Por Oriana Rivas – Panampost.com

La izquierda parece reacia a soltar el poder en América Latina. Hacer una línea de tiempo que repase los últimos tres años demuestra cómo entre elecciones, protestas y constituyentes, la región parece inclinarse nuevamente hacia una ideología que no ha dado, ni dará resultados positivos.

A partir del año 2000 Sudamérica se había convertido en una especie de cuna para el «socialismo del siglo XXI» con Hugo Chávez a la cabeza. A él lo acompañaban Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Néstor Kirchner en Argentina, José «Pepe» Mujica en Uruguay y Evo Morales en Bolivia.

En todo caso, recordar aquella imagen está de más. Ellos se encargaron de recalcarla una y otra vez hasta que el emborrachamiento de poder a algunos, que aún viven, les pasó factura. Sin embargo, un hecho curioso salta a la vista. Ahora, parece haber un resurgimiento en estos ideales y también de estos voceros que algunos los ven también —con sobradas razones— como una suerte de «cadáveres» políticos.

Pero si es así, entonces, si no hay nada nuevo, en cierta forma, que diferencie a los voceros del ayer con los de hoy, debido a que siguen siendo los mismos… ¿Por qué la izquierda actualmente está recuperando espacios? Esa es la pregunta de muchos. ¿Por qué los países latinoamericanos se decantan por el socialismo que, aún viendo el ejemplo de Venezuela, deciden encaminarse a un destino similar?

Como han analizado distintos expertos, la izquierda se basa en un discurso de promesas y de cargar con responsabilidades a otros (al imperialismo o al capitalismo) de sus fracasos propios. Eso le ha permitido mantener una imagen positiva de víctima que proliferan ante sus seguidores, por ende los vuelven a elegir.

El caso más reciente está en Perú. Las actas escrutadas favorecen la candidatura de Pedro Castillo, un profesor defensor de la nacionalización de empresas, aumento de impuestos para el sector privado y un sinfín de medidas que reflejan las pretensiones de un Estado intrusivo. El candidato de «Perú Libre» no guardó las formas para dar a conocer sus propuestas. Todo salió de su propia boca.

Ahora, ante las cifras, la izquierda latinoamericana, en sus ansias de resurgir, se ha apresurado a felicitarlo sin que los resultados sean oficiales. Esto mereció las críticas del actual Gobierno del presidente de Perú, Francisco Sagasti.

La explicación de los expertos

«La izquierda está tratando de reacomodarse después de una etapa en que los electores la rechazaron y ahora han sabido aprovechar los errores del establishment”, indicó Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis, a El País a inicios de este año.

Casi un mes después, el analista político Nicolás Márquez declaró a PanAm Post algo similar. El experto aclaró que con un discurso mucho «más simpático», la izquierda ha conseguido no ser juzgada por sus resultados catastróficos. Sus seguidores siguen votando y dando el beneficio de la duda.

Márquez también mencionó uno de varios problemas que existen con los adversarios. «El centrismo bien pensante pelea sin agallas, no tiene convicciones. Son partidos moderados con un candidato amable. Sin garra política».

El analista internacional Gustavo Segré coincide. A su juicio, la izquierda en América Latina sufre de «disonancia cognitiva», representada por personas que no importa lo que le digan, no lo van a creer. «También, hay dos factores que la izquierda maneja muy bien: la organización de manifestaciones masivas, porque pagan con comida y demás la otra es el argumento de la mentira que sostiene un relato».

Esta vez, con el escrutinio de votos a favor de Castillo, el politólogo Luis Nunes aseguró a PanAm Post que muchos peruanos no tienen idea de lo que significa el comunismo. «La mayoría son zonas muy pobres donde ni siquiera el discurso de Keiko Fujimori de entregarle el 40 % del canon minero ha calado. La gente quiere un cambio, pero no está segura que ese cambio sea para bien».

«Estoy seguro que a los dos meses van a estar decepcionados del voto que emitieron, pero es parte de la realidad».

Para Nunes, la izquierda en América Latina está más articulada que los grupos de derecha. Recordó que puntualmente en Perú, durante muchos años la derecha ni siquiera usaba este calificativo «por vergüenza» a diferencia de los conservadores de Colombia o el Partido Acción Nacional (PAN) de México. «Y tiene mucho dinero. El dinero venezolano está ahí presente. Tal vez ahora los grupos conservadores aprendan la lección e inicien una tarea de coordinación que hace mucha falta».

¿Triunfo o más fracasos?

La elección de Alberto Fernández en 2019 significó un retroceso para Argentina, que venía de cuatro años con el conservador Mauricio Macri. A partir de allí, comenzó a surgir la preocupación por la región. Un año más tarde, ocurrieron las graves protestas en Chile que llevaron una Constituyente exigida por grupos socialistas. En 2020 Luis Arce era elegido en Bolivia, amparado en la figura de Morales y en el impulso a su campaña de parte de Cristina Kirchner, ahora vicepresidente.

Este año también las protestas y el llamado «terrorismo urbano» inundan Colombia. Esto no es algo espontáneo, ni mucho menos. La destrucción que han dejado las manifestaciones en gran parte están relacionada con varios dirigentes de izquierda, entre ellos el exguerrillero y senador Gustavo Petro, quien aspira a la presidencia para 2022.

Era de esperarse que la mano de Petro estuviese allí, él… alias ‘Aureliano’, sabe que esta atención que ha dirigido hacia él, por medio de estas protestas, es necesaria para reforzar esta imagen de hombre de pueblo que necesita vender como algo creíble, si realmente no quiere fracasar en las urnas electorales, como ya lo hizo en 2018 contra el presidente colombiano Iván Duque.

Por su parte, Lula da Silva tampoco se queda atrás. Su sed de poder y también necesidad de protegerse de la Justicia brasileña lo tiene coqueteando con una próxima candidatura. Los vacíos legales tristemente le están ayudando en esta ocasión. Y es que el vocero del Partido de los Trabajadores fue habilitado políticamente luego del visto bueno del Supremo Tribunal Federal.

Estos movimientos en el tablero geopolítico de la región ocurre ante los ojos del régimen de Nicolás Maduro, quien estaría metiendo las manos en muchos de estos eventos, de acuerdo a un gran número de denuncias que le atribuyen nexos con las manifestaciones en Colombia. En realidad, no es descabellado pensar esto.

De hecho, el interés de que el socialismo se implante en América Latina viene incluso de Norteamérica con gobiernos como el de Andrés Manuel López Obrador, quien se ha encargado de liderar el llamado latinoamericanismo rojo, a cambio de reconocimiento. Más allá de las fronteras, China se perfila como un gran interesado en llenar a la región con gobiernos de izquierda.

La pandemia también ha servido como catalizador, ya que los candidatos socialistas han querido convencer a los ciudadanos de que ellos gestionarían mejor la situación. Lula da Silva lo asomó hace poco cuando pidió suspender la Copa América en Brasil por supuestos riesgos de contagio, una exigencia que se perfiló más como una lucha política contra Jair Bolsonaro.

¿Logrará el vapuleado socialismo del siglo XXI predominar nuevamente en la región? La respuesta a esta interrogante parece depender de los resultados que tengan quienes son ahora gobernantes de izquierda. Sin embargo, dado el historial de fracasos, puede que se repita la misma historia del extinto Foro de Sao Paulo.

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
4 Comentarios
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas