacerse con el vehículo, lo que llevó a un accidente en el que sufrió lesiones fatales”. ¿Perdón? ¿”Accidente”? Esas chicas mataron a Anwar.
¿Cómo es posible? Parece la historia ideal para que los cuervos de CNN hagan su agosto: un inmigrante musulmán, procedente de uno de esos países desde los que Trump prohibió viajar a Estados Unidos, asesinado en la capital. Racismo, islamofobia; lo tiene todo. ¿Por qué el Pravda televisado americano lo llama “accidente”, por qué no desencadena esa santa indignación que le caracteriza, la misma con la que informó y comentó la matanza de Boulder mientras se creyó que el asesino era un “varón blanco airado”?
Se lo explico rápido: las dos preadolescentes -¡13 y 15 años!- eran de la raza y el sexo equivocado. En un conflicto entre grupos apadrinados por el pensamiento único que representa CNN, “negro” gana a “musulmán inmigrante” todavía. Sobre todo, rompe por completo el guion que estos medios quieren vender a toda costa, ese “supremacismo blanco” que Biden ha convertido explícitamente en el objetivo prioritario de las fuerzas de inteligencia y seguridad norteamericanas.
El insensato crimen coincide en el tiempo con el juicio al policía que detuvo a George Floyd, en una detención brutal que terminó con la muerte del detenido, desencadenando una oleada de marchas, destrucción, incendios, pillaje y violencia en una veintena de ciudades en vísperas de la campaña electoral norteamericana. Floyd estaba hasta arriba de fentanil en el momento de la detención, pero insinuar siquiera que quizá no fuera un asesinato racista a sangre fría sigue siendo ‘haram’, una duda que en la última semana ha llevado al despido de un profesor y que puede acabar instantáneamente con la carrera de políticos, periodistas o profesionales significados de cualquier gremio. Pero lo de estas chicas que descargaron un taser a un hombre de 66 años para quitarle el coche es un “accidente”.
Esto, por el contrario, no es una opinión: CNN es absolutamente inmoral y perversa.
Fuente: Lagaceta.es