Por Agustina Sucri – La Prensa

ARGENTINA: La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, anunció el martes último que en el marco del Consejo Federal de Salud (Cofesa) se acordó incorporar a las embarazadas sin condiciones de riesgo al Plan de Vacunación Nacional contra el covid-19 como grupo prioritario. Ya desde principios de año las gestantes con comorbilidades estaban incluidas en este plan.

“La recomendación y conducta que se consensuó es que desde febrero las personas gestantes con comorbilidades estaban incorporadas y ahora las personas gestantes sin comorbilidades, luego de la evaluación individual de su médico de cabecera, pueden recibir la dosis contra el covid-19 en función de la información de seguridad y eficacia que tiene esta vacuna”, explicó.

Sin embargo, ninguna de las vacunas que se aplican en el país (Sputnik V, Sinopharm y Oxford/AstraZeneca) incluyeron en sus ensayos clínicos -que aún están en fase 3- a embarazadas. Este es un dato no menor a la hora de establecer con certeza cuáles son los niveles de eficacia y seguridad en este grupo poblacional.

Por lo tanto, y aunque no se advierta a las embarazadas de que esto es así, la realidad es que al recibir la vacuna ellas y sus bebés formarán parte -quizás sin saberlo- del experimento. Tanto es así, que el propio ministro de Salud de Rusia, Mikhail Murashko, afirmó en una reciente entrevista durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) que los “expertos están investigando el posible uso de la vacuna rusa Sputnik V entre las mujeres embarazadas” y que las conclusiones podrían “ser alcanzadas en unas semanas”.

“En cuanto a la embriotoxicidad entre las mujeres embarazadas, se realizaron investigaciones. Hicimos pruebas a pacientes que se vacunaron contra covid-19, y hubo pacientes que estaban embarazadas y no lo sabían (al momento de vacunarse). En este momento, estamos analizando todos los datos. Y creo que podremos sacar conclusiones en las próximas dos semanas”, dijo.

Por otra parte, Brasil anunció el 11 de mayo último la suspensión de la vacunación con AstraZeneca para embarazadas y puérperas, a partir de la recomendación de su Agencia Brasileña de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), por la muerte -tras recibir dicha vacuna- de una mujer de 35 años que cursaba la semana 23ª de gestación.

“El evento adverso grave de un accidente cerebrovascular hemorrágico se evaluó como posiblemente relacionado con el uso de la vacuna administrada a la mujer embarazada”, dijo Anvisa. Mientras que AstraZeneca explicó, mediante un comunicado, que las mujeres embarazadas y las que estaban amamantando fueron excluidas de los ensayos clínicos de su vacuna contra el covid-19 y aclaró que “los estudios en animales no produjeron pruebas directas o indirectas de daños en relación con el embarazo o el desarrollo del feto”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), que en su lista de vacunas para “uso de emergencia” ha incluido las de Oxford/AstraZeneca y Sinopharm pero no la Sputnik V, al responder si las embarazadas deben ser vacunadas con el producto de Oxford/AstraZeneca expresa en su sitio web: “Aunque el embarazo supone un mayor riesgo de covid-19 grave para las mujeres, se dispone de muy pocos datos para evaluar la seguridad de la vacuna en el embarazo”. Agrega que las embarazadas pueden recibir la vacuna si el beneficio de hacerlo “supera los posibles riesgos de la vacuna”.

“Por esta razón, las mujeres embarazadas con alto riesgo de exposición al SARS-CoV-2 (por ejemplo, las trabajadoras de la salud) o que tienen comorbilidades que aumentan su riesgo de enfermedad grave, pueden ser vacunadas en consulta con su médico”, añade la entidad sanitaria mundial.

Ante la misma pregunta sobre la conveniencia de aplicar la vacuna Sinopharm a embarazadas, la OMS reconoce que “los datos disponibles sobre la vacuna covid-19 BIBP en mujeres embarazadas son insuficientes para evaluar la eficacia de la vacuna o los riesgos asociados a ella en el embarazo”. Sin embargo, asegura que se trata de “una vacuna inactivada con un adyuvante que se utiliza habitualmente en muchas otras vacunas con un buen perfil de seguridad documentado, incluso en mujeres embarazadas”.

“Por lo tanto, se espera que la eficacia de la vacuna covid-19 BIBP en mujeres embarazadas sea comparable a la observada en mujeres no embarazadas de edad similar”, prosigue y, nuevamente, concluye que “entretanto, la OMS recomienda el uso de la vacuna COVID-19 BIBP en mujeres embarazadas cuando los beneficios de la vacunación para la mujer embarazada superen los posibles riesgos”.

Pero esta evaluación resulta complicada cuando no se dispone aún de datos definitivos sobre los potenciales efectos adversos asociados con estas vacunas ni cuáles son a ciencia cierta sus grados de eficacia en este grupo de la población que no fue incluido en los ensayos clínicos. De modo que lo cierto es que las embarazadas deberán tomar sus decisiones en función de supuestos o hipótesis. Obstetras, infectólogos y ciertas sociedades científicas argentinas mencionan como positiva la experiencia de vacunación de embarazadas en Estados Unidos, donde más de 100.000 ya recibieron la vacuna aunque allí se suministran otras (Pfizer, Moderna y J&J/Janssen) que no están disponibles en el país.  

RIESGO CONSENSUADO

Pese a que, según el Royal College of Obstetricians & Gynaecologists de Reino Unido, “alrededor de dos tercios de las mujeres que dan positivo en la prueba de covid-19 en el embarazo no presentan síntomas”, existe un consenso global que indica que las embarazadas -en especial durante el tercer trimestre de gestación- y puérperas corren mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del covid-19. Esto implica que -en caso de contraer la enfermedad- corren más peligro de requerir ser hospitalizadas, recibir cuidados intensivos, o el uso de respiradores. También señalan que se encuentran en esta situación aquellas embarazadas que padecen otras enfermedades (como diabetes, hipertensión, obesidad grados II y III). Al respecto, los CDC de Estados Unidos, sostienen que las “embarazadas con covid-19 tienen mayor riesgo de parto prematuro y podrían tener mayor riesgo de presentar otros resultados adversos en el embarazo en comparación con embarazadas sin covid-19”. No obstante, la institución no precisa en qué porcentaje aumentan todos esos riesgos.

El organismo estadounidense recomienda a aquellas mujeres que deben decidir si se vacunarán o no contra el covid-19 durante el embarazo, que consideren: “su nivel de riesgo de exposición al covid-19, los riesgos de enfermarse gravemente, los beneficios conocidos de la vacunación, y la evidencia limitada pero creciente acerca de la seguridad de vacunarse durante el embarazo”.

Uno de los profesionales de la salud que ha expresado su preocupación por la falta de información que avale la eficacia y seguridad de la vacunación contra el covid en embarazadas es el médico pediatra y clínico estadounidense David Berger. Durante una presentación realizada ante la Food and Drug Administration (FDA) en febrero último, Berger enfatizó: “Podemos empoderar a las personas mediante la provisión de la información necesaria para sopesar los riesgos y beneficios de ser vacunadas. Tales decisiones son muy personales y deben ser respetadas”.

“La transparencia por parte de los productores de las vacunas y de los gobiernos debe mejorarse. No debería ser tan difícil encontrar información. Al fin y al cabo todo se remite al consentimiento informado, que por definición significa que los individuos deben estar informados lo mejor posible para que puedan consentir el recibir o no la vacuna”, resumió.

Esta falta de información clara es uno de los motivos que han llevado en Estados Unidos a una reducción de la cantidad de embarazadas que están accediendo a vacunarse contra el coronavirus, según lo reveló un estudio de los CDC publicado el martes último en el “Morbidity and Mortality Weekly Report”, bajo el título “Cobertura de la vacunación covid-19 entre las embarazadas durante el embarazo”.

EL MIEDO COMO GUIA

Consultado sobre la conveniencia de recomendar la vacunación contra el covid a todas las embarazadas, el médico neonatólogo argentino Christian Donato admitió que, si bien este año se observa un aumento en la severidad de los casos en este grupo de la población, “en realidad no tenemos ninguna certeza de que vacunarlas vaya a hacer bien o mal: son todas hipótesis, conjeturas sobre una base experimental”.

Respecto de la tendencia a “llegar tarde a las consultas médicas” que -según coinciden los especialistas- contribuye con el agravamiento de los cuadros de covid en la población general, confirmó que también se da entre las embarazadas. “Al hacer la consulta virtual o telefónica, ante la aparición de un poco de tos o algún otro síntoma, le recomiendan que se quede en la casa, que tome paracetamol… pero todo ese tiempo que se va perdiendo, que en general es de siete a diez días, da lugar a la evolución que quizás no se daría si se interviene precozmente, en una consulta presencial”.

“Pasan esos diez días y cuando llega al centro médico ya avanzó la enfermedad. La ventaja de la consulta presencial respecto a la virtual es que uno le puede ir ganando tiempo a la evolución de la enfermedad”, insistió.

Sobre el tipo de tratamiento que se prescribe a embarazadas que contraen la enfermedad, Donato puntualizó que es igual al del resto de los pacientes: “Se les da corticoide, se anticoagula, se les da antibióticos -aunque este es un aspecto controvertido, porque en algunos sitios se les da y en otros no-, y oxígeno, según requerimiento”.

En opinión del neonatólogo, el factor miedo parece ser hoy por hoy el que domina el escenario tanto entre los médicos que recomiendan la vacuna -y se vacunan ellos mismos- como entre las embarazadas que optan por vacunarse. “Lo que se ve es que la gente está temerosa de la vacuna, pero más temerosa de la enfermedad. Aún cuando uno les pregunta si saben que es experimental, que no concluyeron los ensayos clínicos, que no sabemos qué es lo que puede causar, responden que tienen menos miedo a la vacuna que a la enfermedad.  No optan por la vacuna por convicción, el miedo es lo que domina”, ilustró.

”Lo mismo mueve a cualquier médico que optó por vacunarse: hablo con colegas que se vacunaron y que saben que es una vacuna experimental, que se están reportando diversas reacciones adversas, hay muertes evidentes que se están publicando todo el tiempo -aunque nadie las atribuye a las vacunas- y responden que se terminan vacunando por miedo”, agregó.

Por eso consideró fundamental trabajar contra la desinformación, el sesgo y los intereses políticos en torno a las vacunas y el covid-19 con el objeto de darle a las personas las herramientas necesarias para poder tomar decisiones informadas. Solo así se podrá evitar que ahora las embarazadas pongan en riesgo su salud y la de sus bebés movidas por el miedo que se busca instilar día a día.

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