Fuente: Minghui.org

Antes que la Sra. Xiao Fengwen, de Beijing, empezara a practicar Falun Dafa en 1996, sufría muchas enfermedades, como rigidez en el cuello, hombro congelado y crecimiento anormal de los huesos. Después de empezar a practicar Falun Dafa, todos estos problemas desaparecieron.

Tres años después, en 1999, el partido comunista chino comenzó su persecución contra Falun Dafa. Desde entonces, la Sra. Xiao ha sido arrestada 10 veces, detenida durante al menos diez meses y condenada a un total de seis años y seis meses en un campo de trabajos forzados (de los cuales cumplió cinco años y seis meses).

Durante su estancia en el campo de trabajo, la golpearon, la alimentaron a la fuerza y le aplicaron descargas eléctricas. Mientras estaba encarcelada, se perdió los funerales de su madre y de su hermana mayor y la boda de su hijo.

La última detención de la Sra. Xiao fue el 2 de julio de 2019, cuando estaba en el exterior pegando carteles para crear conciencia sobre la persecución.

A continuación se relata el calvario de la Sra. Xiao durante la persecución.

Detenida y encarcelada por intentar hablar a favor de Falun Dafa

La Sra. Xiao y otros practicantes fueron a la oficina nacional de apelaciones en la mañana del 20 de julio de 1999. La policía los detuvo y los liberó esa misma noche.

Xiao fue a la oficina de apelación con otros practicantes dos veces más, una en noviembre de 1999 y otra en enero de 2000. En ambas ocasiones, los policías de la comisaría de Tiananmen los detuvieron incluso antes de que llegaran a la oficina, y los retuvieron en el centro de detención de Chaoyang durante un mes las dos veces.

En 2001 fue detenida varias veces más. Una vez fue encarcelada durante ocho días por repartir folletos de Falun Dafa. En otra ocasión, la policía la detuvo en su casa y la ingresó al centro de detención de Chaoyang, donde la ataron y le dieron de comer a la fuerza cinco veces cuando se declaró en huelga de hambre para protestar por la detención arbitraria. Se le aflojaron los dientes porque los guardias utilizaron unos alicates para forzarla a abrir la boca. Fue liberada 17 días después.

Una noche de 2001, hizo los ejercicios de Falun Dafa al aire libre. La policía la detuvo y la recluyó durante un mes.

Torturada en dos centros de detención

Para evitar el constante acoso de las autoridades, la Sra. Xiao se fue de casa. Un día, una persona la denunció a la policía mientras hablaba con otras personas sobre Falun Dafa, lo cual condujo a su detención. Durante el mes que estuvo en el centro de detención de Chaoyang, los guardias la golpearon y la alimentaron a la fuerza. La esposaron y le pusieron grilletes en una posición incómoda en la que no podía estar de pie, sentarse ni caminar normalmente. Un guardia la arrastró por el cuello hasta una oficina y le pisó la cara para humillarla.

Ilustración de la tortura: Esposada y con grilletes para causarle un malestar extremo.

En invierno, los guardias alentaban a otros detenidos a verter agua fría sobre ella y dejar que el agua se secara lentamente. Para obligarla a comer, los guardias la ataron a una puerta con los brazos y las piernas atados con cinta adhesiva en posición de águila abierta. La llamaban “la cruz”.

Recreación de la tortura: Inmovilizar a la víctima en posición de cruz.

Después de liberar a la Sra. Xiao del centro de detención en febrero de 2001, la policía la trasladó directamente a otro centro de detención y la mantuvo allí durante otros 13 días.

Poco después de regresar a su casa, la detuvieron de nuevo en marzo tras ser denunciada por unos estudiantes por hablarles sobre Falun Dafa. Estuvo recluida en el centro de detención de Xuanwu durante tres meses. Al iniciar una huelga de hambre para protestar, los guardias le introdujeron una sonda en la nariz y el estómago para alimentarla a la fuerza. Para aumentar su sufrimiento, los guardias tiraban a propósito de la sonda hacia adelante y hacia atrás, hasta el punto de que la sonda quedaba cubierta de su sangre.

Ilustración de la tortura: Alimentación forzada.

Cuando la Sra. Xiao se negó a decir su nombre, un guardia la amenazó: “La enviaré a la cárcel de hombres y haré que la violen”.

Sometida a descargas eléctricas y se pierde el funeral de su hermana

El 2 de septiembre de 2001, fue condenada a un año y seis meses en un campo de trabajos forzados por distribuir volantes de Falun Dafa. Mientras estaba detenida en el centro de expedición del campo de trabajo por negarse a ponerse en posición de cuclillas con otras reclusas, seis guardias cargaron contra ella y utilizaron picanas eléctricas para darle descargas en las sienes y en las plantas de los pies.

También la obligaron a realizar trabajos intensivos sin remuneración, como empacar palillos desechables. La encerraron en una pequeña habitación con una docena de personas. Algunos dormían en el suelo y otros debajo de la cama. La habitación tenía un retrete, pero no había agua, y el lugar olía horrible.

Más tarde, fue trasladada al campo de trabajos forzados para mujeres de Beijing, donde se negó a que le lavaran el cerebro y a abandonar su práctica. La privaron de sueño constantemente y poco a poco se volvió incoherente.

Regresó a casa el 1 de marzo de 2003, pero se enteró que su querida hermana mayor había fallecido tres semanas antes. Su hermana tuvo que cuidar sola de su madre, de 81 años, durante su ausencia. A causa del estrés físico y mental, su hermana sufrió una hemorragia cerebral que la llevó a una muerte prematura.

Detenida cuatro días antes de la boda de su hijo

Tres policías ingresaron a la fuerza a la casa de la Sra. Xiao el 23 de mayo de 2007, mientras ella se preparaba para la boda de su hijo que estaba programada para cuatro días después. La arrestaron, saquearon su casa y confiscaron cientos de libros de Falun Gong y miles de yuanes en efectivo.

La policía la condenó arbitrariamente a dos años y seis meses de trabajos forzados por la posesión de libros de Falun Gong.

En el centro de distribución del campo de trabajo, tenía que permanecer sentada en un pequeño taburete durante todo el día, mientras una reclusa la vigilaba de cerca. La castigaban si se movía. Los guardias la alimentaban a la fuerza cuando se negaba a comer. Cuando gritó “Falun Dafa es bueno” para protestar por la tortura, le taparon la boca con un trapo utilizado para limpiar el suelo.

Cuando la llevaron al campo de trabajos forzados para mujeres de Beijing, 17 guardias la vigilaron las 24 horas del día. La obligaron a permanecer sentada en un pequeño taburete y no le permitían dormir. Se negó a cooperar con las autoridades y la enviaron a un equipo especial donde la sometieron a una tortura intensiva.

En julio de 2008, Xiao fue trasladada al campo de trabajos forzados de Masanjia, en la provincia de Liaoning, donde la golpearon, la privaron de sueño y la obligaron a trabajar constantemente. Tenía que memorizar las normas de la prisión; de lo contrario, los guardias la golpeaban o le aplicaban descargas eléctricas.

Fue liberada el 31 de octubre de 2009. La condena en el campo de trabajo le hizo perder decenas de miles de yuanes y causó una enorme angustia mental a sus familiares.

Le negaron el uso del baño durante dos semanas y la obligaron a dar muestras de sangre

El 3 de enero de 2012, fue a la plaza de Tiananmen para distribuir folletos de Falun Dafa y la detuvieron. La policía la registró y confiscó los varios cientos de yuanes que llevaba en el bolsillo. La condenaron a dos años y seis meses en el campo de trabajos forzados para mujeres de Beijing. Cuando estaba en el centro de detención de Chongwen, los guardias le pusieron grilletes y la rociaron con agua caliente con pimienta.

Luego, llevaron a la cuarta brigada del campo de trabajos forzados para mujeres de Beijing. La metieron en una habitación con otras dos reclusas que la vigilaban las 24 horas del día. No se le permitía dormir, lavarse ni usar el baño. En una ocasión, no defecó durante 15 días. Más tarde la trasladaron a la segunda brigada, donde tres reclusas comprobaron su estado de salud y le sacaron sangre contra su voluntad. Incluso llamaron a la policía armada para obligarla a hacerlo.

Después fue trasladada al centro de lavado de cerebro de Wangsiying, en el distrito de Chaoyang, el 8 de julio de 2013. Xu Yong, de la división de seguridad interna, Ma, Bai, Li Shumin y Tang Huiming, de la oficina 610, junto con Lin Jing, director de un comité residencial, se turnaron para lavarle el cerebro. Se declaró en huelga de hambre y fue liberada tres días después.

Ordalías recientes

Trece personas, incluyendo a Xu Yong de la división de seguridad doméstica, Ma, Liu Tieli, Wu Xiaolong y Zhou de la oficina 610, Lin Jing del comité residencial, y cuatro policías y tres funcionarios de seguridad, arrestaron a la señora Xiao en su casa el 22 de mayo de 2014. Saquearon su casa y confiscaron sus libros de Falun Gong. La retuvieron en el centro de lavado de cerebro de Wangsiying durante un mes.

Cuando estaba de compras para el Año Nuevo Chino, el 29 de enero de 2015, tres oficiales, acompañados de Yang Qin, del comité residencial, y Wu Xiaolong, de la oficina 610, la obligaron a ir a su casa. Saquearon su casa y se llevaron varios libros de Falun Gong, cientos de folletos, un computador nuevo, dos reproductores multimedia, cinco tarjetas de memoria de computador y docenas de bolsas de plástico que utilizaba para repartir materiales de Dafa.

Primero la llevaron a la comisaría de Huajiadi y luego al centro de detención de Chaoyang por la noche. Se negó a llevar el uniforme de reclusa y se declaró en huelga de hambre.

Tres días después, los guardias la llevaron al centro de emergencias Beijing 999, donde los empleados le sacaron sangre tres veces y le hicieron un ECG dos veces sin su consentimiento. Después de permanecer detenida allí durante cuatro semanas, la Sra. Xiao fue trasladada de nuevo al centro de detención y rápidamente la policía y los agentes de la oficina 610 la trasladaron al centro de lavado de cerebro de Wangsiying, el 6 de marzo.

Después de liberarla, en todos los días festivos y aniversarios relacionados con Falun Dafa o con acontecimientos políticos importantes, la policía y los funcionarios locales la acosaban a ella y a su familia. En una ocasión, dos guardias de seguridad se quedaron fuera de su casa y la vigilaron las 24 horas del día.

La policía tocó a su puerta tres veces el 1, 2 y 5 de febrero de 2017. Ella se negó a abrir la puerta.

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