Por Gabriela Moreno – Panampost.com
Después de los Castro, otro de los apellidos de peso en Cuba es el López-Calleja Hiort-Lorenzen. Quienes lo portan representan a la familia convertida en el clan empresarial más poderoso de la isla, debido a la información sobre los exiliados que facilita al régimen.
La cabeza del linaje ungido por la dictadura es Cristina López-Calleja Hiort-Lorenzen, la “persona de confianza” responsable de los estudios detallados, científicamente precisos, de los componentes del exilio cubano por su capacidad para analizar y procesar variables de todo tipo. También cuenta con discreción y una peligrosa fidelidad a toda prueba, revela Cubanet.
Su marido, uno de los militares más leales a Fidel Castro, el general de división Guillermo Rodríguez del Pozo, también excombatiente del Movimiento 26 de Julio en Santa Clara, jefe de los Servicios Médicos de las Fuerzas Armadas (FAR), la empujó al cargo que le abrió el camino a los miembros del árbol a las finanzas turbias del comunismo.
Con sus habilidades en estadística, economía y cálculos probabilísticos convirtió a las migraciones en su campo de investigación y sus informes regulares sirvieron a Fidel Castro para definir las estrategias de acercamiento a determinados grupos de exiliados que eran de su interés en los Estados Unidos y Europa.
“En principio eran cuestiones relacionadas con la penetración de organizaciones enemigas, después en los años 90 todo tomó un carácter económico”, señala el medio cubano.
Espía con certificación
Cristina lo esculcó todo. Verificó desde las empresas constituidas en paraísos fiscales, entre ellas, navieras, negocios de flete, compra de activos en Estados Unidos, México, Canadá. También escudriñó las agencias de viajes, vuelos chárter, compra de piezas y más.
Estudió a los grupos de emigrados para crear perfiles y escoger con quiénes trabajar y cómo dependiendo de los destinos donde residían. En su lupa estaban los emigrados en los años 60, 70 y 80, qué tipo de familias dejaron en Cuba, en qué universidades estudiaban los hijos y los hijos de los hijos. Todo.
Con su ayuda el régimen manejó el éxodo migratorio masivo a su antojo para “librarse de los más descontentos y enmascarar entre ellos a varios de sus espías para sembrarlos en el corazón del “enemigo”. Así revitalizaban el exilio con “sangre nueva”, asegurándose un manojo de emisores de remesas.
De la asesoría obtenida decidía abrir las fronteras marítimas retirando la vigilancia de los guardacostas, para que quienes osaran navegar las 90 millas que separan a Cuba de Florida lo hicieran.
Hasta la médula
El capital informativo de la profesora titular y doctora en Ciencias Económicas del Centro de Estudios sobre Migraciones Internacionales, de la Universidad de La Habana derivó de sus averiguaciones que se condensan en la investigación titulada “Las migraciones internacionales potenciales y efectivas en Cuba” que presentó en el III Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP), celebrado en Argentina en 2008 basada en la Encuesta Nacional de Migraciones Internas con la caracterización sociodemográfica de sus compatriotas en el exilio.
Cruzó datos, abordó el análisis de la existencia de relaciones entre la migración interna y el potencial externo. A través de sus exposiciones “institucionales” coló su defensa al socialismo de la isla asegurando que “la migración cubana era manipulada por los enemigos de la Revolución Cubana, por lo que constituía un problema de seguridad nacional”. Una afirmación que se encuentra lejos de ser cierta y se ha comprobado con los años.
Sirvió de canal. Divulgó sin cesar que “la mayoría de la población cubana reconoce, a pesar de las carencias y demás dificultades, las posibilidades y ventajas del Socialismo y se mantiene a pesar de ello al lado de la Revolución”.
Así apaciguaba, de manera repulsiva, la transición del poder de manos de Fidel Castro a las de su hermano Raúl.
Aún mantiene el discurso y en su cuenta en Twitter se declara “fidelista” replicando publicaciones de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, de la abogada Eva Golinger y hasta del papa Francisco.
Un apellido enquistado
El servicio de Cristina López-Calleja Hiort-Lorenzen enquistó a su descendencia en el poder. Su hijo, Luis Alberto Rodríguez López-Calleja se volvió en uno de los “hombres más poderosos de Cuba” por su papel al frente del Grupo de Administración Empresarial, SA (Gaesa), el consorcio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) con negocios que van desde el sector hotelero hasta las tiendas minoristas de ventas de productos en divisas, pasando por las aduanas y los puertos.
Pero el dominio lo debe a la relación personal con Raúl Castro que le facilitó el ascenso al buró político del Partido Comunista, como albacea de la fortuna familiar de los revolucionarios.
También se le conoce como el “jefe de los hoteles” que se codea con el alto mando en La Habana. Hasta acompaña a Miguel Díaz-Canel Bermúdez en sus giras por Europa y Nueva York.
Es un diplomático más. Participó en la Cumbre de los No Alineados hace dos años como epicentro de la delegación junto a Bruno Rodríguez Parrilla y Rodrigo Malmierca Díaz. Y también uno de los funcionarios cubanos que el año pasado se incluyó en la lista de sancionados de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés).
Dinastía administrativa
Bajo la administración del hijo de Cristina está Gaviota S.A, la compañía que acaricia el número 55 del ranking de las 300 mayores cadenas hoteleras del mundo de la revista Hotels, y el número 3 de Latinoamérica, según la misma publicación.
Su facturación anual llega a los 700 millones de pesos cubanos convertibles (unos US$700 millones) revela BBC. Tiene 83 instalaciones hoteleras que suman unas 29000 habitaciones, la mayoría gestionadas por unas 14 cadenas internacionales con las que tiene suscritos acuerdos de administración y comercialización.
Uno de estos hoteles es el Four Pointsde La Habana, gestionado por la cadena Starwood que fue adquirida por el grupo estadounidense Marriotten marzo de 2016, el mismo mes en que Barack Obama pisó suelo cubano en una visita histórica.
En sus manos hay más. Luis Alberto Rodríguez López-Calleja es ahora uno de los “encargado de estimular el envío de remesas por parte del exilio” enmarcadas en un esquema de GAESA que integra desde los propios establecimientos comerciales, el sistema de proveedores, las agencias importadoras y las entidades financieras.
Sus privilegios se extienden a Diana Rabassa López-Calleja, a quien tiene como directora comercial del Hotel Kohly mientras que Guillermo Faustino Rodríguez López-Calleja, participa en más de una veintena de sociedades mercantiles, entre ellas, Anglo-Caribbean Shipping Co. Limited relacionada con el director de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE), Ernesto Soberón, el mismo departamento de la cancillería cubana que comparte información clasificada con Cristina López-Calleja Hiort-Lorenzen, en su papel de investigadora del CEMI.
Pero Mike Pompeo, antes de despedirse de su cargo en la Casa Blanca como secretario de Donald Trump, aseguró que “los ingresos generados por las actividades económicas de GAESA se utilizan para oprimir al pueblo cubano y para financiar la dominación parasitaria y colonial de Cuba sobre Venezuela”.
Migrantes endógenos
El socialismo que profesan no alcanzó para sostener a la familia en la isla. Isabel Cristina Rodríguez López-Calleja, hermana de Luis Alberto, fue la última en emigrar hace apenas un par de años con sus dos hijos, Ana Cristina y Juan Carlos, quienes viven en Miami.
Ana Cristina (o Christa Anne Mumford, como se hace llamar en las redes sociales), especialista en Farmacia y su hermano Juan Carlos Sarol son directivos de dos empresas registradas en Florida recientemente: Flohomes Roofing, de reparaciones de viviendas, inscripta en abril de 2020, y una pequeña inmobiliaria-financista, AGS Property Solutions, inscrita en agosto del mismo año.
Otra parte de los López-Calleja están en Europa, uno de ellos Arturo Edmundo López-Calleja Hiort-Lorenzen, tío materno del presidente de GAESA vinculado al Ministerio de Educación de Cuba con una misión en Angola en su historial político.
Del mismo clan, Javier López-Calleja, reside en Fort Lauderdale, estudió Ingeniería Mecánica en la Academia Naval de la Marina en los años 80, y fue trabajador de la Flota Cubana de Pesca hasta 1993, cuando decidió no retornar y formar parte de las mismas estadísticas.