Por Gabriela Moreno – Panampost.com
“Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional”, anunció el líder izquierdista de Podemos y exvicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias, al conocer su derrota en las elecciones autonómicas de Madrid, pero todo fue un engaño. Su plan era continuar de bajo perfil en la política apadrinando el partido.
Marginarse de la política quedará sólo como promesa estratégica en un momento crítico para el dirigente que ahora niega ante las bases de la organización su retiro, mediante un correo remitido a la militancia, en el que asegura que asumirá “un nuevo camino dentro del proyecto”.
¿Cuál camino? Por lo pronto será “el padrino del nuevo Podemos” porque la era pos-Iglesias tiene “mucho de continuismo, lo ha diseñado con sus más cercanos, deja al mando a sus principales y más fieles colaboradores pero además de ello, su cultura e identidad política apuntan a que no renunciará a tratar de convertirse en consejero de las nuevas generaciones de izquierda, guía y tutor del espacio del cambio en construcción o por construir”, apunta El Confidencial.
Con el juego pensado
Dejar de existir a los 42 años en la política después de siete años frenéticos en ella parece precoz. Más para Pablo Iglesias que abandera la fatigada «lucha» contra la derecha. Desconectarse por completo es una pretensión incompatible cuando hay distintas formar de hacer política.
Iglesias preparó su jugada. Escogió a la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, para reemplazarlo dentro de la directiva del partido, en una estructura en la que su cónyuge, la titular de Igualdad, Irene Montero, figura como número dos.
Así “Iglesias estará siempre presente”. Eso se escucha en el debate entre las bases en la IV Asamblea Ciudadana Estatal que transcurre en este momento para decidir quién lo sucederá, informa El Independiente. Y “aunque Pablo observe la más estricta neutralidad y no intervenga en nada, Podemos es Iglesias”.
Una vía expedita
Entrar al campo de la consultoría como otra trinchera es probable para Iglesias. Es una vía expedita principalmente en América Latina, donde los integrantes de Podemos han trabajado al servicio de los referentes de la izquierda como Andrés Manuel López Obrador, Evo Morales, Nicolás Maduro o Rafael Correa.
Necesitará guantes de seda al emprender este camino o complicará aún más a su partido con los negocios irregulares que rodean las asesorías de sus miembros. El caso Neurona sirve de ejemplo. Un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional de España revela “maquillaje contable” en los negocios de Podemos con la consultora Neurona, tal como reseñó ABC.
Los videos entregados por Podemos al Juzgado de Instrucción Número 42 de Madrid, a cargo del magistrado Juan José Escalonilla, como supuesta evidencia de los trabajos hechos por Neurona para las elecciones generales de 2019, arrojan irregularidades sobre el financiamiento del contrato entre la empresa y la tolda morada.
Sin mencionar que Juan Carlos Monedero, unos de los fundadores del partido, es investigado por emitir una “factura falsa” en 2018 por un valor de 30000 dólares bajo el concepto de “300 horas de consultoría presencial en Buenos Aires, México y Colombia”, pero la UDEF duda. La instancia cree que “habría sido elaborada ‘ad hoc’”.
Más allá de que cambie el traje de político por el de politólogo con sus clases en la universidad o las conferencias, como también tiene previsto, Pablo Iglesias no se resignará con facilidad a ser un jarrón chino en la izquierda española. Menos en el espacio que creó y que lo llevó a formar parte de la alta cúpula del Gobierno.