Por Marcelo Duclos – Panampost
“Perdón, me tengo que retirar. Vuelvo en un momento, veo que estamos en un principio muy alentador y estamos progresando muchísimo. Espero ver cómo se desarrolla el resto de la cumbre”, dijo Joe Biden. Se levantó y se fue. El que miraba atónito por la pantalla era Alberto Fernández, que comenzaba a sacarse el barbijo, ya ofuscado, para dar inicio a su exposición en la Cumbre del Clima.
El presidente norteamericano había escuchado atentamente las presentaciones de los líderes de China, India, Gran Bretaña, Canadá, Bangladesh, Alemania, Francia, Rusia, Corea del Sur, Indonesia, Sudáfrica, Italia e Islas Mashall. Sí, leyó bien, Islas Marshall.
El jefe de Estado del pequeño país de 181 kilómetros cuadrados y 53000 habitantes contó con los ojos y los oídos del presidente de Estados Unidos. Alberto no tuvo la misma suerte. La desilusión y frustración de Fernández quedó en primer plano. Es que todo ocurrió en un segundo. Ni bien Biden abandonó el salón, el presidente argentino tuvo que comenzar su exposición.
El sucesor de Donald Trump retornó exactamente una hora y trece minutos después y no vio el discurso del socio de Cristina Kirchner. La verdad que no se perdió de nada. El presidente argentino aprovechó la oportunidad para hacer referencia al “endeudamiento irresponsable” generado antes de la pandemia “agravado por la presencia de este virus”, como si el mundo tuviera la culpa de la problemática argentina o le interesara el asunto. En este sentido pidió “mayor flexibilización de plazos, tasas y condiciones”.
Aunque la diplomacia argentina buscó bajarle el dramatismo a la cuestión, argumentando que se trató solamente de una triste coincidencia, ya que Biden tenía agendada una reunión con su equipo de seguridad, el hecho que se haya levantado exactamente antes de que Fernández tome la palabra, algo dice. Como mínimo, que el país y el Gobierno argentino no revisten la trascendencia como para posponer unos minutos una reunión interna, que, si estaba agendada previamente, no revestía de mayores urgencias impostergables seguramente.