Por Agustina Sucri – La Prensa

Un análisis de las cifras que reporta el sistema público de salud de la Ciudad de Buenos Aires arroja datos que pueden resultar sorprendentes: la cantidad de camas ocupadas por pacientes con tests de covid positivos se ha reducido respecto de los valores de invierno del año pasado, contrario a lo que muchos podrían suponer a partir de la información alarmista que reciben a través de los medios de manera cotidiana.

El trabajo, a cargo de la licenciada Solana Ini -psicóloga y ex directora de proyectos de análisis cuali y cuantitativos- también muestra que ha disminuido la letalidad acumulada y la positividad (ver gráficos). Se trata de información valiosa a la hora de entender la situación que vivimos y la verdadera magnitud del problema.

”A lo largo del año hemos visto ‘totales’ de casos, sin prestar atención a cómo estaban conformados. Ahora estamos mirando la caótica situación de las unidades de terapia intensiva, que es preocupante, pero no estamos observando que el número total de pacientes internados por covid en el sistema de salud público de Capital es muy inferior al del pico de ocupación hospitalaria por covid de 2020, a pesar de que en ese entonces la cantidad de casos reportados era mucho menor”, detalla Ini en su análisis, que contó con la revisión y colaboración de los doctores Néstor Pérez Baliño, médico cardiólogo y ex viceministro de Salud de Nación y de la Ciudad de Buenos Aires, y de Gerardo Uviedo, cirujano general, torácico y vascular e intensivista.

Es decir que, si bien se viene registrando un aumento de casos positivos respecto de 2020, este incremento estaría impulsado por cuadros que no requieren internación, ya que las cifras muestran un descenso del total de internados por covid-19 en los hospitales públicos porteños si se comparan los últimos datos reportados con los del pico de ocupación total por covid de julio de 2020, e incluso los valores aún están por debajo a los del 4 de septiembre del año pasado.

“Si observamos la evolución de pacientes hospitalizados en el sistema público de CABA (ver gráfico), en julio 2020 se registró la jornada con la cifra pico de pacientes hospitalizados por covid: 4.200, mientras que el 4 de mayo último el número de pacientes internados por covid fue de 1.640”, se destaca en el trabajo.

Consultado sobre los posibles motivos que han llevado a un descenso de la cantidad de internados por covid, pero con cuadros aparentemente más graves, Baliño evaluó: “Habría que corroborar si hay pacientes más graves o cambió la conducta de los terapistas e internan personas con cuadros moderados en UTI sabiendo que el tratamiento más temprano mejora el pronóstico”.

Menos cantidad de internados, menos positividad, menos letalidad acumulada (comparativo 4/9/2020 vs. 4/5/2021 en base a datos del sistema público de CABA). Fuente: Lic. Solana Ini.

”Es paradójico que haya más ocupación en terapia intensiva mientras la tasa de letalidad bajó 30% en CABA. Pero hay pequeñas modificaciones del comportamiento médico en las terapias que varían los resultados de morbimortalidad. También el menor promedio de edad de los internados y la protección de los mayores de 70 años mediante la vacuna pueden ser causas que expliquen esta situación”, agregó Baliño.

En esa línea, el especialista en Salud Pública consideró que como los pacientes son más jóvenes, tienen mayor tolerancia a los tratamientos y ha crecido el número de días cama que ocupan en terapia: las internaciones están por encima de los 12 o 15 días. “Hay un cuello de botella en las terapias intensivas porque hay tratamientos más prolongados y se ocupan más tiempo las terapias. Esta información es de la Ciudad de Buenos Aires, pero en realidad el comportamiento es similar en casi todo el país, según comenta la SATI”, aclaró, Pérez Baliño para luego añadir: “Como son personas jóvenes y tienen mejor tolerancia, eso implica que también está disminuyendo la tasa de letalidad a pesar del contagio”.

Otro de los factores que puede influir en la mayor ocupación de camas de terapia intensiva es la demora en el acceso al tratamiento y a la internación precoz por cuestiones como la telemedicina o el propio miedo de las personas a acudir al médico. “Entre los pacientes covid hay un grupo que llega tarde porque se queda demasiado tiempo esperando en la casa o porque no tienen un oxímetro. He tenido consultas en las que un paciente con oxímetro había caído a 89% y todavía estaba en la casa. Tuvimos que salir a buscarlo de urgencia”, reconoció Pérez Baliño, quien estimó que el porcentaje de personas internadas en terapia intensiva por covid ronda entre el 50 y el 60%.

Por su parte, Uviedo -quien desde hace seis años se dedica al desarrollo de empresas innovadoras en tecnología médica y dirige Host Services International (una empresa de servicios para la tercera y cuarta edad en unidades inteligentes)- sopesó que es muy posible que se trate de ingresar a UTI a pacientes que tienen todavía un desarrollo temprano de la severidad del cuadro para intentar llegar con mayor eficacia y restar muertes al número final. “También puede influir que no todas las unidades tienen terapias intermedias, lo que lleva al salto de sala general a un ingreso temprano en UTI”.

Asimismo, Uviedo opinó que la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) debería tener más protagonismo para definir ciertos aspectos, “sobre todo porque el ojo de las capacidades asistenciales se está poniendo en ese estrato de pacientes graves, que va a requerir o no asistencia respiratoria”.

En ese sentido, el cirujano se refirió a los beneficios que podría implicar la estandarización de protocolos de tratamientos que han demostrado su eficacia en trabajos científicos, tales como el estudio transversal “RECOVERY”, en el que se evaluó el uso temprano del corticoide para el tratamiento de pacientes con covid. “Esto es relevante para aquellos pacientes que llegan en aquel amago de proceso inflamatorio, cataclísmico si se lo deja avanzar para quien está afectado de covid, y que han sido tratados con corticoides en forma temprana porque en la sistemática sigue otro camino”, subrayó.

“Hay datos concretos de la utilidad que ha tenido el uso de corticoides en apagar este proceso inflamatorio que inicia una cascada de fenómenos que aproximan a la fatalidad”, insistió.

SATURACIÓN ¿INÉDITA?

Al referirse al nivel actual de ocupación de las terapias intensivas, que ha sido presentada como una situación alarmante, Pérez Baliño y Uviedo reconocieron que -en realidad- se trata de un panorama habitual.

“Todos los años que a mí me tocó estar en la función pública, de mayo a septiembre siempre fueron meses complicados, en los que de pronto no se podía hacer una cirugía o había que trasladar a un paciente con una cirugía neurológica porque no teníamos las camas disponibles en esa terapia”, admitió Pérez Baliño, para luego agregar: “Siempre hay esa tensión en las terapias intensivas porque a los procedimientos habituales se suman las infecciones respiratorias que ocupan también muchas camas. Cuando no esté el covid, van a estar las neumonías o las neumonías por gripe”.

Uviedo coincidió al afirmar: “No recuerdo haber tenido una cama por más de un par de días libre en terapia, salvo cuando se fuerza un poco la externación por una cuestión de salud social. Eso ocurre a veces con las fiestas de fin de año y Navidad, es el único punto donde empieza a haber a lo mejor en una UTI de 10 o 12 camas, tres o cuatro libres porque se ha forzado el traslado de esa persona a terapia intermedia para que tenga algún contacto con familiares. Por lo demás, he trabajado a sala completa toda mi vida”.

Esta clase de testimonios, que permiten conocer cómo era la realidad hospitalaria previa al covid, es de sumo valor para tener una percepción más realista de lo que vivimos actualmente.

“Una cosa es informar y otra es atemorizar. Hay que brindar los hechos reales para que la gente esté bien informada, cuidándose, sin ningún negacionismo. Dar información sobre la base de especulaciones o sobre lo que va a pasar me parece que lo único que hace es daño. Y lo digo incluso por los mismos colegas nuestros que a veces veo en la televisión haciendo especulaciones de pensamiento que no tienen base científica”, se lamentó Pérez Baliño.

VACUNAS E INTERNACIONES

Respecto del impacto que ha tenido hasta el momento la inmunización de la población contra el covid-19, el ex viceministro de Salud aseguró: “Tenemos cada vez menos pacientes mayores de 70 años porque el 80% de los que integran este grupo etario están vacunados. Esos son los que tenían más mortalidad y hoy ha disminuido la internación de esos pacientes en forma considerable”.

En cambio, Uviedo mencionó la preocupante situación que se dio en la institución que dirige: “He vivido con mucho dolor la experiencia de una población de 21 ancianos, de entre 65 y 100 años, alojados en la planta piloto que tenemos desarrollando cuidados para la tercera y cuarta edad, en Ciudadela. Los protocolos generados a partir del know how inteligente habían permitido que estuvieran sin un solo síntoma de resfrío, de virosis, de nada, desde hace dos años a esta parte. Hace 15 días se inocularon -no sé si se vacunaron- con AstraZeneca. De 21 inoculados, nueve desarrollaron efectos adversos severos y dos de esos nueve fallecieron, uno al tercer día del inóculo y otro al séptimo día”.

“Todos sabemos que para que esté vacunada la persona tiene que haber un desafío a las capacidades de generación de anticuerpos de un individuo y desarrollar anticuerpos no solo en cantidad sino por un tiempo aceptablemente útil. Pero hay vacunas que ahora se está revelando que van a requerir una tercera dosis, porque es lo que surge de esto que yo llamo ‘un ensayo clínico en terreno’, dado que la fase III aún está en curso”, argumentó Uviedo, quien prosiguió: “Estoy convencido de que en este contexto los que más expuestos están son aquellos que tienen capacidades fisiológicas muy disminuidas como es la población vulnerable de más de cierta edad”.

El cirujano también confesó que se ha sentido “frustrado al hablar con un colega muy mediático a quien al decirle ‘pero doctor tiene que comunicarse que esta vacuna todavía tiene costados que no están confirmados para que sea inoculada a un ser humano’, y que él me responda ‘y bueno… algo hay que tirarles’. Esa respuesta a mí me revuelve el estómago”

DATOS PAÍS

Por último, al ser consultados sobre el modo en que se ofrecen las estadísticas a nivel país, Pérez Baliño sostuvo que la forma de presentar los números no sirve para hacer estudios posteriores: “Cuando hacemos los estudios epidemiológicos y digo que murieron 35.000 pacientes en 2019 por neumonías y gripe, lo digo porque los contamos desde las semanas epidemiológicas 1 a la 53, que van desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre. Si tomo ese periodo epidemiológico, por covid fallecieron 42.200 pacientes en 2020. Quiere decir que ahora deberíamos estar sumando los de las semanas epidemiológicas del 2021 para después poder compararlo con el 2020. Pero, claro, el número global parece más impactante aunque desde el punto de vista epidemiológico no nos está diciendo nada”.

En el mismo sentido agregó: “Con respecto a la mortalidad, tampoco se expresa de forma adecuada porque cuando se dice que murieron 400, 300 o 200 pacientes, no son los pacientes de un día sino los que les van llegando de las distintas jurisdicciones y lo publican ese día. Pero quizás corresponde a mortalidad de tres, cuatro, cinco y hasta siete días. Entonces es muy difícil comparar de esa manera”.

La manipulación voluntaria de la información para generar miedo no es inocua. Así lo reconoció el cardiólogo, quien advirtió un aumento de casos de pacientes que llegan a la consulta cardiológica ambulatoria con cuadros de ataques de pánico. “Por eso digo que es muy importante tratar de no transmitir mensajes apocalípticos porque eso hace mucho daño”, enfatizó Pérez Baliño, para luego opinar: “Habría que cambiar la difusión de cifras de muertos y contagios por campañas muy importantes e intensas para enseñar a cuidarse, que generen conductas sistematizadas”.

Uviedo coincidió en que “no se debe seguir creando el pánico a través de las presentaciones mediáticas ominosas acerca del futuro inmediato para la humanidad” porque en la medida en que uno pueda arrastrar a la persona a un análisis de la situación racional se tendrá más éxito y nos alejará de las consecuencias que está teniendo el temor y la irracionalidad. “Ese es el principio de la solución: tratar de difundir de forma racional de qué se trata el enemigo y llevarlo a un terreno de manejo cotidiano que sea viable para el menor impacto posible en nuestra sociedad”, concluyó. 

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