Por Oriana Rivas – Panampost.com

No basta con la amenaza bélica, política o ideológica. Ahora el régimen chino podría estar desestimando una posible fuga en la planta nuclear ubicada en la provincia de Guangdong. La alerta, hecha por una empresa francesa también dueña de las instalaciones, está siendo evaluada por Estados Unidos.

Se trata de una «amenaza radiológica inminente», según funcionarios estadounidenses citados por CNN. Sin embargo, no se relacionaría con una negligencia de parte de las autoridades chinas. Por el contrario, son los oficiales de ese país quienes presuntamente están elevando los límites aceptables de detección de radiación en las afueras de la planta. El objetivo: evitar su cierre.

La información no solo genera alarma por tratarse de energía nuclear, sino porque al régimen de Xi Jinping ya lo anteceden otros eventos recientes: la posible fuga del COVID-19 en el Instituto de Virología de Wuhan (teoría que está todavía bajo investigación), o el surgimiento de un nuevo virus de gripe aviar que según el régimen tiene «bajo» riesgo de propagación. Este tipo de situaciones también están perjudicando la imagen del comunismo chino, que activó todo un plan propagandístico para limpiar su imagen en resto del mundo y hacer creer que «es bueno».

La empresa francesa, llamada Framatome, recurrió al Departamento de Energía de EE. UU. a inicios de junio informando que había un problema en la planta nuclear china en la ciudad de Taishan, con fugas de gas de fisión en un reactor. Cinco días después, la empresa insistió pidiendo acelerar la revisión de su solicitud.

Dicha petición es una exención que les permitiera compartir la asistencia técnica estadounidense, de modo que se pueda resolver el problema en la planta china.

China sigue construyendo reactores

Este tipo de energía siempre ha generado recelo en la comunidad internacional. Si bien todos los reactores nucleares activos en 31 países producen alrededor del 11 % de la electricidad en el planeta, el mundo también observó anonadado las tragedias ocurridas en Chernóbil o Fukushima, con miles de muertos y ciudades inhabilitadas.

En total, China tiene 16 plantas nucleares en funcionamiento con 48 reactores nucleares activos y 11 en construcción, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) reseñados por AFP. En ese mismo ranking, el gigante asiático es el país que más reactores nucleares está construyendo, seguido por la India y Rusia. Tomando en cuenta ese número, no es de extrañar las preocupaciones que genera una posible fuga, especialmente porque el régimen quiere proyectar continuamente una imagen de perfección y planea seguir haciéndolo.

Por si fuera poco, entre sus planes está la construcción de 6 a 8 centrales nucleares por año, informó a mediados de 2019 el presidente de la compañía estatal de energía China National Nuclear Corporation.

La complicada situación de EE. UU.

La administración de Joe Biden afirma que la instalación aún no se encuentra en un «nivel de crisis». Sin embargo, se supo que está en conversaciones con ambas partes, tanto la china como la francesa. Además ha tenido reuniones con divisiones internas como el Consejo de Seguridad Nacional.

Dicha nota de CNN califica como «inusual» que una empresa extranjera se acerque unilateralmente al gobierno estadounidense en busca de ayuda, «cuando su socio estatal chino aún no reconoce que existe un problema». Este escenario «podría poner a EE. UU. en una situación complicada si la fuga continúa o se agrava sin ser reparada».

Funcionarios de los distintos departamentos insisten que si la población está en riesgo, Washington debe informarlo. Taishan tiene un poco más de 940.000 habitantes en la actualidad. Ante esto, EE. UU. está monitoreando una situación que podría empeorar.

El tema sin duda es delicado. Joe Biden se debate entre la interrumpida relación con Xi Jinping —en su primera llamada telefónica le hizo mención de la represión en Hong Kong y otras medidas autoritarias— y las imposiciones a favor del Dragón Rojo, como por ejemplo, sacar de la lista negra a una empresa vinculada al régimen comunista.

El problema con la planta nuclear aún no está resuelto y la ayuda que la nación norteamericana pueda brindar a la empresa francesa depende de la voluntad de China. Es decisión del régimen comunista si se cierra o no la planta en su totalidad.

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