Fuente: La Tribuna del País Vasco

Un equipo de destacados científicos ha vuelto a poner sobre el
tapete la controvertida hipótesis de que fragmentos genéticos del
coronavirus pandémico pueden integrarse en nuestros
cromosomas y permanecer en ellos mucho después de que
termine la infección. Si tienen razón, estas inserciones podrían
explicar el hecho de que algunas personas se recuperen del Covid19, para luego seguir dando positivo a este coronavirus meses
después.
Según informa la revista Science, Rudolf Jaenisch, biólogo especializado en el estudio de células madre, y el especialista en regulación genética Richard Young, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, que han dirigido este trabajo, ya desencadenaron una intensa polémica en diciembre de 2020 cuando su equipo presentó la idea por primera vez en un trabajo en preimpresión en BioRxiv (sin revisión por pares). Aunque los investigadores insistieron en que la integración viral en los cromosomas humanos no significaba que las personas que se recuperaran del Covid-19
siguieran siendo infecciosas, los críticos les acusaron de avivar temores infundados en que las vacunas contra el Covid-19 basadas
en ARN mensajero (ARNm) podrían alterar de alguna manera el ADN humano. (Janesich y Young señalan que sus resultados, tanto originales como nuevos, de ninguna manera implican que esas vacunas integren sus secuencias en nuestro ADN)

Lea también: Chile empezará un peligroso ensayo clínico vacunando a 5.000 niños de entre 3 y 17 años

Los investigadores han abordado ahora todas estas cuestiones en un artículo publicado en línea por las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS ). “Ahora tenemos pruebas inequívocas de que las secuencias de coronavirus pueden integrarse en el genoma”, afirma rotundo Jaenisch.
Según informa Science, el SARS-CoV-2, el virus que provoca el Covid-19, tiene genes compuestos de ARN, y Jaenisch, Young y sus coautores sostienen que, en algunas ocasiones, una enzima de las células humanas puede copiar las secuencias virales en el ADN y deslizarlas en nuestros cromosomas. La enzima, la transcriptasa inversa, está codificada por elementos LINE-1, secuencias que cubren el 17% del genoma humano y representan artefactos de infecciones antiguas por retrovirus. En su trabajo original en preimpresión (BioRxiv), los investigadores presentaron pruebas en probetas de que cuando las células humanas enriquecidas con elementos LINE-1 adicionales se infectaron con el coronavirus, las versiones de ADN de las secuencias del SARS-CoV-2 se ubicaron en los cromosomas de estas células.
Muchos investigadores que se especializan en elementos LINE-1 y
otros retrotransposones pensaron que los datos eran demasiado escasos para respaldar la afirmación. “Si hubiera tenido estos datos, no los habría enviado a ninguna publicación en ese momento”, explica Cedric Feschotte, de la Universidad de Cornell, que estudia fragmentos de retrovirus endógenos en el genoma humano. Él y otros expertos también señalaron en su momento que esperaban un trabajo de mayor calidad proveniente de científicos del calibre de Jaenisch y Young. En dos estudios posteriores, ambos también publicados en BioRxiv, los científicos críticos presentaron evidencias de que las supuestas quimeras de rastros de ADN humano y viral se crean de forma rutinaria mediante la misma técnica que el grupo utilizó para escanearlos en los cromosomas. Por ello, en su opinión, las secuencias de virus humanos “tienen más probabilidades de ser un producto metodológico, [sic] que el resultado de una transcripción inversa, integración y expresión genuinas”

Tal y como narra Science, ahora, en su nuevo artículo, Jaenisch, Young y sus colegas reconocen que la técnica que usaron crea accidentalmente quimeras humano-virales. “Creo que es un punto (de crítica) válido”, dice Jaenisch. Agrega que cuando enviaron el artículo por primera vez a una revista, sabían que necesitaba datos más sólidos, que esperaban agregar durante el proceso de revisión. Pero la revista, como muchas, requería que los autores publicaran inmediatamente todos los resultados de Covid-19 en un servidor de preimpresión. “Probablemente debería haber dicho que no. Fue un error de juicio”, dice Jaenisch.

Pero ahora, en su nuevo artículo en PNAS, el equipo proporciona evidencia contundente de que los “artefactos de laboratorio” por sí solos no pueden explicar los niveles detectados de ADN quimérico humano-virus. Los científicos también muestran que porciones de los elementos LINE-1 anquean la secuencia genética viral integrada, lo que respalda aún más su
hipótesis. Además, y para reforzar la independencia de su estudio, han colaborado con uno de los científicos que en su momento se mostró más escéptico con la teoría, Stephen Hughes, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, quien sugirió un experimento para aclarar si la integración era real o artificiosa, basándose en la orientación de las secuencias virales integradas en relación con las humanas. Los resultados apoyan la hipótesis
original, dice Hughes, coautor del nuevo artículo. “Ese análisis ha resultado ser importante”, dice. “Los datos de integración en el cultivo celular son mucho más convincentes que los presentados en el estudio de preimpresión, pero aún no están totalmente limpios”, dice Feschotte, quien ahora considera que la hipótesis de Jaenisch y Young es “plausible”. (El
SARS-CoV-2, explica, también puede persistir en una persona durante meses sin integrar sus genes).
De cualquier forma, la verdadera pregunta es si los datos del cultivo celular tienen alguna relevancia para la salud humana o el diagnóstico. “En ausencia de evidencia de integración en los pacientes, lo máximo que puedo sacar de estos datos es que es posible detectar eventos de retroposición del ARN del SARS-CoV-2 en líneas celulares infectadas donde L1 se sobreexpresa”, dice Feschotte. “El significado clínico o biológico de estas observaciones, si lo hay, es una cuestión de pura especulación en este momento”

El equipo de Jaenisch y Young han informado también de indicios de la integración del SARS-CoV-2 en el tejido de pacientes vivos y con autopsia de Covid-19. Específicamente, los investigadores encontraron altos niveles de un tipo de ARN que solo se produce mediante el ADN viral integrado cuando la célula lee su secuencia para producir proteínas. Pero, reconoce Young, “todavía no tenemos pruebas directas de eso”.
Harmit Malik, especialista en virus antiguos en el genoma humano en el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, dice que es una “pregunta legítima” preguntar por qué las personas que deberían haber eliminado el virus a veces tienen pruebas positivas de reacción en cadena de la polimerasa para sus secuencias. Pero tampoco está convencido de que la explicación sea un virus integrado. “En circunstancias normales, hay muy poca maquinaria de transcripción inversa disponible” en las células humanas, dice Malik.

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
2 Comentarios
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas