Fuente: La Prensa

Más de 30 profesionales de la salud y de otras áreas, que integran la agrupación Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios, enviaron la última semana una nueva carta al presidente Alberto Fernández en la que piden explicaciones por las diversas medidas tomadas ante el surgimiento del covid-19.

Pese a no haber recibido respuesta a los interrogantes planteados por estos mismos profesionales en una misiva que enviaron al mandatario hace un año atrás, los Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios insisten en propiciar un espacio para el debate y el intercambio de información con evidencia científica a fin de elaborar un plan que realmente permita proteger a la población. El contenido de la nueva carta se transcribe a continuación:

Buenos Aires, 26 de marzo de 2021.

Al Excelentísimo Sr. Presidente de la Nación Argentina,
Dr. Alberto Ángel Fernández

Señor Presidente: 
Alabamos su búsqueda de una salida superadora, enfrentado a los sectores más autoritarios de su gobierno que le reclaman que apriete el botón rojo. ¿Es que les resulta invisible la epidemia de hospitales vacíos, la suspensión de derechos y garantías constitucionales (art. 14-42-75) y el aumento por encima de un 50% de los habitantes rebajados a pobres?
Hace años que muchos hospitales públicos no bajaban a menos de 70% su ocupación de camas. Y cosas aún más raras: nunca llegaron a 0 (cero) en tantos hospitales las intervenciones quirúrgicas programadas, con la justificación de reservar los recursos para una explosión epidémica que nunca llegó.
Nos alarmaron durante décadas con enfermos internados en pasillos, derivaciones rechazadas de pacientes críticos que morían en ambulancias y hasta dos embarazadas con trabajo de parto en una misma cama. Se intentó proteger de un más bochornoso colapso a un sistema de salud desgastado por sucesivos gobiernos, en desmedro de proteger a la población con una atención digna.
Las libertades y derechos constitucionales no murieron de pandemia sino de la política pública para atenderla, retrocediendo hasta una pérdida de libertad que fue el primer derecho que comenzó a discutirse en el siglo XVI para destronar a la dominación. Retrocedimos centurias. 
La pobreza avanzó continuamente en este siglo, sin diferencia entre los sucesivos gobiernos, confirmando así una falsa grieta. 
Hay una metodología reduccionista, y extemporánea para enfrentar la pandemia, decidida por las autoridades sanitarias con el asesoramiento erróneo de un Comité de “Expertos” sometido a un conflicto de intereses entre el beneficio de la sociedad y el de los laboratorios productores de vacunas a los que se vinculan.
Y todo esto por una especie de gripe que representaría menos del 3% del total de muertes del mundo, detrás de las pandemias del hambre, autismo, infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares, distintos tipos de cáncer, tuberculosis, maculopatías y otras enfermedades que se prohibió atender pese a su mayor frecuencia y gravedad.
Las autoridades sanitarias parecen haber ignorado lo que solía decir el maestro del sanitarismo argentino y latinoamericano, el Dr. Ramón Carrillo: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas”.
La sorpresa se renueva cada día con la obstinación en reafirmar la política elegida frente a la única pandemia reconocida entre otras más de veinte pandemias, alimentándola con incentivos artificiosos que no existieron nunca en la medicina, como retribuciones a clínicas y sanatorios privados a cambio de que, ante cualquier caso o muerte, registren el diagnóstico de covid-19.
Por ello decidimos presentar al Sr. Presidente las siguientes preguntas, sujetas a su habitual gentileza en responder: 
1. ¿Por qué se instrumentó una cuarentena para individuos sanos cuando no hay registro de tal aislamiento en la historia de la humanidad?
2. ¿Qué criterios científicos y particularmente epidemiológicos se aplicaron al principio para extender la cuarentena total a cinco provincias sin casos y a otras seis con uno o dos casos?
3. ¿Cuál fue el argumento para que tal confinamiento y las restricciones comenzaran en el mismo momento para toda la población en las veinticuatro jurisdicciones del país, si había circunstancias incomparables para cada lugar, zona, región, población y actividad?
4. ¿Cuál fue el argumento científico para que la cuarentena se estableciera el 19 de marzo con perentorio cumplimiento desde el día siguiente, cuando en todo el país se habían detectado únicamente 128 individuos afectados con escasamente tres defunciones atribuibles provisoriamente al SARS-CoV-2?
5. ¿Por qué no se tomaron oportunamente providencias de inspección de las fronteras y no se aprovecharon las dos o tres semanas del fin del verano con muy baja contagiosidad, a fin de que la población y las instituciones, particularmente las de salud, asumieran disposiciones cruciales para su preservación y mejor actuación ante la decisión gubernamental de un aislamiento que fue significativamente restrictivo?
6. ¿Por qué no se le reconoció un valor a la inmunidad innata que protege frecuentemente de todas las enfermedades transmisibles, incluyendo cepas de coronavirus familiares del SARS-CoV-2?
7. ¿Por qué no se tuvo debidamente en cuenta esa inmunidad que protege con barreras físicas, químicas y biológicas y preserva la salud aún antes de requerir la producción de anticuerpos propios que caracteriza a la inmunidad humoral?
8. ¿Por qué no se le dio suficiente jerarquía a la inmunidad natural, privilegiando en cambio la inmunidad adquirida más tardía, riesgosa y cara mediante vacunas experimentales que pueden provocar, entre otras enfermedades, las adquiridas por anticuerpos (enfermedad agravada por la vacuna -ADE-, inmunopatología pulmonar y enfermedades autoinmunes)?
9. ¿Por qué se desalentó el uso de prácticas que probadamente optimizan las defensas del individuo y de la comunidad, como la actividad física, la permanencia al aire libre, los paseos recreativos, etc., pudiéndose llevar a término todas ellas con adecuado distanciamiento físico?
10. Si la experiencia proveniente de los países avanzados demostraba la baja susceptibilidad de la población menor de 65 años sin patologías preexistentes o factores de riesgo, ¿por qué se impidió a este grupo poblacional su libre circulación y trabajo, con las debidas normas de responsabilidad social comunitaria y el respeto a los hábitos de higiene y circulación recomendados?
11. ¿Evalúa el Gobierno Nacional la invalidez de la cuarentena estricta cuando en tasas de muertes por millón de habitantes ocupa a la fecha el lugar 6 entre 33 países de América Latina y el lugar 30 entre 215 Estados del mundo, donde el primer lugar, en ambos casos, corresponde a países con la mayor tasa?
12. ¿Por qué se dejó de realizar la vigilancia epidemiológica tradicional de virosis respiratorias en personas con síntomas reemplazándola por testeos masivos incluyendo personas sin síntomas, incrementando así los casos confirmados con los resultados falsos positivos de personas sin covid-19?
13. ¿Se reconocieron anticipadamente en su cabal dimensión los eventos adversos o indeseables de las políticas sanitarias públicas (como violencia de género e infantil, suicidios, depresiones, abandonos de personas) y particularmente, de la cuarentena adoptada frente a la virosis pandémica, estableciendo que habría requerido un registro fehaciente de todos y cada uno de ellos?
14. ¿Se podría pensar en la existencia de presiones y conflictos de intereses sectoriales por los cuales el aislamiento beneficia la vacunación, que suele ser más tardía en su desarrollo y aplicación, y que otorga menores beneficios, así como mayores riesgos y costos en relación a la inmunidad natural activa innata, tanto celular como humoral?
15. ¿Podría haber otros propósitos detrás de la suspensión de los derechos y de las garantías constitucionales, con grave afectación de la Carta Magna y del bloque constitucional en su conjunto?
16. ¿Por qué se sometió a la penuria económica a familias y empresas que quedaron sin ingresos, aunque conservaron sus obligaciones impositivas y contractuales, hasta el punto de quedar a merced del asistencialismo, la devaluación de sus bienes y el quebranto?
Estas dieciséis preguntas, Sr. Presidente, están a su alcance desde hace más de 8 meses, sin respuesta.
No son entonces nuevas, sino las mismas que se publicaron el 14 de julio de 2020 en ocho periódicos de seis jurisdicciones y que presentamos oficialmente el 17 de julio de 2020 en la Secretaría de la Presidencia de la Nación.
Y ahora, su Comité de Expertos y las autoridades sanitarias, ¿están transfiriendo la responsabilidad a la ciudadanía para que acepte pasiva o condicionadamente lo que designan “vacunas”, cuando en realidad son productos experimentales de la ingeniería genética? ¿Y cómo fue que en aras de la salud física se atacó desaprensivamente la salud psíquica y social?
¿Se ha evaluado acaso el daño aberrante que se infringe a los escolares para el regreso a las clases presenciales con protocolos contradictorios e incoherentes? Particularmente en los niños, la limitación de la respiración fisiológica aumenta el dióxido carbónico, disminuye la oxigenación y provoca un estado de estrés e incomodidad permanente bajo el hechizo del barbijo, generalmente innecesario, afectando también el desarrollo del sistema nervioso. 
A un año del aislamiento de sanos y de la instalación de uno de los confinamientos más prolongados y perjudiciales del mundo, no se ha reconocido el peligroso error cometido en las predicciones de 100.000 a 364.000 muertes en Argentina durante 2020. Ni se ha revelado, consecuentemente, el motivo de la obstinación en encerrar sanos y en violentar a la población con muchas otras medidas coercitivas que carecen de evidencia científica, aunque son muy efectivas para que la prensa amarilla promueva una alarma cruel y constante que sostiene el pánico. 
Como puede apreciar, Sr. Presidente, nada ha cambiado sustancialmente, salvo que la situación se ha agravado. De tal manera que estas preguntas que le remitimos en julio de 2020 conservan su vigencia. Lamentablemente, una estricta censura ha impedido el necesario debate, elemental, y propio de una sociedad abierta y democrática para conocer el verdadero Plan del Gobierno y entonces pode contribuir a la superación de esta crisis socio-ambiental y sanitaria. 
Sin otro particular, lo saludamos con la mayor consideración y el renovado ofrecimiento de nuestra desinteresada colaboración.

Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios

1. Mario Borini, Prof. Tit. Salud Pública -UBA-2003-2008, Metodólogo, Epidemiólogo

2. Roxana Bruno, Bioquímica, Dra. en Inmunología
3. Marcela Witt, Bioquímica con orientación en Microbióloga e Inmunología, Mgter. en Microbiología Avanzada
4. Ramiro Salazar, Médico Epidemiólogo. Ex Profesor de Medicina y Sociedad -UNR
5. Eduardo Yahbes, Medico Pedíatra, Prof. Emérito de Homeopatía 
6. Luis Marcelo Martínez, Médico Genetista
7. Graciela Fernández, Lic. en Enfermería 
8. Edgardo Schinder, Infectólogo, Epidemiólogo, Master en Salud Pública Internacional
9. Pedro Moreno, Comunicador Social
10. Javier Kajihara, Médico Neonatólogo. Sanitarista
11. Alicia Torres, Lic. en Psicología. Mgter. en Políticas Sociales
12. Tomás Torres Aliaga, Médico Especialista en Salud Publica
13. Armando Álvarez Mamani, Comunicador Social
14. Mariana Salmerón., Bioquímica, Microbióloga 
15. Christian Donato, Médico. Sanitarista 
16. Federico Ducler, Abogado
17. Alfredo Pais, Lic. en Psicología, Especialista en Discapacidad Infantil
18. Alfredo Kinbaum, Abogado
19. Alberto Maillie Médico de familia rural. Naturista 
20. Mariana Morena, Dirigente social
21. Horacio Rivara, Historiador, Escritor
22. Mario Mas, Médico. Salud Integrativa
23. Matías Díaz, Investigador independiente
24. Verónica Ressia, Comunicadora Social
25. Juan Domingo Schahovskoy, Concejal del Chaco, Presidente de la Fundación Solidaridad
26. Matelda Lisdero, Ginecóloga. Medicina Ortomolecular. Homeópata.
27. Marcela Marchesini, Neumonóloga
28. Patricia Fernández, Bioquímica y Magíster en Psicoinmunoneuroendocrinología
29. Matías Martin, Psicólogo
30. Oscar Valdez, Neurocirujano
31. Marcelo Requena, Médico cirujano. Especialista y Docente en Medicina Tradicional China en Universidad Católica de Córdoba
32. Alejandro Cortiglia, Médico de Familia con orientación Antroposófica
33. Luis Mario Fernandez Risso, Médico Geriatra y Sanitarista
34. Ana Daverede, Médica

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