Por Carlos Esteban – La Gaceta de la Iberoesfera

Ya, ya sé que ustedes no han oído probablemente nada de esto y probablemente piensen que, de ser verdad, tendría que copar todas las portadas y abrir todos los telediarios. Estoy de acuerdo, pero recuerden que vivimos días extraños.

La información, basada en las declaraciones de la vista pública, procede del portal Revolver y, sobre todo, retransmitida por el personaje más seguido de la información política televisada en Estados Unidos, Tucker Carlson, de Fox.

¿Recuerdan todo lo que se dijo del evento? Era un golpe de Estado azuzado y probablemente planeado por Trump en el que se asaltaron las sedes de la soberanía popular y murieron cinco personas, un atentado más grave que el ataque japonés a Pearl Harbour o el 11-S, en palabras del presidente Biden. Era, además, la razón más obvia para ‘colar’ el repetido mensaje de que el ‘supremacismo blanco’ era la peor amenaza que pendía sobre la seguridad de la nación, lo que justificaba todo tipo de purgas salvajes de trumpistas.

La realidad es que no fue nada de eso, en absoluto. Trump lanzó un mensaje desautorizando cualquier desmán -que las redes sociales se negaron a retransmitir- y los cinco muertos se redujeron rápidamente a uno solo: Ashli Babbitt, una manifestante desarmada muerta de un disparo a quemarropa por un policía no identificado en un ‘incidente’ que las autoridades se han negado a investigar.

Pero lo que está saliendo a la luz ahora, de lo que informa Revolver y transmite Carlson, le da la vuelta al relato por completo. La bomba, por resumirla mucho, es que el FBI estaba probablemente implicado en la organización de la ‘insurrección’ del 6 de enero y también en la frustrada conjura para secuestrar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer.

Tucker tiró de método socrático, planteando las preguntas más interesantes y peligrosas, empezando por esta: “¿Por qué hay tantas cuestiones de hecho sobre ese día que seguimos sin entender?».

Y sigue: “¿Por qué está la Administración Biden impidiéndonos conocer? ¿Por qué siguen ocultándonos más de diez mil horas de grabación de las cámaras de seguridad del Capitolio ese día? Podrían hacerlas públicas hoy mismo, pero no lo hacen. ¿Por qué?”.

Eso, ¿por qué? ¿Quizá porque los que azuzaron a un parte de las masas para que entraran en los edificios, los conjurados para convertir la marcha en un asalto, eran agentes infiltrados del FBI?

En la vista, Christopher Wray, director del FBI (nombrado, ay, por Donald Trump), se veía visiblemente incómodo respondiendo a la pregunta de la senadora demócrata de si no le hubiera gustado infiltrar agentes en los movimientos trumpistas para evitar algo como lo que sucedió.

La incomodidad tenía una razón evidente: no es que le hubiera gustado, es que los grupos más activos en la escena trumpista -especialmente, los Oath Keepers, los Proud Boys, y los Three Percenters- estaban de federales hasta la bandera.

El primer indicio se desvela observando quiénes han sido imputados por conspiración y quiénes, habiendo participado, no lo han sido. Darren Beattie, de Revolver, observó que muchos de los no imputados aparecen en las pruebas como participantes especialmente activos y agresivos en el asalto. Si no se les imputa, la única razón que cuadra es que se trata de agentes infiltrados o informantes.

Cedemos la palabra a Carlson:

«Sabemos que el Gobierno oculta la identidad de muchos agentes de la ley que estaban presentes en el Capitolio el 6 de enero, no solo el que mató a Ashli Babbitt. Según los propios documentos presentados por el gobierno ante el tribunal, esos agentes participaron en el motín, a veces de modo muy violento. Lo sabemos porque el gobierno ha echo caer todo el peso de la ley sobre la mayoría de las personas que estaban presentes en el Capitolio el 6 de enero. Se abrió una operación nacional de búsqueda y captura para identificarlos, y muchos aún siguen confinados en solitario. Pero, curiosamente, no se ha presentado cargo alguno contra ciertas personas clave que participaron en el asalto del 6 de enero”.

«Miren los documentos: el Gobierno denomina a esas personas «coautores no imputados«. ¿Qué significa eso? Bueno, significa que en potencialmente todos los casos se trata de agentes del FBI… en el Capitolio, el 6 de enero».

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