Fuente: Minghui.org
El Arco de Darwin, una formación rocosa natural en el Océano Pacífico frente a Sudamérica, colapsó el 17 de mayo de 2021. El Ministerio de Medio Ambiente de Ecuador anunció la noticia en Facebook el mismo día. Las imágenes muestran que la parte superior del arco cayó al océano, quedando solo dos pilares.
La compañía de giras Aggressor Adventures también confirmó la historia. Varios turistas de Aggressor Adventures vieron al arco colapsar frente a sus ojos a las 11:20 a. m. hora local.
El arco está a menos de un kilómetro y medio (menos de una milla) de la isla Darwin, una de las islas más pequeñas del archipiélago de las Galápagos y que se considera el lugar del nacimiento de la teoría de la evolución de Darwin. La caída del Arco de Darwin ha generado un gran interés, incluida una acalorada discusión sobre las lagunas en la teoría de la evolución de Darwin.
Contradicción sobre los descubrimientos fósiles
Darwin propuso la teoría hace 150 años, en 1871. Pero “pidió precaución hasta que haya más fósiles disponibles: el Dryopithecus europeo era el único simio fósil reconocido en ese momento”, informó la revista Science en un artículo del 7 de mayo de 2021 titulado “Los simios fósiles y la evolución humana”. Pero después de 150 años de continuos descubrimientos, “la información esencial sobre los orígenes humanos sigue siendo esquiva” debido a la inconsistencia de los datos fósiles.
“Cuando miras la narrativa de los orígenes de los homínidos, es solo una gran confusión, no hay consenso alguno”, dijo Sergio Almécija, investigador del Museo Americano de Historia Natural y autor principal del artículo. “La gente está trabajando completamente bajo paradigmas diferentes, y eso es algo que no veo que suceda en otros campos de la ciencia”, comentó.
Almécija hizo este comentario cuando fue entrevistado por Science Daily, según un artículo del Science Daily del 6 de mayo titulado “La mayoría de las historias sobre los orígenes humanos no son compatibles con los fósiles conocidos”. Su coautor Ashley Hammond, curador asistente de la División de Antropología del Museo, también fue citado en el mismo artículo diciendo: “Cuando consideramos todas las pruebas -es decir, simios y homínidos tanto vivos como fósiles- está claro que una historia de la evolución humana basada en las pocas especies de simios que viven actualmente no tiene gran parte del panorama general”.
Cuando Darwin propuso la teoría de la evolución, la consideró una hipótesis debido a la falta de evidencia sólida. Desde entonces, sin embargo, no se han encontrado fósiles que apoyen la teoría. En cambio, los descubrimientos arqueológicos son suficientes para desaprobar la teoría de la evolución.
Un ejemplo es la explosión cámbrica, el repentino aumento de especies hace unos 541 millones de años. Esto contradice directamente la teoría de la selección natural de Darwin, de que la evolución fue gradual durante millones de años. “A la pregunta de por qué no encontramos ricos depósitos fosilíferos pertenecientes a estos… períodos anteriores al sistema Cámbrico, no puedo dar una respuesta satisfactoria”, admitió Darwin en 1859.
La evidencia fósil de la explosión del Cámbrico ha continuado emergiendo durante los últimos 150 años. Después de que se identificaron fósiles adicionales en 1984 en el condado de Chengjiang, provincia de Yunnan, China, más científicos cuestionaron la teoría de la evolución.
Seres humanos en edades remotas
Además de contradecir la teoría de Darwin, una amplia evidencia arqueológica identificada hasta ahora ha demostrado que criaturas como la gente moderna existieron en épocas remotas. Desafortunadamente, muchos de estos hallazgos han sido encubiertos.
“A lo largo de los siglos, los investigadores han encontrado huesos y artefactos que prueban que los seres humanos como nosotros existen desde hace millones de años. La ciencia convencional, sin embargo, ha suprimido estos hechos. Los prejuicios basados en la teoría científica actual actúan como un ‘filtro de conocimiento’, dándonos una imagen de la prehistoria que es en gran medida incorrecta”, se lee en Forbidden Archaeology: The Hidden History of the Human Race, un libro de Michael A. Cremo y Richard L. Thompson de 1993.
Un ejemplo son las huellas encontradas por investigadores en 1979 en Laetoli, Tanzania. Depositadas en cenizas volcánicas hace más de 3,6 millones de años, estas huellas eran “indistinguibles de las de los humanos modernos”. De manera similar, en 1965 los arqueólogos encontraron un húmero humano (hueso de la parte superior del brazo) sorprendentemente moderno en Kanapoi, Kenia, que existió hace más de 4 millones de años, que era “apenas distinguible” de los humanos modernos.
Junto con cientos de ejemplos adicionales, dicha evidencia ha demostrado que los seres humanos han existido durante millones de años o incluso más.
Un nuevo ángulo
Phillip E. Johnson, profesor de derecho de la UC Berkeley, trabajó como asistente legal de Earl Warren, el presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Al leer literatura sobre la teoría de la evolución, encontró muchas lagunas lógicas. Como experto legal, cuestionó seriamente su base legal.
En Darwin On Trial, un libro que Johnson escribió en 1991, enumeró pruebas para demostrar que la teoría de la evolución es incorrecta. Por ejemplo, los fósiles mostraron la aparición repentina de un nuevo organismo sin signos de evolución gradual. Además, una vez que surgieron estos organismos, no cambiaron durante millones de años, incluso con el cambio climático. Si la teoría de Darwin es cierta, estas condiciones deberían haber causado grandes cambios en las especies.
Fingerprints of the Gods: The Evidence of Earth’s Lost Civilization (Huellas dactilares de los dioses: la evidencia de la civilización perdida de la Tierra) fue un libro escrito en 1995 por el escritor y periodista británico Graham Hancock. Basado en descubrimientos arqueológicos en Sudamérica, Egipto y otras civilizaciones, proporcionó una nueva perspectiva de la historia humana.
“El antiguo Egipto, como el de los Olmecas (Bolivia), emergió de una vez y se formó por completo. De hecho, el período de transición de la sociedad primitiva a la avanzada parece haber sido tan corto que no tiene ningún sentido histórico”, escribió Hancock. “Lo que es notable es que no hay rastros de evolución de lo simple a lo sofisticado”.
Hay muchos otros libros como este. Por ejemplo, Chris Morton y Ceri Louise Thomas escribieronThe Mystery of the Crystal Skulls: Unlocking the Secrets of the Past, Present, and Future (El misterio de las calaveras de cristal: desbloqueando los secretos del pasado, del presente y del futuro). Rebecca Stefofff escribió Finding the Lost Cities (Buscando las ciudades perdidas).
La investigación y las publicaciones en curso han llevado a más personas a cuestionar la teoría de la evolución de Darwin. Michael Denton, experto en enfermedades genéticas, escribió un libro en 1985 titulado Evolution: A Theory in Crisis (Evolución: una teoría en crisis). En este libro describió al darwinismo como una gran mentira.
“La complejidad del tipo de célula más simple que se conoce es tan grande que es imposible aceptar que un objeto así pudiera haber sido realizado repentinamente por algún tipo de evento extraño, enormemente improbable. Tal suceso sería indistinguible de un milagro”, escribió en el libro.