
Este viernes los iraníes fueron a las urnas en una elección que, como de costumbre en el país teocrático, nada tiene que ver con el proceso democrático que conocemos en Occidente. Los contendientes son elegidos personalmente por el dictador del país, el líder religioso y jefe terrorista Alí Jamenei.
Desde antes de la elección ya se sabía que Ebrahim Raisi, el Presidente del Poder Judicial (comparable al Presidente de la Corte Suprema en países occidentales), iba a ser el ganador, ya que el ayatolá Jamenei había expresado su preferencia por este candidato. Finalmente terminó ganando con el 61,9% de los votos.
A pesar de ser una dictadura donde la disidencia está penalizada con la muerte, hay dos grandes sectores dentro del régimen teocrático: los “moderados“, que de moderados no tienen nada pero están dispuestos a involucrar a Irán en los organismos internacionales y a participar de las reuniones de líderes mundiales; y los “radicales“, que no aceptan el dialogo con otros mandatarios y rechazan cualquier tratado internacional.
El actual y saliente presidente, Hasán Rohaní, pertenece al ala moderada, y ha visto durante su mandato el ingreso de Irán a varios organismos de las Naciones Unidas, el tratado nuclear con Estados Unidos y más. Su antecesor, Mahmoud Ahmadinejad, era un claro miembro del ala más radical, y el responsable de iniciar los programas nucleares de Irán.
Ebrahim Raisi, por su parte, también es un miembro del ala radical, y marca la vuelta del país a una “línea dura” respecto a su posición en el plano internacional, aunque ha dicho que está dispuesto a negociar con Joe Biden un nuevo acuerdo nuclear.
Raisi es un criminal internacional, actualmente sancionado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos por su promoción del terrorismo, y está acusado de crímenes de lesa humanidad por organizaciones internacionales de derechos humanos y relatores especiales de Naciones Unidas.
Particularmente, el nuevo presidente-electo fue una de los cuatro miembros del “Comité de la Muerte“, una junta provisional de justicia que se formó en 1988 para sentenciar a muerte a decenas de miles de enemigos políticos de la dictadura teocrática, y fue personalmente responsable de firmar los papeles para secuestrar, desaparecer y luego ejecutar a miles de disidentes.
El ayatolá Hosein Alí Montazerí le envió una carta en 1988 a Ebrahim Raisi y al Gran Ayatolá Alí Jomeini pidiendo que “al menos le perdonen la vida a las mujeres que tienen hijos“, ya que “la ejecución de varios miles de prisioneros en unos pocos días no se reflejará positivamente en la sociedad y no estará libre de errores“, y que “un gran número de prisioneros inocentes han sido asesinados bajo tortura por interrogadores, y en algunas cárceles de la República Islámica se viola a niñas jóvenes… Como resultado de torturas rebeldes, muchos prisioneros han quedado sordos, paralizados o afectados por una muerte crónica“.
La carta no fue respondida por el Gran Ayatolá, y Raisi le respondió brevemente que era muy importante exterminar a toda la disidencia.Muchos aseguran que Alí Jamenei tiene en sus planes que Ebrahim Raisi lo suceda como Líder Supremo y Gran Ayatolá de Irán, ya que a sus 82 años no le queda una larga expectativa de vida.
Este puesto, tal vez comparable al Papa de la religión católica, es elegido en teoría por la “Asamblea de Expertos”, pero Alí Jamenei fue elegido a dedo por Alí Jomeini antes de morir en 1989, mientras Jamenei era el Presidente del país, y se espera que con su sucesor ocurra lo mismo.
Fuente: Derecha Diario.