Traducido de LifeSiteNews.com por TierraPura.org

El arzobispo Carlo Maria Viganò concedió una entrevista para Schloss Rudolfshausen, un excelente apostolado católico en Alemania, dirigido por la señora Helene Walterskirchen y su hija, Alexandra.

En este fragmento de una reveladora entrevista, el arzobispo Viganò habló de muchos aspectos del Great Reset (El Gran Reseteo, o bien conocido, El Gran Reinicio), sus conexiones con China y sus duras políticas de bloqueo; sus conexiones con actores globales clave como el Foro Económico Mundial (FEM), el Grupo Bilderberger, los Rockefeller y los Rothschild; y su “matriz masónica” esencialmente.

Como vemos, se trata de una sustitución del cristianismo por un gobierno mundial masónico que es similar al de los antiguos experimentos comunistas en el mundo. Lo que conecta los experimentos más antiguos con este nuevo internacional es, de hecho, la masonería.

El Arzobispo Viganò presenta la charla de un antiguo masón francés, el Dr. Pierre Gilbert, que hace 25 años predijo que habría una enfermedad que luego sería utilizada con fines políticos:

Hay una declaración muy interesante y reveladora de Pierre J. Gilbert (aquí) que se remonta a 1995, en la que se enumeran todos los pasos que hoy vemos que se dan ante nuestros ojos con la trágica farsa de Covid, desde la inoculación masiva con una vacuna hasta la creación de campos de detención para disidentes. Este masón converso reveló los objetivos de la infame secta hace 25 años.

Pero a la luz de estas inquietantes noticias, el arzobispo italiano no nos deja sin esperanza; señala que estos elementos revolucionarios a menudo también se vuelven en contra, por lo que no cree que todavía haya llegado el momento del Gran Reinicio con sus malvados fundamentos.

Una señal de que podría estar en lo cierto es el hecho de que uno de los principales líderes de esta agenda de la corona, Bill Gates, es actualmente objeto de muchas críticas por su cercanía al entonces ya conocido delincuente sexual, Jeffrey Epstein. Cada vez más información está saliendo a la luz, y esta información está socavando seriamente la credibilidad de Gates.

¿Qué significa el Gran Reseteo?

“El Gran Reset” es una expresión acuñada hace unos años por la élite masónica que domina el mundo. Significa una especie de revolución global decidida por esta élite para “resetear” todo el tejido social, imponiendo a las masas una serie de cambios que pretenden preparar el reinado del Anticristo, que en ausencia de acontecimientos calamitosos sería difícil que se adoptaran democráticamente con su consentimiento. Los ideales de un mundo mejor, el respeto al medio ambiente, la fraternidad entre los pueblos y la inclusividad no son más que una forma hipócrita y engañosa de entregar esta revolución y revestirla de una supuesta nobleza de propósitos que en la práctica oculta los verdaderos fines de la élite: según admiten, “nada será como antes”.

¿Quiénes son las personas clave que están detrás del Great Reset? ¿Qué sabemos de sus creencias personales?

La élite que promueve el Gran Reseteo está compuesta por las principales organizaciones mundiales, desde el Foro Económico Mundial de Klaus Schwab hasta la O.N.U., desde la Comisión Trilateral hasta el Grupo Bilderberg, con el apoyo de sus servidores en los gobiernos, las altas finanzas, las corporaciones multinacionales y los medios de comunicación. Este proceso ha durado siglos, dirigido por las grandes dinastías del capital como los Rothschild y los Rockefeller, que interfieren fuertemente en la política de las naciones gracias a su inconmensurable riqueza.

La matriz es esencialmente masónica, tanto en los principios que expresan como en el odio que manifiestan hacia la religión, y más aún hacia Nuestro Señor Jesucristo. Si consideramos las peticiones promovidas por los partidarios del Gran Reinicio, podemos remontarnos a la tríada de la Revolución Francesa y la masonería: libertad, igualdad y fraternidad. Cualquier católico instruido por el Magisterio de los Romanos Pontífices sabe qué subversión infernal implican estos principios: la libertad significa la rebelión contra la Soberanía de Dios y su Santa Ley; la igualdad coloca a todos los hombres en el mismo nivel, el más bajo, negando las diferencias y la individualidad de cada persona, y sobre todo anulando la distinción fundamental entre los que reconocen a Cristo como Único Dios y Señor y los que lo rechazan; y finalmente la fraternidad pretende establecer una sociedad en la que los hombres puedan ser hermanos sin ninguna referencia a la paternidad divina de Dios ni a la pertenencia a la familia de los redimidos en Cristo.

Consideremos una cosa importante: el hombre está hecho a imagen de Dios en el sentido de que refleja, en sus facultades, los atributos de la Santísima Trinidad: el poder del Padre, la sabiduría del Hijo, el amor del Espíritu Santo. El Gran Reinicio quiere anular esta correspondencia connatural del hombre con su Creador, Señor y Redentor en una parodia blasfema: desquiciando su memoria, distorsionando su intelecto y pervirtiendo su voluntad.

Todo lo que se hace en nombre de la ideología globalista tiene este propósito no reconocido pero muy evidente: ya no debemos recordar nuestro pasado y nuestra Historia, ya no debemos saber reconocer el Bien y el Mal, ya no debemos desear la virtud y rechazar el vicio; es más, se nos empuja a condenar el Bien como intolerante y a aprobar el Mal como liberación y redención de la moral cristiana. Y si se rechaza a Dios como Padre, ya no debe haber paternidad ni siquiera en el orden natural, porque la paternidad natural es un espejo de la paternidad divina. Por eso existe este odio teológico contra la familia natural y contra la vida no nacida. Si Dios no murió por nosotros en la Cruz, no debe haber más sufrimiento, ni dolor, ni muerte, porque en el dolor somos capaces de entender el sentido del sacrificio y aceptarlo por amor a Aquel que derramó su Sangre por nosotros. Si Dios no es Amor, ya no debe haber amor entre los hombres, sino sólo fornicación y satisfacción de los placeres, porque si deseamos el bien de los demás, nos vemos abocados a compartir con ellos el don más preciado que tenemos, la Fe, y no podemos abandonarlos para que caigan al Abismo en nombre de un perverso concepto de libertad. No son ateos, no niegan que Dios exista, sino que lo odian, como lo odia Lucifer.

En su opinión, ¿es una batalla entre el Bien y el Mal?

El Gran Reinicio no solo es la última etapa antes de la instauración del reino del Anticristo, sino que ha adquirido todas las connotaciones de una verdadera religión, tomando prestado su lenguaje, creando ceremonias, nombrando sus propios sacerdotes. La ritualidad de la actual pandemia es bastante obvia, especialmente en la forma en que han querido dar a la vacuna un valor sacramental, hasta el punto de recurrir a sacerdotes y obispos -e incluso al propio Papa- para promoverla, llegando a predicar que es indispensable para la salvación, identificándola como un “deber moral” para todo creyente. Así, al prohibir el Santo Sacrificio al verdadero Dios y prohibir la administración de los verdaderos Sacramentos, la nueva religión covadista se ha impuesto con nuevos rituales higiénicos y nuevos sacramentos de salud.

La fe del discípulo del Coronavirus en la narración mediática es la parodia grotesca del acto de fe exigido al católico, con la diferencia de que los dogmas de la religión de la salud a los que se exige un asentimiento incondicional son totalmente irracionales, irracionales e ilógicos; no hay una adhesión a una verdad que trascienda la razón, sino a un dogma que la contradice, lo que demuestra que, como todas las religiones falsas, el Covid cruza la línea de la superstición. Quienes creen en el Covid se encuentran así en la tesitura de tener que dar pruebas de su sumisión a sus ministros sagrados, incluso ante conceptos que repugnan a la ciencia médica y al sentido común: el uso de mascarillas es obligatorio aunque no protejan del contagio; la vacuna se impone aunque no dé inmunidad, los tratamientos no aprobados por el sanedrín sanitario están prohibidos aunque su eficacia sea evidente. Y hay que añadir: cuanto más absurda es la orden que se da, más se siente el discípulo miembro de la secta precisamente por el hecho mismo de obedecer.

Resulta desconcertante que quienes hoy abdican de la razón ante las proclamas de los virologistas-pontificios se declaren “racionalistas” y partidarios convencidos de la ciencia frente a cualquier tipo de fideísmo dogmático. Por otra parte, cuando la gente no cree en Dios, acaba creyendo en cualquier cosa.

A la luz del hecho de que el Foro Económico Mundial apoya las fuertes políticas de cierre implementadas a la luz del virus Corona, incluso alabando los beneficios de los cierres para la limpieza del aire, parece que la crisis de Corona se corresponde con sus planes muy bien y es una herramienta útil para su Gran Reset. ¿Ve usted algún vínculo entre la FEM y los gestores de la crisis de Corona?

Creo que fui uno de los primeros obispos en denunciar el vínculo intrínseco entre la pseudo-pandemia y las intenciones del Great Reset. Existe una declaración muy interesante y reveladora de Pierre J. Gilbert, que data de 1995, en la que se enumeran todos los pasos que hoy vemos desarrollarse ante nuestros ojos con la trágica farsa de Covid, desde la inoculación masiva con una vacuna hasta la creación de campos de detención para los disidentes. Este masón converso reveló los objetivos de la infame secta hace 25 años. En su momento, su denuncia fue tachada de absurdo desvarío de un teórico de la conspiración, pero hoy se muestra como cierta en toda su cruda y terrible realidad, demostrando que el plan del Gran Reajuste ordenado por los enemigos de Dios no se limita a aspectos meramente económicos que utiliza como herramienta para mantener vinculado al mundo de las finanzas, sino que se extiende a la esencia misma de nuestras vidas como individuos y miembros de la sociedad, con el fin de anular todo vestigio de cristianismo. Detrás de todo esto está el Maligno, que hoy cuenta con un grupo muy organizado de seguidores.

Debemos liberarnos de una vez por todas de la absurda narrativa de los medios de comunicación dominantes, que dicen que el Covid-19 es un virus mortal ante el que las naciones tienen que organizarse para hacer frente a una inesperada pandemia de emergencia difícil de contener.

En primer lugar, según eminentes expertos, se dice que el Covid es el resultado de una manipulación llevada a cabo en un laboratorio de Wuhan;
En segundo lugar, este virus, que en sí mismo no es letal, podría combatirse eficazmente con los medicamentos existentes y con terapias poco costosas, mientras que la OMS ha dado directrices erróneas y engañosas, sugiriendo protocolos con resultados devastadores, impidiendo la atención domiciliaria y aumentando las complicaciones al imponer terapias para un síndrome respiratorio y no circulatorio.

Además, ordenó el registro de todos los muertos como si hubieran fallecido a causa del Covid, sin tener en cuenta la verdadera causa de la muerte, desaconsejando las autopsias e incluso llegando a recomendar la incineración de los cadáveres. A partir de estas cifras infladas, los medios de comunicación han creado una alarma social, una acción de auténtico terrorismo hacia toda la población, imponiendo cierres injustificados, mascarillas inútiles y distanciamiento social. Para detectar la supuesta positividad del virus se han utilizado hisopos y pruebas totalmente inadecuadas para el diagnóstico y que dan resultados fácilmente falsificables, como ha denunciado su creador. Por último, se ha promovido el uso de una supuesta vacuna, que en realidad es un suero genético, ciertamente ineficaz en cuanto a la inmunidad viral y con efectos secundarios ampliamente demostrados a corto plazo, mientras que los efectos a largo plazo están por ver. Se trata de una vacuna que, habiendo sido producida para combatir un virus mutante, está destinada a tener que ser renovada periódicamente en función de las “variantes” fantasmas de Covid; una vacuna que la ciencia médica rudimentaria desaconsejaría administrar en medio de una pandemia, porque podría dar lugar a formas de resistencia inmunológica. En este plan criminal, la ciencia se ha convertido en esoterismo, los médicos en hechiceros y los disidentes en herejes a los que hay que excomulgar o someter a tratamiento médico obligatorio.

Los mismos errores -por ejemplo, la decisión de hospitalizar a los ancianos en residencias, extendiendo así el contagio y exterminando a miles de personas frágiles, después de haber debilitado sus sistemas inmunitarios- se han cometido en diferentes momentos y contextos, incluso en presencia de precedentes inequívocos, siguiendo un plan común. Está claro que existe un único guión bajo una única dirección, con actores que recitan el papel que se les ha dado.

Añadiré, como prueba de lo que vengo diciendo desde hace un año, que las naciones que no han aplicado las medidas de contención y los tratamientos impuestos por la OMS son las que han registrado un menor número de muertes; y algunas naciones que no han aceptado los dictados de las organizaciones mundiales han sufrido golpes de Estado, esfuerzos de corrupción o han sido eliminadas: Me refiero por ejemplo a Bielorrusia o a Tanzania, por citar sólo dos de los casos más notables. Sin olvidar que las estadísticas oficiales del número total de muertes en 2020 están en casi todas partes por debajo de la media de los últimos años: si el Covid fuera una verdadera pandemia, debería haber cifras similares a lo que ocurrió entre 1918 y 1920 con la gripe española.

En conclusión, el Covid es un pretexto con el que dar apariencia de legitimidad a las restricciones de las libertades naturales y los derechos individuales fundamentales, de forma que se cree una crisis económica y social con la que hacer irreversible el Gran Reinicio. El actual estado de agotamiento económico de los países europeos -en particular los de tradición católica como Italia, España, Portugal, Irlanda y Polonia- les obliga a someterse al chantaje de la Unión Europea y a ser expoliados por las multinacionales estadounidenses, chinas, alemanas, francesas… Junto con el desquiciamiento del tejido económico, se decidió concentrar los beneficios en unas pocas empresas multinacionales, como Amazon, Just Eat, Ikea y otras -incluyendo la gran distribución- que se han beneficiado enormemente del cierre de pequeños y medianos comercios y restaurantes. Por no hablar de los beneficios de las empresas farmacéuticas, detrás de las cuales hay fondos de inversión encabezados, entre otros, por Microsoft, Amazon y Facebook.

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Otro sector que se ha beneficiado enormemente del bloqueo ha sido el de la pornografía: la multinacional Mindgeek ha aumentado su volumen de negocio, contribuyendo a la corrupción de millones de jóvenes y adultos obligados a quedarse en casa por la emergencia pandémica, mediante ofertas promocionales y suscripciones gratuitas, gracias a lo cual el número de sus clientes ha aumentado enormemente y, en consecuencia, también el precio de la publicidad de terceros. Hay que tener en cuenta que este sitio recibe más tráfico online que Amazon, Twitter y Facebook con 3.500 millones de visitantes al mes. Como vemos, la pandemia ofrece una preciosa oportunidad a quienes cultivan los vicios y perversiones de las masas para poder manipularlas mejor.

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