Por Vanessa Vallejo – elamerican.com

Colombia lleva ya varios días sumida en el caos y la violencia de lo que algunos llaman “estallido social”, pero que en realidad es una revolución. En el país suramericano intentan ganar con violencia lo que perdieron en las votaciones. En esta nota hago un resumen de asuntos fundamentales que debe saber para entender lo que ocurre y que no son muy mencionados en los medios.

1) Una reforma tributaria como excusa 

En estos procesos revolucionarios que tienen lugar a lo largo de Latinoamérica, cualquier asunto puede ser la chispa que detone la revuelta. En Chile fue un aumento de 4 centavos de dólar en el transporte público. Las protestas, supuestamente por el incremento en el precio del transporte, terminaron en la destrucción de la Constitución chilena. En Colombia han utilizado como chispa una reforma tributaria que nació muerta.

La reforma tributaria propuesta por el presidente Duque era rechazada por todos los sectores, incluso el propio partido del presidente, el Centro Democrático, se opuso desde el inicio al proyecto. No había posibilidad de que esa reforma fuera aprobada en el Congreso. 

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Además, llama la atención que la izquierda se opusiera tan ferozmente a este intento del presidente porque en gran medida esa reforma tenía puntos alabados y pedidos por los socialistas, como una renta básica y mayores impuestos a las clases altas. 

Nada de esto importa. Ellos solo necesitaban una chispa, de modo que no importa si la reforma nunca iba a pasar o si tenía políticas de corte socialista. Tampoco importa que el presidente haya anunciado que retira su propuesta. 

Aunque ya no existe reforma, el terrorismo urbano sigue, porque esa no era la causa, esa era la excusa para iniciar la revolución. 

2) No son protestas, es terrorismo urbano 

Hasta ahora las autoridades reportan más de 540 policías lesionados y uno asesinado, 306 civiles heridos, 20 buses de transporte público incinerados, 59 establecimientos comerciales saqueados, 21 estaciones de Policía destruidas y 43 vandalizadas.

Han sido vandalizados 94 bancos, 254 comercios, 14 peajes, 4 estatuas, 23 vehículos institucionales, 69 estaciones de transporte, 36 cajeros y 2 gobernaciones. El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) ha desplegado 563 acciones.

La noche del 28 de abril, el capitán Jesús Alberto Solano Beltrán, jefe de la Unidad Investigativa de Soacha, quien tan solo tenía 34 años, fue apuñalado por manifestantes cuando intentaba detener el robo en un cajero automático. Solano deja viuda a su esposa y huérfana a una niña de 5 años. Aunque el capitán tenía su arma de dotación, nunca la usó, seguramente por miedo a ser juzgado si hacía uso de ella.

Las imágenes de negocios saqueados e incendiados son impactantes. En ciudades como Cali hay desabastecimiento de productos básicos y gasolina; los vándalos han bloqueado las vías de acceso. Han incendiado edificios con gente adentro. En Usme, Bogotá, incendiaron una estación de policía con 10 uniformados adentro. Afortunadamente lograron salvarse, aunque cuando salieron huyendo de las llamas fueron atacados por una turba que los quería matar.

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Lo que ocurre en Colombia no son simples protestas, es terrorismo urbano, es una revolución molecular.

3) Revolución molecular

El 3 de mayo, el representante a la Cámara por el partido de las Farc, Sergio Marín, tuiteó: 

Que la estrategia se trata de una revolución molecular era evidente, pero no está demás que un guerrillero de las Farc lo diga abiertamente. 

Es importante que los defensores de la libertad, y los gobiernos, sepan lo que significa una revolución molecular. Es necesario entender e identificar claramente la amenaza para combatirla. Este término viene de la escuela de la deconstrucción y es un modelo revolucionario que surge de repensar la estrategia para lograr el comunismo.

El psicoanalista Félix Guattari escribió un libro titulado La revolución molecular, donde plantea una estrategia diferente a las revoluciones que se conocían hasta el momento. La idea es cambiar la estructura vertical de siempre por una horizontal. No hay un líder identificable, no hay una raíz que se pueda cortar y por lo tanto acabar con la revolución. Son moléculas.

Estas moléculas hacen ataques simultáneos y luego se dispersan, para posteriormente volver a atacar de manera inesperada. El objetivo es generar caos y atemorizar a la población, que se sientan abandonados y desesperanzados y ahí surja la izquierda como salvador. 

En Colombia no hay líderes visibles de estas manifestaciones, se presentan —con la complicidad de los medios de comunicación— como estallido social, pero en realidad se trata de una revolución para cambiar el gobierno.

4) La astuta estrategia de #NosEstánMatando 

Como siempre, hábiles en el lenguaje y en las comunicaciones, han adoptado como eslogan la frase “nos están matando”. Intentan que la población colombiana vea a la policía y a las fuerzas de la autoridad como el enemigo, piden el desarme de los escuadrones que atienden las protestas en Colombia, presentan al policía como el malo y el culpable de la violencia. 

Necesitan desmoralizar a la policía y quitarle autoridad para tomar el país con violencia. 

Son tan astutos moviendo sentimientos que han logrado que una parte de la población crea que esto se trata de un pueblo que espontáneamente sale a manifestarse en contra de impuestos y que es reprimido brutalmente por la autoridad. Cuando en realidad Colombia enfrenta terrorismo urbano y son la Policía y los militares los que han salvado vidas y frenado los ataques terroristas.

Han publicado vídeos y fotos falsas para que la gente vea como víctimas a los terroristas urbanos y entienda como enemigos a los policías.

5) Las particularidades de Colombia 

Colombia es un país con una derecha muy fuerte, que entiende que el individuo tiene derecho a defender su vida y su propiedad privada. Sumado a eso, es un país donde las armas son muy comunes, aunque es difícil conseguir un permiso legal para tenerlas. Esas características particulares han hecho que Colombia, en diferentes momentos de su historia, viviera enfrentamientos que fueron dolorosísimos, pero que, en algunos casos, frenaron el avance de la izquierda. La historia ha mostrado que los colombianos no están dispuestos a perder su libertad y ser esclavos de un régimen comunista, sin antes dar la batalla. 

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Lo que hemos visto en los últimos días indica que la mayoría de los colombianos sigue con ese carácter y con la firme disposición de oponerse a la pérdida de sus libertades. En muchos casos son los civiles los que han evitado el ataque y la muerte de los policías. En redes sociales circulan vídeos de gente que hace “rondas”; vecinos organizados para proteger sus viviendas. En Twitter han sido tendencia frases como #MilitarizarLasCallesYa y #YoApoyoAMiPolicia. 

Mientras en Chile la “derecha” salió a marchar con la izquierda, en Colombia la derecha pide militarizar calles y exige al presidente tener mano dura.

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