Por Oriana Rivas – Panampost.com

Lo que pudo haber pasado puertas adentro del Instituto de Virología de Wuhan es una incógnita que circula en casi todo el mundo. Sin embargo, algunas señales van saliendo a flote. Esta vez le toca el turno a los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos (NIH, en inglés), ya que la institución estadounidense pudo haber borrado datos relacionados con el COVID-19, identificado por primera vez en China.

Así lo determinó una investigación reciente, que logró recuperar algunos de esos datos del Archivo de Lectura de Secuencias, donde científicos de todo el mundo depositan información de secuenciación para que otros los analicen, según la explicación del doctor Jesse D. Bloom, autor del informe.

Secuencias parciales de 13 virus fueron reconstruidas a partir de datos recuperados desde Google Cloud por el doctor Bloom, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Estados Unidos. Estas provienen de muestras tomadas a pacientes ambulatorios de Wuhan sospechosos de COVID-19 al comienzo de la pandemia.

Su análisis, arroja como resultado que el brote ya circulaba por la ciudad china antes de ser detectado en el mercado de Wuhan. No solo eso, sugiere que algunos de los primeros casos identificados en el mercado tienen diferencias genéticas con los hallados en las secuencias eliminadas. Por ende, los expertos que buscan respuestas sobre los orígenes del COVID-19 podrían estar trabajando con datos equivocados.

Dado el hallazgo, también surgen otras dudas ¿por qué borraron datos? ¿Quién dio la orden? Las posibles respuestas, no son motivo de sorpresa.

Convergencia de hechos

«Los investigadores que envían datos tienen derechos sobre estos y pueden solicitar su retiro», declaró un portavoz de los Institutos Nacionales de Salud a Washington Examiner. Cuando el medio preguntó quién del gobierno chino había pedido eliminar los datos, el portavoz solicitó al diario estadounidense «presentar una solicitud Ley de Libertad de Información». Es decir, no hubo comentarios ante la duda sobre la intromisión de China.

Lo que se confirmó por pedido del investigador que envió las solicitudes originalmente en marzo de 2020. Aunque, el instituto afirmó que hacerlo es una práctica «estándar».

Para Bloom no hay una razón lógica para eliminar los datos relacionados con el COVID-19. Menos aún con la importancia que tienen. La información sobre los primeros pacientes fue algo que reclamaron los expertos de la OMS que viajaron hasta China. Estos se quejaron de que el régimen no les permitió pleno acceso a la información.

Acá existe una convergencia de hechos: recientemente el Gran Dragón Rojo defendió la nominación del Instituto de Virología de Wuhan al Nobel de Medicina. Algunos motivos: haber identificado patógenos luego del brote y completar la secuenciación completa del genoma del virus. El WIV «confirmó que el virus COVID-19 comparte el mismo receptor funcional que el virus del SARS», reseñó el medio estatal chino Global Times.

Para marzo de 2020 fue publicado el artículo que identificó inicialmente la secuencia del virus. De los autores, 15 eran de nacionalidad china. De este total, 11 trabajaban para la Universidad de Wuhan y al menos uno para el Instituto de Virología. Washington Examiner agrega que posteriormente un artículo de junio  —vinculado al NIH y reemplazado por el original— enumeró a todos los mismos autores y agregó tres más de la Academia de Ciencias de la Universidad de China. Dicho documento no incluyó información completa sobre la secuenciación de genes relacionada con el COVID-19.

Probable «encubrimiento»

Jesse D. Bloom hizo hincapié a CNN que su estudio «no proporciona ninguna evidencia sólida adicional que favorezca la zoonosis natural o el accidente de laboratorio». Sin embargo, sí demuestra que hay secuencias adicionales antes del brote que aún se desconocen.

Aunque ha recibido algunas objeciones, ya que según otros voceros se trata de «pequeños errores científicos que rodean el intercambio de datos científicos todo el tiempo». También hay quienes está prestando atención al hallazgo y lo tildan como «encubrimiento» de parte de funcionarios chinos.

«La información eliminada podría ser fundamental para comprender cómo se propaga el virus y de dónde proviene. Estas eliminaciones son alarmantes y merecen una investigación completa por parte del Congreso y las fuerzas del orden».

El exhorto viene del senador republicano Josh Hawley, quien dirigió una carta a Francis Collins, director de los NIH y Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. Este último ha sido criticado los últimos días por sus contradicciones en torno al origen del COVID-19.

«Pero además, es insondable por qué los NIH aceptarían eliminar datos clave sobre COVID-19 en medio de la crisis de salud pública más grave en un siglo. Parece que la eliminación de estos datos de esta base de datos no se realizó para fines científicos. Más bien, podría haberse hecho para ocultar el papel del Partido Comunista Chino (PCCh) en los orígenes de COVID-19, especialmente dada la aparente afiliación de los investigadores con la Universidad de Wuhan, una institución controlada por el PCCh», advierte el senador. Su razonamiento podría estar en lo correcto.

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